El fiscal general de Colombia presentó la renuncia 24 horas antes de ser cesado por la Corte Suprema
El fiscal general, Néstor Humberto Martínez Neira, a la izquierda, con Fabio Espitia Garzón, quien ocupará el cargo temporalmente a la espera de que la Corte Suprema de Colombia nombre a un sucesor.

El fiscal general de Colombia presentó la renuncia 24 horas antes de ser cesado por la Corte Suprema

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16/5/2019 06:15
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Actualizado: 16/5/2019 10:04
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Néstor Humberto Martínez Neira, fiscal general de la Nación de Colombia, renunció irrevocablemente a su cargo «en desacuerdo» con la sentencia de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que tumbó la extradición a Estados Unidos del excomandante de la desaparecida guerra FARC, Jesús Santrich, y ordenó su puesta en libertad.

Una renuncia que se produce 24 horas antes de la reunión que el Pleno de la Corte Suprema –el organismo al que le corresponde su nombramiento– en la que, previsiblemente, se iba a decidir su cese, según el prestigioso periodista colombiano Gonzalo Guillén.

«El fiscal general presentó su renuncia porque sabía que iba a ser cesado mañana (por hoy, jueves), cuando estaba prevista la celebración de un pleno de la Corte Suprema y se iba a votar», explicó Guillén a Confilegal.

«Martínez Neira trató de influir para que no se produjera, pero vio que era imposible. Por eso aprovechó la sentencia de la JEP, que es una excusa que no se sostiene. Porque, además, la Fiscalía que él dirigía no presentó ninguna prueba contra Jesús Santrich», añade Guillén.

Guillén presentó una denuncia contra Martínez Neira ante la Fiscalía de los Estados Unidos el pasado mes de diciembre por blanqueo de capitales y evasión de impuestos.

El periodista lo acusó de poseer propiedades, empresas y cuentas corrientes en el extranjeros que no estaban declaradas en Colombia y que tenían relación directa con Estados Unidos. También reveló que tenía bien ocultos en España. Y desafió al entonces fiscal general de denunciarlo, cosa que Martínez Neira jamás hizo.

UNA RENUNCIA EN RUEDA DE PRENSA

El fiscal general del Estado dimitió públicamente en rueda de prensa casi una hora y media después de hacerse público el fallo.

«Este desafío al orden jurídico no será refrendado por el suscrito; mi conciencia y mi devoción por el Estado de derecho me lo impiden. Por ello he presentado mi renuncia irrevocable», declaró.

Seuxis Paucias Hernández Solarte, verdadero nombre de Jesús Santrich, llevaba en prisión desde abril de 2010. Estados Unidos pidió su extradición para que respondiera a los cargos de narcotráfico.

La JEP, que es un sistema de justicia alternativo creado por los acuerdos de paz para juzgar a exguerrilleros, militares y civiles, concluyó que no existían elementos que justificaran la extradición y mandó a la Fiscalía su liberación.

Además de Martínez Neira, también renunció la vicefiscal María Paulina Riveros, por lo que la responsabilidad será asumida por Fabio Espitia Garzón, jefe de la Unidad Delegada ante la Corte Suprema, que será la que nombre al próximo fiscal general.

En Colombia, a diferencia de España, en la que el fiscal general del Estado es propuesto por el Gobierno, es la Corte Suprema la que lo nombra. Y también la que puede cesarlo.

UN FISCAL EN TELA DE JUICIO APODADO «DOCTOR CIANURO»

Martínez Neira estaba contra las cuerdas desde principios de 2018.

Su gestión ha estado rodeada de sospechas de corrupción por su relación, antes de convertirse en fiscal general, como abogado –y socio director del despacho DLA Piper Martínez Neira– con Corficolombiana, con una empresa que formaba una UTE con la multinacional brasileña Odebrecht para la construcción de una gran autovía que cruzaba todo el país.

Al frente del departamento de auditoría interna de Corficolombiana se encontraba Jorge Enrique Pizano, quien reveló a Martínez Neira, en 2015, cuando éste era el abogado de esa empresa, las «decenas de contratos irregulares» que había descubierto, con decenas de millones de euros de sobreprecios, documentos duplicados o trabajos sin ejecutar.

Pizano murió envenenado por la ingesta de cianuro de una botella de agua a principios de noviembre pasado, pero dejó grabado que había contado todo a Martínez Neira.

Pocos días después falleció el hijo menor de Pizano, Alejandro, quien había viajado desde Barcelona, donde vivía con su mujer y su hijo pequeño, también de la misma forma: Bebiendo de una botella de agua envenenada con cianuro.

Un segundo testigo, Rafael Merchán, secretario de Transparencia del presidente Juan Manuel Santos, del que Martínez Neira fue ministro de Presidencia hasta junio de 2015, «se suicidó» con cianuro en diciembre pasado.

El director general de Medicina Legal de Colombia, el forense jefe, Carlos Eduardo Valdés, dimitió una semana después tras dos décadas de carrera profesional.

Todos estos acontecimientos le valieron a Martínez Neira el apodo de «doctor Cianuro» por parte de los manifestantes que pidieron en Bogotá su dimisión.

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