‘Crimen de los tirantes’: Lanza dice que atacó a Laínez ‘por instinto’ al pensar que este le quería ‘matar’
La Fiscalía y las acusaciones, tanto la particular como la popular, que ejerce VOX, piden 25 años de prisión por un delito de asesinato agravado por motivos ideológicos. Foto: EP

‘Crimen de los tirantes’: Lanza dice que atacó a Laínez ‘por instinto’ al pensar que este le quería ‘matar’

Sólo ha respondido a las preguntas de su abogado
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08/9/2020 16:01
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Actualizado: 08/9/2020 16:06
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El acusado del ‘crimen de los tirantes’, Rodrigo Lanza, ha afirmado hoy en el juicio que el 8 de diciembre de 2017 golpeó «por instinto» a Víctor Laínez porque pensó que este le quería «matar».

Laínez falleció cuatro días después.

Rodrigo Lanza ha declarado hoy en la Audiencia Provincial de Zaragoza, en la segunda sesión del nuevo juicio por este caso.

Las acusaciones piden 25 años de cárcel por un delito de asesinato agravado por motivos ideológicos.

Lanza se ha negado a responder a las preguntas de la fiscal y las acusaciones, contestando únicamente a su defensa, que ejerce el letrado Endika Zulueta.

En su declaración, el acusado ha explicado que ha sido detenido en tres ocasiones, y que en 2006 fue condenado por lesiones a un policía local de Barcelona -que quedó tetrapléjico-, que trasladó a Zaragoza en 2008, donde está empadronado, y que trabajaba en un restaurante del barrio de La Madalena.

Lanza ha declarado que aquel día, al concluir la jornada laboral, tomó unas consumiciones en el establecimiento en el que trabajaba, y se dirigió al bar donde trabajaba un amigo suyo, donde bebió un tubo, para después esperarle en otro local, donde se encontró con otro amigo con el que, junto con otras personas, bebió cerveza y chupitos de tequila.

A continuación, vio al primer amigo con dos chicas y les acompañó al bar ‘Tocadiscos’.

Ha contado que en este establecimiento «había poca gente» y que vio al camarero hablando con un hombre.

Su amigo le comentó que una persona que se encontraba en la barra, Víctor Laínez, «era un conocido fascista del barrio».

Ha dicho que él se lo tomó «como nada» y que continuó la conversación «con otros temas».

Según ha relatado, al cabo de unos minutos, ese hombre le mira y él se acerca, aunque Lanza no lo había visto «nunca», y el acusado intercambió «palabras» con Laínez, aunque ahora no lo recuerda «muy bien».

Ha asegurado que Laínez le llamó «sudaca» y le exigió que se fuera a su país. «No me acuerdo si le llamé racista o fascista y me fui» durante la «tensa» e «incómoda» conversación, ha añadido.

Lanza ha afirmado que fue «muy imbécil» al hablar con Laínez, «una estupidez de borrachera» y se quedó «avergonzado» porque las dos mujeres del grupo se lo reprocharon.

Ha dicho también que una de las chicas «se empezó a poner nerviosa» y le dijo que Laínez no dejaba de mirar el teléfono móvil y de mandar mensajes, por lo que tuvieron «miedo» y decidieron marcharse «para evitar problemas».

De acuerdo al relato de Lanza, salió a la puerta del bar, su amigo le gritó ‘ojo, que lleva una navaja’, se giró y vio a Laínez a dos metros de distancia «con una navaja en la mano» que «brillaba».

El acusado ha reconocido que pegó una patada en el estómago a Laínez y ha asegurado que éste se le abalanzó «con el cuchillo», intentando «alejarlo con patadas con la pierna».

«En ese momento empieza a tirarme navajazos hacia la cara, el pecho, el cuello y yo empiezo a pensar que me va apuñalar«, ha relatado.

Según su versión, ambos forcejearon y Laínez entró de nuevo en el bar, momento en que Lanza le pegó «un puñetazo en la cara», cayendo Laínez al suelo.

Lanza ha declardo que dejó de oír «todo» y de ver -cuando le golpeó en el suelo- hasta que escuchó a alguien que le decía que parara, tras lo que volvió en sí mismo, vio a Laínez «aturdido» en el suelo y observó «un objeto brillante debajo de la banqueta», y se fue.

Ha dicho que pensó que Laínez tenía «una lesión facial», no que pudiera fallecer.

«En ningún momento pensé que iba a poder causar el daño que he causado», ha expresado el acusado.

Tras salir del bar, cogió su bicicleta, que había dejado en las inmediaciones, y se marchó por el Camino de las Torres, parando en la avenida de Cesáreo Alierta, donde se sentó junto a un portal y rompió a llorar.

A continuación, fue a un bar donde trabajaba una amiga suya, a quien pidió hielo, y después se fue a casa y se acostó.

Ha contado que al día siguiente comentó «lo ocurrido» con su compañero de piso y se fue a trabajar, solicitando trabajar en la cocina y no de camarero ese día, haciendo vida normal hasta que el día 11 le detuvo la Policía Nacional.

El día en que fue detenido recibió una llamada de la Policía Nacional, que le exigió que compareciera en la Jefatura Superior de Aragón, a lo que él respondió que iría con un abogado, con el que contactó por teléfono tras varias llamadas.

Dos policías «super amables» le arrestaron cuando entraba en el portal de su casa, según ha dicho.

LA DECLARACIÓN DE LOS TESTIGOS

En la sesión de hoy también han comparecido varios testigos.

Una agente de la Brigada de Información de la Policía Nacional ha afirmado que Lanza «no se entregó voluntariamente» y que los facultativos que atendieron a Laínez en el Hospital Clínico le indicaron que la víctima falleció a causa de un traumatismo cráneo-encefálico causado con «un objeto contundente».

También ha dicho que el ataque a Laínez fue «sorpresivo y por la espalda», sin que tuviera capacidad de defensa.

Otro agente que se personó en el establecimiento en el que tuvo lugar la agresión a Laínez ha declarado que la víctima tenía «la cabeza hinchada y sangraba por todo», tenía problemas para respirar y «los ojos, prácticamente, se le salían de las órbitas».

Un tercer agente ha dicho que un testigo les comentó que el agresor llevaba «algo contundente en la mano» y que encontraron a Laínez «ahogándose en su propia sangre».

Ninguno encontró la navaja a la que alude Lanza ni el objeto contundente.

ADVERTENCIA A UN MIEMBRO DEL JURADO: ‘A LA SIGUIENTE’ SE LE IMPONDRÁ UNA MULTA DE 150 EUROS

Al inicio de la sesión, la magistrada presidenta del tribunal del jurado, María Josefa Gil, ha advertido a un miembro del jurado que ayer interrumpió la sesión en varias ocasiones para hablar, que a la siguiente le impondrá una multa de 150 euros y le tomará testimonio por un presunto delito de obstrucción a la justicia.

La defensa había pedido que sustituyera a este miembro del jurado por uno de los dos suplentes, al considerar que esta persona había «quebrado el orden de la sala» y le había faltado al respeto en al menos cinco ocasiones, «exteriorizando su interés en la causa y pretendiendo contaminar al resto de miembros del jurado».

La juez ha trasladado a ese miembro del jurado que con sus interrupciones, «no solamente falta al respeto del letrado, sino también a toda la sala», insistiendo en que esta conducta «no se puede aguantar».

En noviembre de 2019, la Audiencia Provincial de Zaragoza condenó a Rodrigo Lanza a 5 años de prisión como autor responsable de un delito de lesiones dolosas con alevosía, en concurso ideal con un delito de homicidio imprudente, con la agravante de cometer el delito por discriminación referente a la ideología y con la atenuante de arrebato.

Tanto el veredicto como la sentencia fueron recurridos por las partes y el Tribunal Superior de Justicia los anuló y ordenó la repetición del juicio.

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