La «Tercera Vía» de Tony Blair propició la colaboración pública y privada
Tony Blair devolvió al poder al Partido Laborista después de 29 años en la oposición gracias a la llamada "Tercera Vía".

La «Tercera Vía» de Tony Blair propició la colaboración pública y privada

|
27/1/2018 06:00
|
Actualizado: 16/4/2018 17:24
|

La «Tercera Vía» fue el nombre que se dio a una serie de propuestas políticas que plantearon un sistema económico de economía mixta y el centrismo, o reformismo, como ideología. Y la bandera que devolvió al Partido Laborista, de la mano de Tony Blair, al poder después de 28 años en la fría oposición. Un poder que detentaron durante 13 años, hasta 2007.

Promovida por el sociólogo Anthony Giddens, no sólo fue abrazada por Blair, también fue adoptada por el entonces canciller alemán socialdemócrata Gerhard Schröder, el primer ministro holandés, Win Kok, o la presidenta chilena, Michelle Bachelet. 

Nació como una revisión al conservadurismo de la primera ministra Margaret Thatcher, quien aplicó recetas neoliberales.

Sin embargo, el concepto de la «Tercera Vía» no buscó revertir la globalización de los mercados, sino que buscó una convivencia pacífica entre las políticas de desarrollo social y la libre actividad de la empresa privada.

En síntesis, la «Tercera Vía» intenta agrupar lo positivo del «laissez faire» capitalista como del mercado totalmente controlado del marxismo-leninismo.

Algunos de sus proponentes han descrito a este planteamiento como una síntesis de capitalismo y socialismo; un proyecto que buscaba explícitamente ser un punto medio entre el liberalismo y el socialismo.

El auge de la «Tercera Vía» se debió principalmente al agotamiento de las políticas socialistas tradicionales, sobre todo en la Unión Europea, según se cuenta en el libro «Remunicipalización: ¿ciudades sin futuro?».

Compatibilizar capitalismo y socialismo

Su objetivo era compatibilizar los valores tradicionales del centro-izquierda, como la solidaridad social, la justicia social, la responsabilidad y las oportunidades con los postulados económicos del libre mercado, como la reducción de intervencionismo y de los impuestos.

Hace veinte años, el Gobierno de Blair privatizó puertos, aeropuertos, desaladoras, concesiones municipales de basuras, gestión de ferrocarriles, etc., muchos de cuyos servicios fueron a parar a manos de empresas españolas en un claro ejemplo de que lo importante no era el color de los gatos sino, como decía el líder chino comunista, Deng Xiao Ping, que cazaran ratones… de forma eficiente y a un precio asequible.

En un discurso frente a hombres de negocios en la Bolsa de Cereales de Londres, Blair insistió en la necesidad de «apartarse de las creencias dogmáticas según las cuales sólo el sector privado o el sector público están en condiciones de hacer todo […]. La época de aplicar impuestos y gastar está enterrada. Lo que buscamos es construir una sociedad donde el sector privado trabaje mano a mano con el público».

Esta política de Blair dio sus frutos

De acuerdo con estudios realizados, esta política de Blair dio sus frutos. Un informe, elaborado en 1998 por la Oficina Nacional de Auditoría, concluyó que el servicio en las telecomunicaciones, había mejorado significativamente.

Y en una menor proporción en la electricidad, el gas y los acueductos, después de la privatización.

Desde la privatización de Telecom, por ejemplo, y la introducción de los teléfonos digitales, hubo 50 veces menos fallos en las llamadas locales.

De la misma manera, el costo de las llamadas telefónica bajó en un 49 por ciento en términos reales, el costo del servicio de gas un 31 por ciento y la luz un 20 por ciento

Las excepciones fueron la gestión del agua y el alcantarillado que requirieron de fuertes inversiones en infraestructuras y en I+D*i a consecuencia de los estándares ambientales europeos, a los que los ingleses tuvieron que adaptarse y a décadas de inversiones insuficientes.

Noticias Relacionadas:
Lo último en Áreas y sectores