Abogada del turno de oficio: «Mi cliente padecía hepatitis C y VIH, escupía y golpeaba, y yo sin estar vacunada»
Sylvia Córdoba relata una asistencia en la que pasó mucho miedo con una detenida que le hizo temer seriamente por su integridad. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Abogada del turno de oficio: «Mi cliente padecía hepatitis C y VIH, escupía y golpeaba, y yo sin estar vacunada»

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16/6/2021 10:19
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Actualizado: 16/6/2021 10:19
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Sylvia Córdoba es abogada y forma parte del turno de oficio. Además es madre soltera de dos niños pequeños. Adora su trabajo. Es vocacional. Pero ayer tuvo miedo. Mucho miedo. Le tocó una mujer que había sido detenida por la mañana tras una sonora discusión con su novio, al que había terminado golpeando. Los vecinos llamaron a la Policía Nacional.

Sucedió ayer en una de las localidades del sur de Madrid.

La mujer, fuera de sí, se resistió a la detención con todas sus fuerzas violentamente, arañando, pegando y escupiendo a los agentes del orden.

Todos ellos llevaban guantes, mascarillas y pantallas faciales.

«Fue llevada a los calabozos de los Juzgados. Durante todo el tiempo no dejó de escupir a diestro y siniestro. Allí me entrevisté con ella. Con los barrotes por medio. Supe entonces que mi cliente padecía hepatitis C y VIH y desconocía si padecía el COVID-19«, cuenta la abogada.

«A mí no me escupió, ni trató de pegarme ni de golpearme, pero lo sucedido me ha hecho pensar mucho. Y me ha llenado de mucho temor», relata.

«Lo único que yo llevaba era una mascarilla. Y no estoy vacunada. Durante el tiempo que estuve con ella pensé mucho en mis dos niños y en el serio peligro que estamos corriendo cada vez que los abogados del turno asistimos a detenidos de estas características. Y me pregunto: ¿por qué no se nos ha vacunado ya a los miembros del turno de oficio? ¿Acaso no corremos el mismo peligro que los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado?«, añade.

Sylvia Córdoba estuvo con su defendida desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde, en que el juez de guardia decretó, finalmente, la puesta en libertad de su cliente, ya calmada y regresada a su ser natural.

«¿Es necesario que alguno de los 5.300 miembros de turno de oficio en Madrid nos ocurra algo irreparable para que, finalmente, se de la orden de vacunarnos? Porque nuestro trabajo es de alto riesgo. A las pruebas me remito. No puede haber un ejemplo mejor», subraya. «¿Por qué mis hijos tienen que correr el riesgo de que a su madre le pase algo cuando se puede evitar?».

Tanto el Consejo General de la Abogacía Española como los decanos del Colegio de Abogados y de Procuradores de Madrid se han dirigido a las autoridades reclamando la vacuna para sus colegiados. La respuesta ha sido el silencio.

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