Una estudiante de derecho embarazada en Estados Unidos sigue las clases desde su casa gracias a un robot-tableta
La exteniente Tess Messiha quiere ser abogada; en la foto de la izquierda jurando su cargo junto a su marido, al fondo, y en la de la derecha, "atendiendo a clase" a través de su robot.

Una estudiante de derecho embarazada en Estados Unidos sigue las clases desde su casa gracias a un robot-tableta

Tess Messiha estudia primero de Derecho en la Irvine School of Law de la Universidad de California, al sur de Los Ángeles, en la costa oeste de Estados Unidos. Entre 2006 y 2015 sirvió en la Armada de su país, donde alcanzó el grado de teniente.

En la «Navy», que es como allí la llaman, se enamoró de Evan Messiha y se casó. En su última etapa, antes de cambiar de vida, sirvió en el mismo navío, el USS Peleliu. Entre enero de 2015 y mayo de 2017 estuvo destinada en la OTAN, dentro de la estructura militar norteamericana que planificaba, coordinaba y ejecutaba múltiples ejercicios navales con las armadas de Polonia, Lituania, Estonia y Letonia.

Después de eso, la pareja de militares decidió dar un giro a su vida y sentar la cabeza y se establecieron en Los Ángeles.

Querían tener familia, pero seguir prosperando, así que Tess Messiha se matriculó en primero de Derecho. Hasta ahí todo normal. Estaba embarazada, pero con lo que no contaba la exteniente de la Navy es que las últimas tres semanas de enero su, condición iba a transformarse en embarazo de alto riesgo y que el médico le iba a ordenar los menores movimientos posibles.

¿Ir a clase? ¿Asistir con esas condiciones? Ni hablar del peluquín, le dijo el doctor. O una cosa o la otra.

O las dos. Porque la exteniente Messiha cuando quiere una cosa va a por ella.

Así que se puso en contacto con la decana, Elizabeth Schroeder, para preguntarle qué se podía hacer.

Messiha tuvo suerte. La asistente del decano tuvo una idea que la Facultad puso en funcionamiento dos días después.

Schroeder se puso en contacto con el Centro de Servicios para Discapacitados de la Universidad y allí e informaron que en otro departamento habían utilizado un robot-tableta para que otro estudiante no perdiera ninguna clase.

Y la cosa funcionaba.

Casi de inmediato, la decana procuró otro robot-tableta para Tess Messiha. Básicamente consistía en una tablet grande, montada dentro una estructura de 1 metro 20 centímetros de alto. La conexión se producía a través de la red, por wifi, entre la Facultad y su casa..

Para que la cosa funcionara, Schroeder, además de instruir a Messiha en su funcionamiento, informó a los profesores de que la aspirante a abogada asistiría a sus clases a través del robot-tableta.

La exteniente Messiha, hay que decirlo, tuvo sus dudas al principio, pero al final todo funcionó muy bien.

«Sabía que no había ninguna forma de asistir presencialmente y que esta era la solución más cercana a ese objetivo. Una vez que conseguí que varios compañeros accedieran a ayudarme, llevando el robot de una clase a otra y que lo pusieran a recargar para el día siguiente, lo probé. Confiaba en que el experimento funcionara, y funcionó», explica.

El robot le permitía no sólo escuchar a los profesores o las preguntas de sus compañeros, también puede hacer preguntas ella misma o contestar a las que le hagan los profesores.

«Mis compañeros ‘me llevaron’ de clase en clase y pocas veces tuve dificultades técnicas, ya fueran auditivas o visuales. Más del 98 por ciento del tiempo pude ver y escuchar a mis profesores con claridad. No perdí nada», añade.

La exteniente de la «Navy» dio a luz a principios de febrero y gracias a «su robot» no perdió ningún un sólo día de clase durante esas tres semanas en que tuvo que quedarse en la cama.

«No te puedes imaginar la emoción que sentí cuando su marido me envió un e-mail, a las 11 de la noche del 8 de febrero, una hora después de que Tess diera a un luz un precioso bebé», recuerda la decana Schroeder.

La futura abogada estaba muy agradecida por haber podido hacer uso del robot para comenzar el segundo trimestre. «Espero que otros se beneficien en el futuro también de esta experiencia», dice Messiha.

Es posible que los robots, en un futuro, encuentren un lugar en los despachos de abogados, pero como todo, su uso puede ser múltiple. En este caso, evitó que una estudiante de derecho perdiera tres semanas de clases y que perdiera parte de su primer año por sus ausencias. La tecnología tiene estas cosas, para bien más que para mal.

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