Lesmes se enteró de que Grande-Marlaska era el nuevo ministro del Interior por los periódicos
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11/6/2018 12:19
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Actualizado: 11/6/2018 12:19
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Carlos Lesmes, el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, tenía, hasta ahora, dos hombres de la máxima confianza en el órgano de gobierno de los jueces: José María Macías, abogado y magistrado en excedencia, y Fernando Grande-Marlaska, magistrado expresidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
Por eso, la sorpresa ha sido mayúscula para la máxima autoridad de la justicia española al enterarse por los medios de comunicación, como el resto de los mortales, de que uno de los suyos se marchaba como nuevo ministro de Interior al Gobierno que había forjado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras ganar la moción de censura a Mariano Rajoy.
Grande-Marlaska, vocal elegido por el PP, no le avanzó nada.
Ni siquiera cinco minutos antes de que se hiciera el anuncio oficial, cosa que no le ha sentado nada bien, según nos informan nuestras fuentes en el CGPJ.
«Se esperaba que, por lo menos, hubiera advertido al presidente de su nombramiento siquiera un tiempo prudencial en avance. Por lealtad institucional, se entiende», cuentan.
Grande-Marlaska guardó silencio.
La realidad es que Lesmes y Grande-Marlaska estaban pasando por una fase de total y completa incomunicación, por parte del primero.
El presidente no le perdonaba a Grande-Marlaska que hubiera votado a favor de habilitar a José Ricardo de Prada para que fomara parte del tribunal de la Audiencia Nacional que iba a decidir sobre si los 16 condenados por el caso Gürtel, primera etapa, debían entrar en prisión o no, tal como había solicitado la Fiscalía Anticorrupción.
Con la Permanente dividida por la mitad, 4 votos a favor y 4 en contra, el presidente se vio obligado a hacer uso de su voto de calidad para deshacer el empate e impedir que De Prada se saliera con la suya.
El otro hombre de confianza, José María Macías, no sorprendió a nadie. Votó en contra, con su presidente.
De Prada, magistrado progresista, fue quien redactó la parte de la sentencia, que precipitó los acontecimientos del cambio de Gobierno, en la que se declaró probada la existencia de la “caja B” dentro del PP.
El enfado de Lesmes, comprensiblemente, era mayúsculo.
Porque tanto Grande-Marlaska como Macías habían sido elegidos personalmente por él para formar parte del «sanedrín» que es hoy la Comisión Permanente, el máximo órgano del CGPJ entre los plenos mensuales, que conforman 7 vocales y Lesmes, en este último año de mandato. Eran dos de sus elegidos.
Y así se aprobó en el Pleno del 25 de enero pasado.
Grande-Marlaska cumplía su mandato de cinco años al frente de la Sala de lo Penal de la Nacional y no podía renovar por ser vocal del CGPJ.
De no haberle escogido Lesmes, habría tenido que convertirse en magistrado de a pie de una de las cuatro Secciones que conforman la Sala. De esa forma entraron en el campo de juego esta primavera el ministro del Interior y Macías. El primero por Gerardo Martínez Tristán y el segundo por Álvaro Cuesta.
Mientras los acontecimientos comenzaban a producirse a gran velocidad, merced a la moción de censura del PSOE contra Mariano Rajoy, también se sucedieron los contactos tras las bambalinas para montar el Gobierno que finalmente ha salido.
Fueron días en los que Grande-Marlaska guardo el secreto, como Sánchez, su presidente, había esperado de él.
Obviando lealtades que sólo un mes antes habían parecido indestructibles.
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