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¿Qué aportan a los juristas los «hackathones», incubadoras, y aceleradoras?

¿Qué aportan a los juristas los  «hackathones», incubadoras, y aceleradoras?
Los ganadores del "Hackathon" Justiapps de años pasados con la secretaria de Estado de Justicia, Carmen Sánchez Cortés -en el centro- y María Jesús González Espejo, a la derecha.
24/9/2017 06:00
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Actualizado: 01/7/2022 08:39
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En el otoño de 2015 celebramos el primer «Hackathon» realizado en España con el objetivo de mejorar la Justicia a través del desarrollo de aplicaciones móviles (www.justiapps.com).

Al finalizar, yo estaba convencida de que muy mal tenían que ir las cosas, para que alguno de los 6

0 prototipos resultantes del trabajo de los 10 equipos participantes, no terminara convirtiéndose en una»app» comercializada y explotada por una empresa. Mi ilusión y creencia era que del «Hackathon» JustiApps nacerían al menos dos o tres «start-ups».

Esta creencia vino reafirmada por el hecho de que en las  semanas siguientes a la finalización del «Hackathon», varios de los miembros de los distintos grupos me contactaron y me pidieron apoyo de una u otra forma pues su objetivo era lograr el desarrollo completo de sus respectivas aplicaciones y constituir una empresa.

Durante estas primeras reuniones ya pude detectar las dificultades que iban a encontrarse en el camino:

Primera dificultad

Derivada de la muy distinta procedencia, formación y experiencia profesional de los miembros de los distintos equipos participantes.

Lógico, pues uno de los objetivos que se propuso el primer hackathon de JustiApps – #HackTheJustice fue fomentar el trabajo en equipo de personas, que además de no conocerse entre ellas (como pasa por lo general cuando un despacho decide encargarle a una empresa de desarrollo informático una aplicación y debe aprender a trabajar con ella), tenían una formación y experiencias diversas, garantizando así también la multidisciplinariedad que genera el trabajo conjunto de  juristas, tecnólogos y profesionales expertos en el diseño y la usabilidad.

La experiencia que tuvieron los participantes, gracias a este objetivo, sabemos que fue muy enriquecedora.

Sin embargo, a la hora de pretender crear una empresa, esa diversidad, unida al hecho de que los miembros de los equipos apenas se conocían, dificultó enormemente el avance en los proyectos y su culminación en empresas.

Segunda dificultad

Se derivó de lo complejo que resulta convertir el resultado de un juego, como en cierta forma supone la participación en un Hackathon, en un verdadero proyecto empresarial.

La mentalidad de quien participa en uno de estos eventos es por lo general lúdica y como mucho dirigida al aprendizaje o a la vivencia de una nueva experiencia en un campo novedoso, el de la innovación en #LegalTech.

Pocos son los que se embarcan en la aventura con una visión largo placista y pensando en el desarrollo de un proyecto empresarial.

Por ello, una vez finaliza el evento, la mayoría pasa página y continua con actividad habitual.

«Apps» con futuro

Y, sin embargo, varias de las aplicaciones que surgieron con el «Hackathon» tenían todo lo necesario para cubrir necesidades reales.

Como, por ejemplo, la que se basada en la idea propuesta por un experimentado magistrado especializado en Derecho de Familia, pretendía servir como plataforma para la gestión integral de las relaciones entre divorciados para la correcta ejecución de todos los acuerdos derivados de su sentencia de divorcio: comunicaciones seguras entre cónyuges; comunicaciones entre cónyuges con sus abogados; todo lo relacionado con la pensión, su pago, modificaciones, etc.

Y, en general, todo aquello para lo que haga falta gestionar calendarios, el envío de comunicaciones y la fehaciencia de haberlas realizado o la consulta de acuerdos, cuyos términos no somos capaces de recordar de memoria y pueden estar en documentos distintos.

Otro ejemplo de aplicación interesante era la que pretendía servir a los Colegios de Abogados para gestionar todo lo relativo al turno de oficio y que quería incluir un sistema de notificaciones, calendarios, comunicaciones seguras, etc.

Cito estos dos ejemplos, pero había otros muchos de interés.

Pues bien, como señalaba, a pesar de su evidente interés, ninguna de estas herramientas llegó más lejos de lo que se presentó el día final del «Hackathon» al jurado que decidía que app merecía ser premiada.

Misión «evangelizadora»

¿Significa esto que los organizadores de JustiApps – #HackTheJustice fracasamos en nuestro proyecto?

Con independencia de que nosotros, los organizadores, así lo vimos inicialmente, los que de verdad saben, profesionales que llevan años apoyando el emprendimiento y el desarrollo de «start ups», nos explicaron que nuestro rol, en un sector tan poco avanzado en este campo, como el legal, era el de evangelizar, el de lograr que se presentasen muchas ideas al concurso que convocamos, el de lograr que los juristas comenzasen a entender qué significan conceptos como “Open Data”, “Código Abierto”, “Script”, “Hackathon” o “App” o el de conseguir que se participasen en el Hackathon personas con el deseo de trabajar con otros especialistas y aprender las claves del desarrollo de aplicaciones.

Hoy en vísperas ya de que se celebre la segunda edición del Hackathon #HackTheJustice, que está previsto tenga lugar el fin de semana del 17 de noviembre de nuevo en el Madrid International Lab y que reunirá de nuevo a juristas de todo tipo: abogados, procuradores, notarios, registradores, jueces, letrados de la administración de Justicia, etc., curiosos, innovadores, con ganas de avanzar y desarrollarse en los campos que el futuro e incluso, mejor dicho, el presente exige,, nos preocupa el “después” del Hackhathon.

Y ello a pesar de que el contexto ha cambiado mucho.

¿Seremos capaces de conseguir en esta ocasión  que alguno de esos equipos lleven sus prototipos más lejos y logren ponerlos en el mercado?

Hacer algo más

Si queremos lograrlo, también tenemos claro que probablemente debamos hacer  por ellos algo más cuando finalice el Hackathon.

Esta posibilidad parece hoy mucho más viable que hace dos años, pues existen diversas iniciativas de interés, que bajo la forma de aceleradoras, están apoyando el emprendimiento de base tecnológica legal y estamos seguros estarán  atentas a los productos que resulten del Hackathon.

Nos han pedido desde la redacción de Idealex que expliquemos en qué consisten las incubadoras y aceleradoras.

A nosotros nos resultó en su momento muy útil la explicación que al respecto ofrecen desde FUNCAS, institución que  realiza el informe titulado “Los servicios que prestan los viveros de empresas en España”, en el que se detallan las diferencias entre los distintos tipos de organizaciones que apoyan a los emprendedores en este país.

Según se señala en este informe, las diferencias esenciales entre las principales incubadoras y las aceleradoras estriban en que mientras que:

  • Los programas de aceleración tienen una duración determinada y más bien breve, de meses; los programas de incubación tienen un carácter más a largo plazo.
  • Las aceleradoras tienen carácter privado y fines de lucro; el 93 % de las incubadoras son públicas.
  • Las incubadoras proporcionan un espacio físico a un precio razonable a las empresas del entorno por un tiempo medio de entre 1 y 5 cinco años, las aceleradoras no suelen dotar de espacio a los emprendedores.
  • Las incubadoras tienen por objetivo proteger a las empresas de nueva creación para que crezcan sin problemas, las aceleradoras apoyan a los emprendedores para lograr que tengan éxito más rápido.

Las iniciativas que en nuestro conocimiento apoyan a los emprendedores LegalTech en España son la aceleradora de Cuatrecasas o al Legálitas Lab o a la última propuesta de este tipo que se ha presentado por otra firma de abogados, Garrigues (ver detalles).

No conocemos de iniciativas similares que se estén desarrollando en LATAM, pero en el Instituto de Innovación Legal, estamos muy interesados en saber de ellas, si es que existen.

En resumen, quienes tengan proyectos LegalTech interesantes tienen por fin ya la opción de solicitar apoyo a alguna de las aceleradoras existentes, promovidas por algunas de las grandes firmas de este país, normalmente con la colaboración de empresas tecnológicas.

No tenemos constancia de la existencia de ninguna incubadora especializada en LegalTech, pero seguro que si algún proyecto es de interés, alguna de las existentes con foco multisectorial, podría dar apoyo a sus promotores.

Está claro que el ecosistema de la #LegatTech en España está cambiando y que cada vez más organizaciones, empresas y profesionales apuestan por el desarrollo de tecnología para el sector.

La colaboración entre quienes estamos llevando a cabo las iniciativas pioneras es clave para lograr avanzar más y mejor y desde el IIL tendemos la mano a todos aquellos que apuesten por nuestros mismos objetivos.

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