Las luces y las sombras de las rentas vitalicias, un producto financiero que gana adeptos pese a su complejidad
Su sofisticada contratación puede hacer que a su finalización se pierda una parte importante del mismo.

Las luces y las sombras de las rentas vitalicias, un producto financiero que gana adeptos pese a su complejidad

Su sofisticada contratación puede hacer que a su finalización se pierda una parte importante del mismo
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29/5/2019 06:15
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Actualizado: 30/5/2019 10:09
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A cierre del pasado marzo, 28.728 personas mayores de 65 años transformaron el dinero logrado con la venta de algún elemento patrimonial (por ejemplo, una segunda vivienda, fondos de inversión, acciones, etc.) en una fuente garantizada de ingresos de por vida, según señala Unespa a través de su portal Estamos Seguros.

Las rentas vitalicias aseguradas ganan terreno como sistema de previsión complementario.

Estas personas se acogieron a las ventajas fiscales que se establecieron para este producto a raíz de la última reforma del IRPF. Estas rentas vitalicias acumulan un volumen de ahorro bajo gestión de 2.554 millones de euros.

Sin embargo, este crecimiento no está exento de complejidad. Como ya comentamos en un reportaje anterior publicado en Confilegal. 

El Ministerio de Economía y la Dirección General de Seguros han alertado de la comercialización de Seguros de Rentas Vitalicias, que afectan sobre todo a la población jubilada.

La situación más habitual que se da es que en el momento de rescatar parte de este producto financiero el inversor se encuentra, especialmente que por diversas circunstancias ha perdido parte de ese dinero que entregó como cantidad de dicho producto financiero.

Los datos recopilados por Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones (ICEA) –el servicio de estadísticas y estudios del sector seguros en España– muestran cómo, al acabar el primer trimestre, las aseguradoras velaban por 234.934 millones de euros de sus clientes, tras anotar un incremento interanual del 3,3%. De esa cantidad, 192.080 millones corresponden a productos de seguro, un 3,88% más.

Los restantes 42.854 millones constituyen el patrimonio de los planes de pensiones cuya gestión ha sido encomendada a entidades del sector. Este último importe es un 0,78% superior al anotado el ejercicio anterior por estas mismas fechas.

Las rentas vitalicias y temporales constituyen el producto más relevante en términos de ahorro gestionado. Acumulan unas provisiones técnicas de 89.428 millones de euros, un 2,12% más que un año atrás.

Para Carlos Lluch, corredor de seguros, “estamos ante un seguro antiguo que en el ámbito anglosajón se llama endowment, se trata de seguros destinados a crear dotes, bien por tiempo definido o hasta que uno muera”.

Su diferencia con el fondo de pensión, sistema acumulativo que se alimenta con aportaciones periódicas para tener un dinero al final, es que la renta vitalicia, tengo un capital y lo quiero convertir en una renta periódica.

Lo más tradicional, según Lluch es “que, para generar una renta vitalicia, seguro y no producto bancario, entra en liza la esperanza de vida de la persona».

«En esta situación la compañía de seguros calcula lo que va a vivir el ahorrador, si muere antes, gana el asegurador, si muere después gana el ahorrador”.

Para este experto es importante “a la hora de saber lo que nos toca, restar del dinero que recibo periódicamente los gastos de la operación financiera, con lo cual obtengo la provisión matemática de balance y le aplico el interés que voy a tener».

«De esta forma la aseguradora me va devolviendo una parte de capital y otra de intereses como un sistema de amortización inverso”. A este efecto, la compañía devuelve el capital que le prestamos más unos intereses que va generando repartido a lo largo de los años.

El problema de perder dinero

Si se vive mas años del periodo pactado con la aseguradora, ésta tiene la obligación de seguir pagando al interesado “es una renta vitalicia que se paga hasta que fallezca el particular en un compromiso a largo plazo”, apunta.

Si por algún motivo quiere recuperar parte de ese dinero “debe incluir un derecho de rescate, que la compañía de seguros se lo cobra. Hay más gastos y se invierte más a corto que a largo plazo, es un producto menos rentable”.

A juicio de este experto es interesante este producto “lo importante es que su comercialización se haga de forma correcta y el interesado tenga claro todo lo que firma».

«No se cobra todo el capital adelantado en esa renta vitalicia al final del contrato en la mayor parte e los casos”, aclara este experto, quien destaca que recibe consultas múltiples sobre este asunto.

“Realmente te devuelven tu dinero de forma progresiva, pero sin intereses”.

«Para los interesados con familia, muchas veces sus hijos cuestionan que se quede ese dinero en productos de renta vitalicia».

«La familia no está satisfecha de meter ese dinero en dicho producto porque en caso de fallecimiento la aseguradora se quedaría con todo el dinero, como ya pasó en algún caso que salió en los tribunales”, señala.

«Los test de idoneidad son útiles para saber si pueden acceder a esta renta vitalicia y al mismo tiempo hay que hacer distintas preguntas al ahorrador sobre su entorno familiar y situación actúa», añade.

«Un producto de este tipo, sobre todo cuando vence de forma anticipada puede generar problemas en esa familia porque antes de su fecha final el beneficiario sería la propia aseguradora como ya he explicado”, apunta Lluch.

En cuanto a otros datos sobre dicha comercialización, se destaca la pujanza de seguros individuales de ahorro a largo plazo (SIALP). Estas pólizas, popularmente conocidas como Planes de Ahorro 5, movían 4.055 millones al acabar marzo y crecen un 22,6% con carácter interanual.

La evolución de los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) también es llamativa.

Estos seguros alcanzan a cierre del primer trimestre los 13.505 millones y registran un crecimiento interanual del 8,5%. Mientras, los capitales diferidos anotan un alza del 3,1% y acumulan 50.311 millones de euros.

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