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El Gobierno del PP esta vez va en serio con la Justicia: Rafael Catalá continúa

El Gobierno del PP esta vez va en serio con la Justicia: Rafael Catalá continúa
Rafael Catalá en el Congreso de los Diputados. Confilegal.
04/11/2016 06:57
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Actualizado: 04/11/2016 01:07
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Las especulaciones se dispararon hasta el último minuto en torno a quien ocuparía la cartera de Justicia. Al mediodía el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, dijo en el VI Congreso del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, que comenzó ayer en el Senado, en Madrid -y que terminará hoy-, que Rafael Catalá «ha sido» -utilizando específicamente el pretérito perfecto- «un buen ministro», disparando las especulaciones.

A nadie de este mundillo se le escapa el encuentro «discreto» que mantuvo el pasado 13 de octubre por la tarde en el CGPJ con la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, que aparecía en las quinielas como posible ministra de Justicia y también de Interior, junto con Juan Ignacio Zoido (finalmente la primera ha ido a Defensa y el segundo a Interior).

Las palabras de Lesmes hicieron creer, a muchos, lo peor. «Catalá se va a Fomento, seguro», escuchamos a más de uno.

Pero no, se equivocaron. Catalá fue reafirmado en su puesto y eso  supone, desde nuestro punto de vista, esta vez el Gobierno del Partido Popular va en serio en lo que a la reforma final de la Administración de Justicia se refiere.

¿Por qué? Porque si hubiera venido otro habría caído en la típica tentación de reinventar la rueda. Antes de mí, nada vale. La historia empieza conmigo.

Siempre sucede.

Los planes establecidos, la hoja de ruta, las alianzas personales y políticas, todo se habría ido al cubo de la basura si Catalá hubiera sido cambiado de Ministerio.

No ha sido así.

Cuando sucedió a Alberto Ruiz Gallardón, Catalá tuvo que actuar como un bombero en «El coloso en llamas».

No había una sola planta del edificio justicia que no estuviera incendiada. Con su talante -porque Rafael Catalá sí tiene talante-, supo reconducir la situación hasta el punto en el que se encuentra.

Eso hay que reconocerlo en su haber.

Sin embargo, ahora comienza la etapa más difícil. Porque hay que modernizar el edificio, dotarlo de las infraestructuras tecnológicas necesarias, reformar códigos de funcionamiento, hacer nuevas leyes consensuándolas.

El desafío que tiene ante sí, en esta nueva etapa es enorme.

¿Conseguirá reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que en el próximo Consejo los 5.500 jueces puedan elegir directamente a sus 12 representantes, como se ha comprometido?, por ejemplo.

¿Será capaz de hacer realidad los tribunales de instancia? ¿Y hacer una nueva ley de Enjuiciamiento Criminal, tan buena como la que hizo de su puño y letra Manuel Alonso Martínez en 1882, todavía vigente? ¿Asumirán los fiscales la instrucción de los asuntos penales, que ahora llevan los jueces?

¿Dispondrá de los recursos económicos que se precisan?

Su voz, ayer, minutos después de saber con certeza que continuaba, se percibía llena de alegría y de ganas. «Hay que empezar a hacer cosas ya, sin perder un minuto», dijo.

Catalá lo tiene claro. Como la mayor parte de los agentes sociales de este planeta llamado Justicia en el que nos movemos.

Es ahora o nunca.

Como se solía decir en la antigua Roma, que los hados le sean propicios y los dioses le acompañen. Por el bien de todos.

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