Carmen Calvo, mosqueada con Dolores Delgado por su papel en la rectificación de la demanda de Bélgica
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y la ministra de Justicia, Dolores Delgado; ambas apoyaron no representar legalmente a Llarena ante el Juzgado belga donde los separatistas presentaron su demanda contra el magistrado por supuestamente vulnerar su presunción de inocencia. Pool Moncloa/ César P. Sendra/Confilegal/Carlos Berbell.

Carmen Calvo, mosqueada con Dolores Delgado por su papel en la rectificación de la demanda de Bélgica

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30/8/2018 10:02
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Actualizado: 30/8/2018 10:02
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La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, está muy mosqueada con la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por el «papelón» p0r el que le hizo pasar el pasado domingo, cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ordenó hacer público un comunicado rectificando la decisión de no representar al magistrado Pablo Llarena ante el Juzgado belga en el que los 5 separatistas fugados habían presentado una demanda contra el juez, según ha podido saber Confilegal de fuentes bien informadas.

En la comparecencia del Consejo de Ministros del viernes pasado, Calvo afirmó que a Llarena no debía ampararle el poder ejecutivo sino el poder judicial.

Lo que sí va a hacer el Gobierno, llegado el caso -dijo la vicepresidenta-, cuando la demanda sea admitida, será «defender la soberanía jurisdiccional de España».

Es decir, indicarle a la justicia belga «que no se puede inmiscuir en procedimientos» del espacio propio español, «que debe ser inmune», afirmó.

Calvo «compró» la versión de la ministra de Justicia.

Pero nadie le explicó los detalles procedimentales, como la importancia de la vista preliminar en la que el juez belga -que no tendrá acceso a la demanda hasta el próximo 4 de septiembre, cuando tenga lugar el acto- tiene que decidir sobre la inmunidad de jurisdicción y la soberanía española y que no estar presentes suponía abrir dejar las puertas abiertas de par en par a ello.

Tampoco nadie le explicó «el incendio» que se estaba produciendo en el poder judicial, con 6 de las siete asociaciones de jueces manifestándose públicamente contra la decisión de la ministra del ramo, y el gran malestar existente en el Consejo General del Poder Judicial, que había dado amparo al magistrado Llarena, en el Tribunal Supremo, del que forma parte Llarena, la carrera judicial, la fiscal, además de la abogacía.

Un choque de trenes sobre el que nadie le advirtió

Era un choque de trenes en toda regla lo que se estaba gestando; una crisis entre el poder ejecutivo y el poder judicial, y nadie se lo advirtió. 

La intervención de varios compañeros de Gobierno ante Sánchez, la tarde del sábado, en la finca de Quintos de Mora, en Toledo, donde se celebró el «retiro espiritual» del Gobierno, el sábado pasado, abrió los ojos del presidente del Gobierno, que rectificó la decisión inicial, y con ello la decisión de la ministra de Justicia y la vicepresidenta del Gobierno, de carambola. 

Dos días antes, el jueves, el Ministerio de Justicia había hecho público un comunicado en el que distinguía entre las declaraciones del Llarena ciudadano y el Llarena magistrado, y concluía que correspondían al ciudadano.

«La demanda presentada en Bruselas incluye también referencias a expresiones o manifestaciones privadas realizadas por el juez Llarena ante las que el Gobierno no puede actuar, puesto que esto supondría defender a un particular por afirmaciones de carácter privado ajeno a su función», se pudo leer.

Cuando se tomó esas decisión, sobre la mesa de la ministra de Justicia había dos informes de la Abogacía del Estado, órgano técnico por excelencia, que validaban la representación legal a Llarena porque fueron realizadas como magistrado. Sin ningún género de duda.

Calvo, al parecer, no ha encajado bien unas críticas a su persona que no le habrían correspondido de haber conocido bien los detalles.

Y tampoco que el presidente del Gobierno -que no quiso hacer ningún tipo de sangre-, le haya «leído la cartilla» siquiera de forma indirecta, como así ha sido. 

La vicepresidenta del Gobierno, y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, es doctora y profesora -en excedencia- en Derecho Constitucional por la Universidad de Córdoba, y jurista de reconocido prestigio, y lleva muy mal «meteduras de pata» como esta, sobre todo cuando no son culpa suya. 

Las fuentes consultadas por Confilegal recuerdan, y subrayan, que Calvo tiene «una memoria de elefante». 

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