Enrique Gil Botero, secretario general de IberRed: «Los resultados que se van a obtener van a ser impresionantes»
El secretario general de IberRed y de la COMJIB, Enrique Gil Botero, fue elegido por aclamación el pasado mes de julio en Medellín, Colombia, en el marco de la Reunión de la XXI Asamblea Plenaria de la COMJIB. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Enrique Gil Botero, secretario general de IberRed: «Los resultados que se van a obtener van a ser impresionantes»

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27/10/2019 06:45
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Actualizado: 27/10/2019 02:39
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Mañana lunes, y hasta el miércoles, el Ministerio de Justicia de España, en Madrid, va a ser la sede de la VIII Reunión Plenaria de puntos de contacto y enlaces de la Red Iberoamericana de Cooperación Jurídica Internacional –conocida por su nombre corto, IberRed–, que este mes cumple su 15 aniversario.

Una reunión a la que España le ha dado la máxima importancia. Estará presidida por la ministra de Justicia, Dolores Delgado, a la que acompañarán el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, la fiscal general del Estado, María José Segarra, y Enrique Gil Botero, secretario general de IberRed y de la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos (COMJIB).

Gil Botero, que fue elegido por aclamación el pasado mes de julio en Medellín en el marco de la Reunión de la XXI Asamblea Plenaria de la COMJIB, es el hombre clave en el objetivo de actualizar y potenciar IberRed, de la que forman parte 22 países iberoamericanos.

Exministro de Justicia de Colombia, expresidente del Consejo de Estado de su país y exmiembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que tiene su sede en Washington, Gil Botero tiene ante sí uno de los mayores retos de su vida profesional.

De esto precisamente, de la importancia de IberRed y de esta VIII Reunión Plenaria, hablamos en su despacho de la COMJIB, organismo que forma parte de la Secretaria General Iberoamericana, y que tiene su sede en el madrileño paseo de Recoletos, no muy lejos del monumento a Cristóbal Colón que, con su dedo, apunta al Nuevo Mundo.

La forma de hablar de Gil Botero tiene la musicalidad colombiana. Es un hombre afable, que mira a los ojos, que te transmite la seguridad de que puedes confiar en él.

Señor Gil Botero, para que me aclare: ¿De qué manera va a afectar IberRed a nuestras vidas de ciudadanos?

Esto va a acelerar las comunicaciones de todo tipo entre los 22 países. Tanto en intercambio de información de todo tipo, de pruebas, como de extradiciones.

Antes, enviar una solicitud por vía consular se demoraba seis meses. Con IberRed se va a hacer en cinco minutos.

El presidente de la Audiencia Nacional española, el magistrado José Ramón Navarro, con el que estuve hablando, se mostró muy interesado en IberRed. Porque va a aumentar la eficiencia de su órgano judicial. Sin duda. Lo mismo que al resto de las Administraciones de Justicia iberoamericanas. Todos nos vamos a beneficiar.

Los resultados que se van a obtener gracias a IberRed van a ser impresionantes.

¿IberRed Lo conforman 21 países?

22.

¿También Puerto Rico?

También Puerto Rico. Forma parte de IberRed, sí [se ríe]. La idea es que esté funcionando en el primer semestre del año entrante.

Por IberRed está interesada hasta Rusia, que ha mandado averiguar lo que somos.

¿Los puntos de contacto podrían convertirse en el canal de solicitud de las extradiciones?

Perfectamente. Mire, le voy a contar una anécdota de cuando fui ministro de Justicia, durante 17 meses.

Yo ordené la extradición de don Mario, un paramilitar. Llevaba 4 años en los calabozos de la fiscalía esperando su extradición. ¡Cuatro años!

Hice 317 extradiciones en 17 meses. Mandé gente para Italia, Estados Unidos…, para todas partes. Acabé con ese gran atasco.

Esto, con IberRed, se va a agilizar mucho. Va a ser maravilloso.

Gil Botero en el vestíbulo de la Secretaría General Iberoamericana, en pleno centro de Madrid, España, que es donde tiene su sede central la COMJIB e IberRed. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Sin embargo, dejando aparte el aspecto técnico, la clave va a estar en el factor humano. Y más concretamente en el compromiso de esos países para que los responsables de los puntos de contacto sean los mismos.

Ese va a ser el objetivo de esta reunión plenaria: Que el personal que atienda esos puntos de contacto en cada uno de los países que conforman IberRed –algunos tienen dos y hasta tres puntos– tengan la capacitación necesaria es vital.

Los resultados que se van a obtener en un corto espacio de tiempo son muy valiosos.

Por eso he hecho un gran hincapié a todos los países que es necesario que envíen a los puntos de contacto. A las personas que van a estar al frente de esos puntos de contacto.

La gente que va a recibir la información requerida de otros países y que va, a su vez, a enviar los requerimientos, en función de sus necesidades oficiales.

¿La inversión que se va a hacer en esta actualización de IberRed va a ser en software y hardware?

Todo. Vamos a renovar lo que hay, pero con un estándar alto de mucha seguridad. Queremos que sea la de los notarios, que tiene la máxima certificación en Europa y en España.

¿Es usted consciente de que los diferentes países iberoamericanos avanzan a diferentes velocidades en materia de Justicia?

Sí, claro. Al menos, estratégicamente, hay que pensar en unos países que sean punta de lanza, como México, Colombia, Argentina, España… Con unos 10 países, inicialmente, con unos puntos de contacto fuertes y comprometidos, el resto los seguirán, por inercia.

No soy, para nada, un soñador. Soy muy realista.

IberRed es, además, de una magnífica idea, una potentísima herramienta de colaboración en la lucha contra el crimen.

«Hay que repotenciar la COMJIB, la situación financiera es muy precaria»

Usted ha sido presidente del Consejo de Estado de Colombia, ministro de Justicia y miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. ¿Este es uno de los mayores desafíos a los que ha tenido que hacer frente en su carrera?

Todos los trabajos tienen sus complicaciones. Este es un reto. Porque, en lo relativo a la COMJIB, la situación financiera es muy precaria.

Hay que repotenciarla para cumplir la justificación y la razón para la que fue creada: que es la de trazar políticas públicas en materia de justicia en Iberoamérica.

En este sentido voy a buscar una línea de proyectos para presentar, por ejemplo, en materia de política penitenciaria y carcelaria iberoamericana, que es un problema transversal de todos nuestros países. Generaríamos una serie de principios rectores para que se vayan incorporando en las legislaciones de los diferentes países donde se trate el tema de la dosimetría penal, de la proporcionalidad de la pena.

Igualmente, con ello se conjura el hacinamiento. Si conjuramos el hacinamiento estamos haciendo protección de los derechos humanos.

O una serie de políticas de rehabilitación. Por ejemplo, las colonias agrícolas. Para mí eso me parece interesantísimo. Donde las personas tienen que trabajar o estudiar si quieren que se redima la pena o que se bajen tantos días por tantos días de trabajo.

Además, el manejo de dinero les va a permitir costear su Seguridad Social o pensión de vejez.

Este problema es común a todos los países iberoamericanos, a excepción de España, Portugal y Andorra. Es más, lo extendería al norte, a Estados Unidos y Canadá.

Hay problemas terribles. El último asunto que resolvimos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos fue el caso de una persona que llevaba 25 años en el corredor de la muerte. Desarrolló una esquizofrenia, consecuencia de ese tiempo en ese lugar.

Lo sacaron el día anterior a ir a ejecutarla. Aunque Estados Unidos no forma parte de nuestra Corte, muchas veces hacen lo que les decimos. Este fue uno de esos casos.

Otro muy interesante fue el de una ciudadana jamaiquina que tenía SIDA y la iban a deportar. Mandamos un exhorto argumentando que no podían hacerlo porque enviarla a su país era condenarla a muerte porque no había con qué tratarla. Y la dejaron. Se logran cosas.

La COMJIB e IberRed comprenden a 22 países iberoamericanos de ambos lados del Atlántico, entre los que se encuentran España, Portugal y Andorra, por el lado europeo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Cómo de importante es el problema del hacimiento en las cárceles iberoamericanas?

Muy importante. Vaya usted a las cárceles de Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina… El hacinamiento y la violación masiva de los derechos humanos es una realidad terrible.

Esa sería una línea.

Otra es la del acceso a la justicia. Buscar la implementación de la inteligencia artificial, como se está haciendo en algunos países, para la ayuda de la argumentación para quien tiene que decidir sin que lo reemplace.

Algunos países, como Estonia, China o Argentina han iniciado ese camino…

En infracciones de tránsito, se me ocurre, se podría aplicar, donde todo es muy administrativo, se me ocurre.

Podemos hacer muchas cosas, pero para eso necesitamos recursos.

Veo que su paso por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le ha dejado marca.

Y en el Consejo de Estado de Colombia, donde tenía muy presente la aplicación de los derechos humanos. Entonces me tocó conocer lo que pasó en la época dura, dura, dura y del narcotráfico. Allí llegaban los casos más espantosos. Porque aparecía implicada, bien por acción o bien por omisión, la fuerza pública.

Sacamos sentencias muy interesantes en materia de derechos humanos. Yo fui ponente en muchas de ellas.

Entre los 17 y los 27 años, siendo un adolescente, trabajé en el poder judicial, mientras hacía y terminaba mi carrera. Aquella fue una formación muy apropiada porque conocí en profundidad cómo operaba la Administración de Justicia.

Eso me sirvió, y no sabe cómo.

Tanto la secretaria general Iberoamericana, Rebeca Grynspan, como la ministra de Justicia, Dolores Delgado, subrayaron, durante la presentación de su persona, el pasado 16 de septiembre, la unanimidad que hubo en su nombramiento. Aclamación, fue la palabra que utilizaron. ¿Esa circunstancia le pesa?

No, es un respaldo a mi persona que me compromete mucho más. De todas formas, aunque no hubiera sido por aclamación, estaría igualmente comprometido porque es una bella misión y un trabajo muy interesante.

Mi objetivo es generar los medios para hacerlo realidad. Estoy en la fase de aterrizaje, con las preocupaciones lógicas.

De usted dicen dos cosas: que es muy diplomático y muy persuasivo. ¿Se identifica?

[Se ríe abiertamente] Precisamente me nombraron para eso, para buscar soluciones a las dificultades que hoy enfrenta la COMJIB.

Estoy convencido de que todas nuestras democracias tienen que tener una justicia fuerte. Cuando hay corrupción o ineficiencia en la Justicia se pone en peligro la democracia.

El juez es el que controla la legitimidad la legalidad del poder. Y si damos punzadas a la justicia, damos punzadas a la democracia.

«Estoy convencido de que todas nuestras democracias tienen que tener una justicia fuerte. Cuando hay corrupción o ineficiencia en la Justicia se pone en peligro la democracia»

Con respecto a la COMJIB, ¿cómo la va a reforzar?

Actualmente estamos haciendo una evaluación. Desde el punto de vista financiero, realmente, en el momento, la viabilidad está difícil, poniendo las cosas negro sobre blanco.

Es muy importante la recaudación cuotas de los países para nuestro funcionamiento. Hay países que nunca han pagado.

Yo quiero hacer un llamado para que los países cumplan con sus cuotas. Países como Costa Rica u Honduras no han ratificado el Tratado. Mi interés es promover los estímulos necesarios para que los Congresos [parlamentos] de esos países procedan a la ratificación y comiencen a pagarlas.

Quizá aquí la clave resida, desde el punto de vista de cada país miembro, en saber qué sacan de esto.

Costa Rica es uno de los países que más se ha beneficiado, por ejemplo.

¿Cómo?

En el programa cero papel. También en otros aspectos. Estamos en vías de solucionarlo.

Este asunto, el de la recaudación de cuotas, reviste una gran importancia. El mero funcionamiento de la planta de personal de la COMJIB, que somos cuatro personas, no hay siquiera una secretaria o una persona para comunicaciones.

Está el secretario, la coordinadora, una técnica y el que maneja la parte económica. Las cuotas de los países que están aportando no alcanzan para pagar los sueldos de esos funcionarios.

Los gastos de funcionamiento representan 328.000 euros y la recaudación está entre 282.000 y 340.000 euros anuales. Esta es una situación grave. Estoy preocupado por esto.

Se han perdido todos los donantes. El único que todavía nos mantiene es AECID, pero nos tiene congelada todo tipo de ayuda por la administración pasada. Mientras no precluya, no dona. Y mientras tanto, nosotros, ¿qué hacemos? ¿Cómo funcionamos?

No le queda más remedio que buscar salidas.

Así es. Estoy instando a los países a que paguen sus cuotas y a que hagan una cuota extraordinaria o adicional. Tengo confianza en que todo saldrá bien.

Enrique Gil Botero en su despacho de Madrid. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

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