Venezuela encabeza las solicitudes de asilo en España con un 40% del total pendientes de resolución
Según el Instituto Nacional de Estadística, la cifra oficial a 1 de enero de 2018 se registra en España 255.071 personas nacidas en Venezuela con nacionalidad extranjera o española. Un 450% más que en 1998 y de las cuales un 30% llegó a partir de 2016.

Venezuela encabeza las solicitudes de asilo en España con un 40% del total pendientes de resolución

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13/2/2019 06:15
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Actualizado: 13/2/2019 15:46
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España registró en 2018 un nuevo récord en el número de personas que han solicitado asilo en el país. En total, fueron 54.065 los expedientes admitidos a trámite, según los datos que ha hecho públicos este martes  la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

Con respecto a 2017, la cifra ha aumentado en un 73%.

Nuestro país sólo aceptó una de cada cuatro peticiones de asilo en 2018, según CEAR.

Al mismo tiempo, el Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo (OBIMID), que pertenece al Instituto de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia Comillas, presentaba  el libro “El éxodo venezolano: entre la emigración y el exilio”.

En él se destacan las cifras de la migración venezolana a consecuencia de la situación política y social del país, e indica que la venezolana es la nacionalidad que más asilo solicita en España.

También este país centroamericano encabeza el ranking de solicitudes rechazadas. 30 resoluciones favorables por 1.495 rechazadas.

Le siguen Colombia, Siria y Honduras.

Según la directora de CEAR, Estrella Galán, estas cifras colocan a España «como uno de los peores países de la UE para el refugio», con niveles incluso peores que Grecia o Italia y muy por detrás de Suecia y Alemania.

“A día de hoy, Venezuela encabeza con creces la lista de solicitudes de asilo en España, con un 40% de las solicitudes que están a espera de resolución. Asimismo, Venezuela es el país que ocupa el primer lugar de entradas de extranjeros a España”, indica Katrien Dekocker, autora del capítulo del libro en el que se habla de la inmigración venezolana en España.

Para los autores del libro, con independencia de la época de llegada y de los motivos de la emigración, la gran mayoría de los venezolanos que han migrado a España se sienten en el exilio porque la salida del país no es un proyecto de vida, sino que está forzada por las circunstancias políticas, sociales y económicas del país.

Sorprendentemente, los estudios revelan que la gran mayoría no se arrepiente de haber tomado la decisión y alegan que no regresarán, signo claro de desesperanza ante un posible cambio.

Situación límite en Latinoamérica

En agosto de 2018, tres millones de personas, según la Organización Mundial de las Migraciones (OIM), habían salido de Venezuela.

Esta es otra de las consecuencias de lo que se está viviendo en el país, donde alimentos y medicinas escasean.

La salida masiva ha provocado que Venezuela ya sea el tercer país en el mundo en solicitantes de asilo, por detrás de Afganistán y de Siria, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).  

De los siete países analizados de CEAR en el informe (Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Grecia, España y Suecia), España es el que peor tasa de admisión presentó en 2018.

Asimismo, Galán subrayó que en 2018 «se batió un nuevo récord» en cuanto a solicitudes presentadas (54.065), mientras que el ejercicio concluyó con 78.710 peticiones pendientes de resolver.

A su juicio, la situación revela  el atasco que vive el sistema», quien reclamó «más medios materiales y humanos para garantizar el acceso al procedimiento y a su resolución».

En cuanto a la posibilidad de que este año se superen las 70.000 solicitudes, Galán lo vio «posible, aunque perfectamente asumible» por la población española.

Y los países limítrofes están acogiendo a todos estos migrantes. “Según los datos de las autoridades nacionales de migración y otras fuentes, los países de América Latina y el Caribe albergaban a aproximadamente 2,4 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela, mientras que otras regiones albergan a los restantes 600.000”, afirma Joaquín Eguren, coordinador del OBIMID. También hay fuentes (Universidad Simón Bolívar o el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) que cifran el número de migrantes en cuatro millones.

El libro, que puede descargarse de manera gratuita y que está patrocinado por la OIM, la Fundación Konrad Adenauer y por la Universidad Ruiz Montoya de Perú, es fruto del trabajo de investigación de varios estudiosos de las migraciones en el espacio iberoamericano centrándose fundamentalmente en nueve países receptores de la migración venezolana: Colombia, Brasil, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, República Dominicana, México y España.

En este sentido, el libro también aborda la especial problemática en las fronteras.

“Los autores aportan información sobre lo que sucede en las fronteras de Colombia y Brasil con Venezuela. Según el estudio, empiezan a observarse señales de rechazo y discriminación hacia los venezolanos en algunos países como Ecuador, Perú, Chile y del lado de Brasil en la frontera con Venezuela”, asegura Cecilia Estrada, investigadora del IUEM y una de las autoras del informe.

“Lo que ocurre con este éxodo supone un enorme desafío, no solamente para los países receptores de él, sino para el sistema institucional iberoamericano de migración en su conjunto que se ha ido organizando desde el Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, aprobado en su XVI Cumbre de Montevideo (Uruguay) en noviembre de 2006. Ante ello, tendrán que tomar nuevas medidas de coordinación en el espacio iberoamericano”, señala Eguren.

El éxodo venezolano también ha llegado a España

Según el Instituto Nacional de Estadística, la cifra oficial a 1 de enero de 2018 se registra en España 255.071 personas nacidas en Venezuela con nacionalidad extranjera o española. Un 450% más que en 1998 y de las cuales un 30% llegó a partir de 2016.

Como indica el informe, hasta el año 2014, la comunidad venezolana era casi invisible en el escenario migratorio español y se caracterizaba por el alto nivel adquisitivo, profesional y cultural. Pero en los últimos años ha cambiado su perfil.

“A partir del año 2015 su fisonomía cambia y sobresale como una emigración de supervivencia y con argumentos como el hambre, la falta de medicamentos, la inseguridad personal y jurídica, la persecución política de quienes luchan por un país diferente o la necesidad de enviar dinero a quienes se habían quedado sobreviviendo en el país”, argumenta Dekocker.

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