La Audiencia de Madrid prohíbe a un guardia civil usar armas durante 8 años por disparar a las casas de sus vecinos
La explicación que dio el agente cuando ocurrieron los hechos fue que se “había tomado un par de copas” y se le había ido “la gaita”. Foto: EP

La Audiencia de Madrid prohíbe a un guardia civil usar armas durante 8 años por disparar a las casas de sus vecinos

Sucedió en octubre de 2014, en el madrileño barrio de Tetuán
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11/12/2018 14:03
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Actualizado: 11/12/2018 16:53
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La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a un guardia civil a una multa de 3.000 euros y a la prohibición de portar armas durante ocho años por haber disparado a las casas de sus vecinos.

Además, tendrá que indemnizar con 4.121 euros a una vecina y a dos compañías de seguros.

La Audiencia de Madrid lo considera responsable de un delito continuado de daños, con la agravante de alteración psíquica, mientras que lo absuelve de un delito de homicidio en grado de tentativa del que lo acusaba por la Fiscalía.

El Ministerio Público pedía siete años de cárcel.

La sentencia señala que el agente padece una dependencia al alcohol, lo que en el momento de los hechos alteró de forma grave sus capacidades volitivas e intelectivas.

El suceso tuvo lugar el 24 de octubre de 2014, en el madrileño distrito de Tetuán, que cada dos por tres es escenario de reyertas de dos bandas latinas rivales que luchan por su control, los Trinitarios y los Dominican Don’t Play.

Apostado desde su vivienda con el arma reglamentaria, el agente disparó contra ventanas de edificios cercanos de forma “indiscriminada”. Ocho balas en total. 

Cuando ocurrieron los hechos, el agente estaba de baja laboral.

Cuatro de los proyectiles impactaron en el salón de una casa donde se encontraban una mujer y su hija. Se hallaban en la cocina.

Otras dos balas fueron disparadas contra viviendas en las que en esos momentos no había nadie en su interior.

Tras el aviso de los vecinos, la Policía acudió al domicilio del guardia civil, donde encontró tres casquillos de bala y otros cinco en la calle.

Se le intervino el arma reglamentaria, dos cargadores con varios cartuchos cada uno, una caja de munición con 19 balas y otra con 25, y los casquillos mencionados.

Los agentes que le interrogaron lograron que confesase que había disparado con su arma reglamentaria desde la ventana. Les dijo que se “había tomado un par de copas” y se le había ido “la gaita”, según informaron en su momento fuentes policiales.

El guardia civil declaró en el juicio que en aquel momento estaba de baja por una dolencia en un hombro y que se encontraba en tratamiento psicológico a raíz de formar parte de una unidad antiterrorista en el País Vasco entre 2001 y 2004.

Dijo no recordar nada de lo que ocurrió aquel día.

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