Luis Díaz Güell es el editor del libro "Remunicipalizacion, ¿ciudades sin futuro?".
«La remunicipalización es una bandera falaz que han levantado los partidos populistas», afirma Carlos Díaz Güell
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04/12/2017 06:05
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Actualizado: 20/5/2019 23:48
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«La remunicipalización es una bandera falaz que han levantado los partidos populistas», afirma Carlos Díaz Güell»La remunicipalización es una bandera falaz que han levantado los partidos populistas en España. Porque cuando hablan de remunicipalizar lo hacen con el sentido de hacer creer que algo que no es municipal debe volver a serlo. Y eso no es cierto», afirma Carlos Díaz Güell, editor del libro «Remunicipalizacion, ¿ciudades sin futuro?».
«Todos los servicios públicos siguen siendo municipales. Lo que pasa es que, mediante un cierto tipo de concesiones y por un tiempo, han sido cedidos a empresas privadas. Mediante un estipendio correspondiente pactado y acordado», añade.
Desde el punto de vista de Díaz Güell, Podemos tiene muy fácil el discurso. Un discurso que no duda en calificar de demagógico y antiguo. El de que los servicios públicos están en manos del gran capital y de las multinacionales.
«Ese discurso es muy demagógico pero que tiene buena venta. Hoy hay grandes compañías españolas que se ocupan de la recogida de basuras, de la atención a mayores o del alumbrado público que cuentan de su lado con un factor muy importante, el ‘know how’, una tecnología que les ha permitido ser empresas muy potentes en el campo internacional y que están dando servicio en una cantidad enorme de países en condiciones y garantías homologables con lo que son los estándares de nuestro entorno», cuenta quien también es editor de Tendencias del Dinero y Anuario de la Innovación en España.
Desde su punto de vista, hay un sentimiento raro en la sociedad española, donde las ideas progresistas venden mucho más que las liberales.
La empresa sigue jugando el papel de malo y es la única que crea puestos de trabajo.
«La respuesta sigue estando en los sistemas de colaboración de gestión mixta»
«Mantener ese discurso de buenos y malos no conduce a nada. Es eficacia frente a ineficacia -dice-. Yo creo que la respuesta sigue estando en los sistemas de colaboración de gestión mixta, con participación de la empresa privada en el sector público. Es lo que ha venido funcionando con eficacia hasta ahora. Lo que debe hacer la Administración municipal es exigir el cumplimiento de lo que se ha acordado si no se cumple. Y si no lo hacen, como diría el otro, leña al mono hasta que hable inglés».
Díaz Güell explica, para que todo el mundo lo tenga claro, que de lo que se está hablando es de servicios de limpieza de las ciudades, de los baches, de los parques municipales, del alumbrado público, del suministro de agua, no de sanidad ni de educación.
«Lo que aporta el sector privado al público es una mayor eficiencia, un menor coste, una mayor eficacia y una mayor rentabilidad para el sector público que, en definitiva, depende de los presupuestos generales del Estado. Y eso es importante porque la Comisión Europea obliga a las Administraciones públicas a ser exquisitas con su endeudamiento y con su déficit. No vale ya decir, todo lo cargamos al déficit y caiga quien caiga», señala.
Para ver cuál es el grado de eficacia de la Administración pública hay datos relevantes e importantes que merecen la pena ser señalados.
«El primero, por ejemplo, saber cuántos trabajadores públicos tiene este país. Este país no sabe cuántos trabajadores públicos tiene. Porque mientras hay unos que dicen que tiene 3,5 millones de trabajadores públicos. Otras fuentes, como el INE o la EPA, dicen que tiene 3 millones. Y unas terceras dicen que llega hasta los 3.400.000. En capitales importantes se está hablando de jornadas laborales de 35 horas semanales. En el sector privado de 40 horas semanales. Ahí se nota una enorme disfunción que después tiene una gran repercusión en el precio final».
¿Demonizar a las empresas privadas?
Díaz Güell no entiende porqué hay que demonizar a las empresas privadas. Porque si no han dado los resultados esperados es porque la Administración municipal no ha sido capaz de exigir y de controlar la actividad y la actuación de esas empresas concesionarias de actividades municipales. Y lo peor de todo es que se generaliza.
«Todos los servicios públicos requieren financiación, y elevada. Muchos de ellos requieren un gran desarrollo tecnológico. Por ejemplo, el suministro de agua a una gran ciudad es un asunto enormemente complejo que requiere fuertes inversiones en tecnología. ¿Lo puede desarrollar el sector público?, claro que sí. Pero ¿a qué coste y en qué condiciones? Se ha demostrado que la empresa privada normalmente es más operativa y más eficiente y eficaz. El sector privado es más eficaz que el sector público. Por ejemplo, mientras que en una televisión privada se requiere una persona para hacer una cosa, en la televisión pública se requieren cuatro», cuenta.
De acuerdo con el editor de «Remunicipalizacion, ¿ciudades sin futuro?», volver a fórmulas olvidadas en el tiempo, como las que plantea Podemos, que dieron un resultado nefasto, «es un error». Así de claro.
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