La Fiscalía y el resto de partes acuerdan una pena de 25 años para un hombre que asesinó a su expareja quemándola viva
Carlos Peña cerró el pasado lunes un acuerdo con las acusaciones para ser condenado a 30 años y 8 meses de prisión. Foto: EP

La Fiscalía y el resto de partes acuerdan una pena de 25 años para un hombre que asesinó a su expareja quemándola viva

Han rebajado 5 años la pena pactada inicialmente al apreciar la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas
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16/10/2019 15:26
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Actualizado: 16/10/2019 15:53
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La Fiscalía y el resto de partes personadas en el juicio a un hombre por el asesinato de su expareja en Alcúdia (Mallorca) en 2016, quemándola viva en su casa, con su hijo de 22 meses dentro, han acordado finalmente una pena de 25 años para el asesino confeso, Carlos Peña.

El asesino confeso cerró el pasado lunes un acuerdo con las acusaciones para ser condenado a 30 años y 8 meses de prisión, y en la vista admitió los hechos ante el tribunal del jurado de la Audiencia Provincial de Baleares.

En la sesión de hoy, en la que las partes han expuesto sus conclusiones definitivas, la Fiscalía ha informado que se ha modificado la pena pactada inicialmente de 30 años porque han apreciado una atenuante de dilaciones indebidas ya que el juicio se suspendió por «motivos de lentitud en la acción de la justicia» desde noviembre de 2018 a octubre de 2019.

A efectos prácticos, la pena de cumplimiento efectivo no varía respecto a la acordada inicialmente. Será de 25 años de prisión.

Este sujeto lleva en prisión provisional desde el 30 de junio de 2016.

EL VIVO EJEMPLO DE ‘LA MATÉ PORQUE ES MÍA’ Y ‘NO VA A SER DE NADIE MÁS’

El letrado de la acusación particular ha manifestado hoy ante el jurado popular que éste es el «vivo ejemplo de la maté porque es mía» y de que «no va a ser de nadie más y me da igual».

También ha resaltado el hecho de que Carlos Peña eligió una manera «especialmente dolorosa» porque actuó «con odio, queriendo que esa persona sufra».

Por su parte, el abogado representante de la comunidad autónoma ha criticado que Peña haya «justificado sus hechos culpabilizando a la víctima».

El letrado ha citado algunas de las frases que el confeso dijo durante su declaración el pasado lunes, tales como «no podía imaginar que mi hijo creciera en manos de otro hombre» o «solo quería marcarla», y harelacionado este tipo de frases con el tratamiento que se le daría «a una res, a un objeto de su propiedad», algo, que según ha dicho, «refleja odio y machismo».

Tras la intervención de todas las partes, Carlos Peña ha hecho uso de su último turno de palabra.

«Solo quiero decir a la familia que lo siento mucho y que yo siempre la tendré en mis pensamientos», ha dicho.

EL SUFRIMIENTO DE LA VÍCTIMA FUE ‘MÁXIMO’, DECLARA UN FORENSE

Antes de la exposición de las conclusiones definitivas ha declarado un médico forense, que ha señalado que el sufrimiento de la víctima fue «máximo», y ha constatado que falleció como consecuencia de las quemaduras que sufrió quemaduras en el 80% de su cuerpo, con quemaduras de segundo grado profundo en las piernas.

«Es una de las situaciones de mayor sufrimiento que puede experimentar una persona», ha manifestado otro forense.

Tras múltiples intervenciones, la víctima acabó falleciendo el 8 de agosto de 2016. Tenía 34 años.

El niño sufrió quemaduras de primer grado en la cara y una pierna, que afectaron a menos del 10% de su cuerpo, así como contusiones.

En la sesión de ayer declararon peritos de la Guardia Civil que intervinieron y señalaron que «con menos gasolina» hubiera bastado para matar a la víctima y que si ésta no hubiera escapado por la ventana con su hijo de 22 meses, el niño también hubiera fallecido, ya fuera por la inhalación de humo o por las lesiones provocadas por las llamas.

Ayer también declararon distintos testigos, entre ellos personal del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) 061 que atendieron a la víctima, y agentes de la Policía Local.

Tanto los técnicos del SAMU como un agente de la Policía Local coincidieron en el miedo y el dolor que la víctima estaba experimentando tras sobrevivir al ataque y escapar de su domicilio para poner a salvo a su hijo.

DIJO QUE ELIGIÓ QUEMARLA PORQUE SABÍA QUE IBA A SER ‘DOLOROSO’

En la primera jornada del juicio, el asesino confeso admitió los hechos.

Dijo que su intención no era matarla y que«solo iba con intención de marcarla» quemándola después de que ella le anunciara la víspera que quería romper la relación.

Según explicó, su motivación era que la mujer le había dicho que había iniciado otra relación y que él no quería que su hijo creciera con otro hombre.

 «Solo quería marcarla, se me fue de las manos, yo no quería llegar a ese extremo», afirmó.

También dijo que es alcohólico, que se había estado emborrachado y drogando antes del crimen, y explicó que llegó a coger a su hijo en brazos y se despidió de él sabiendo las consecuencias de su acto.

Apuntó, además, que tenía intención de suicidarse, si bien admitió que cuando llegó la Policía, avisada por una vecina, estaba tomando una cerveza.

ASÍ OCURRIÓ EL CRIMEN

Según el relato hecho por el fiscal, el hombre y la víctima llevaban un tiempo con una relación inestable. El 28 de junio de 2016, mantuvieron una discusión y la mujer le dijo que no quería continuar con él.

El hombre se marchó de la casa advirtiéndole que volvería a matarla; pasó la noche fuera y a la mañana siguiente, sobre las 7.30 horas, volvió a la casa con un litro de gasolina, decidido a acabar con la vida de la mujer.

Él sabía que el niño dormía con la madre habitualmente y se aprovechó de que al ser muy temprano sus víctimas todavía no se habrían despertado.

Sin embargo, para entrar en la vivienda tuvo que golpear fuertemente la puerta porque la mujer la había cerrado por dentro con un alambre la noche anterior. El ruido alertó a la mujer, que salió de la habitación y se encontró con el acusado. En ese momento, la roció deliberadamente con gasolina al pie de la puerta del dormitorio y le prendió fuego con un encendedor.

El hombre era consciente de que de este modo dejaba a la mujer sin posibilidad de defenderse y aumentaba «inhumanamente» su dolor. En el juicio admitió que eligió este método porque sabía que iba a ser doloroso. También sabía que el fuego se podría propagar rápidamente y alcanzar al menor, que estaba durmiendo en el dormitorio.

Tras ser atacada, la mujer pudo apagar el fuego que le envolvía y, tras esto, cogió al menor y saltó al exterior con él en brazos, por la ventana de la habitación.

Consiguió escapar del lugar con el niño y la perra de la familia conduciendo su coche hasta la casa de su madre, donde llegó gravemente afectada por las quemaduras, pidiendo auxilio.

«Mamá, me muero; me ha quemado, me muero de dolor», dijo a su madre.

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