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Otro verano sin Miguel Ángel Blanco

Otro verano sin Miguel Ángel Blanco
Pancarta desplegada por la Comunidad de Madrid en la sede de gobierno, situada en la Real Casa de Correos.
16/7/2017 04:58
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Actualizado: 15/2/2021 13:22
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Hay fechas que quedan grabadas en la memoria colectiva. Hace unos días, el trece de julio, el calendario nos volvió a recordar un acontecimiento que marcó, para siempre, no sólo a todos los españoles de bien, también a las sociedades de los cinco continentes que igualmente recogieron la noticia cruel que llegaba, desde un rincón de nuestro país.

Hace 20 años Miguel Ángel Blanco moría a consecuencia del vil y despiadado acto cometido por los asesinos de ETA.

Vida y muerte. Relación natural y consustancial de la propia existencia.

Sin embargo, por desgracia y a consecuencia del más absoluto desprecio por las vidas de las personas, los terroristas, no permitieron que los padres, familiares y amigos de Miguel Ángel Blanco pudieran volver a apagar las velas de su cumpleaños nunca más.

El azote del terrorismo ha acompañado a los españoles durante demasiados años, hasta casi acostumbrar a la sociedad al dolor, al sufrimiento, a la crueldad. Ochocientas cincuenta y siete víctimas inocentes más el ahora recordado, M.A. Blanco. Aquí es cuando quiebra la relación natural entre vida y muerte. Y se rompe porque unos desalmados quisieron cambiar el destino de vidas por vivir, de ilusiones y sueños por cumplir.

El verano coincide, normalmente, con un período en el que aprovechamos para descansar, para pasar buenos ratos junto a familiares y amigos, en definitiva, para disfrutar de los buenos momentos de la vida. En época estival no se acostumbra tanto a la melancolía, más propia, quizá, de otras épocas del año. Es tiempo de diversión y distensión.

La melancolía y tristeza que nos acompaña desde aquel 13 de julio ya ha cumplido la mayoría de edad. Veinte años después, nos sigue siendo imposible no pensar en el dolor y en la pena que quedaron incrustados en nuestros sentimientos de por vida desde aquella fecha teñida de llanto y luto a perpetuidad. Los veranos, en España, nunca volvieron a ser como los de antes.

Querido Miguel Ángel Blanco, recién cumplidos tus primeros veinte años desde que te fuiste (desde que te obligaron a marchar), hoy quiero soplar las velas junto a ti.

Nuestro deseo sigue siendo el mismo que perseguimos desde mucho antes de tu adiós. Que sigamos gritando, bien fuerte, que ninguna idea o pensamiento, que ningún propósito u objetivo, nunca, jamás, merece aniquilar la vida de personas inocentes, como lo eras tú.

Tu vida, querido Miguel Ángel, no fue ni mucho menos en balde. Para tus padres, familiares y amigos fuiste un ser excepcional; Para toda la sociedad, te convertiste en un icono, en el símbolo que mejor ha representado en España la libertad y la esperanza.

Los veranos desde que no estás son más tristes pero gracias a ti, cada verano, recordamos mejor lo que significa la libertad y, sobre todo, la dignidad. Un maravilloso ser como tú, nos lo enseñaste a todos.

En recuerdo y gratitud a Miguel Ángel Blanco (Q.d.e.p.)

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