Resuelto un caso abierto de asesinato 34 años después gracias a un retrato robot realizado a partir del ADN
Darlene Kraschoc apenas había cumplido los 21 años cuando Michael Whyte, un compañero soldado de la base, la violó y la asesinó. Los avances en la investigación criminal del ADN han permitido que 34 años después haya sido juzgado y condenado.

Resuelto un caso abierto de asesinato 34 años después gracias a un retrato robot realizado a partir del ADN

Y de su comparación con webs de ancestros
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08/8/2021 01:00
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Actualizado: 08/8/2021 01:00
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El pasado 25 de junio un jurado popular de Colorado Springs, Colorado, Estados Unidos, declaró culpable a Michael Whyte, actualmente de 60 años, del asesinato de la joven soldado Darlene Krashoc, quien, el 17 de marzo de 1987, acababa de cumplir 21 años.

El juez del Cuarto Distrito, Michael McHenry, le impuso, 34 años después del crimen, la pena de cadena perpetua sin posibilidad de obtener la libertad condicional al día siguiente de que el tribunal popular dictara su veredicto.

En España este resultado hubiera sido imposible; los asesinatos prescriben a los 20 años.

Fue la culminación de una investigación en la que jugó un papel central la tecnología «Snapshot», desarrollada por la empresa Parabon NanoLabs, que permite, a partir de una muestra de ADN, no solo hacer un retrato robot de la persona sino también predecir el color de los ojos, del pelo, de la pie, si tiene pecas y la forma de la cara.

Cuando ocurrieron los hechos, Whyte tenía 26 años. Como la joven, ostentaba el rango de soldado y estaba destinado en la base de Fort Carson, en Colorado Springs. Se dedicaba al mantenimiento.

La joven Krashoc fue asesinada la madrugada del día de San Patricio. Su cuerpo apareció a 9,6 kilómetros de la base, detrás del Korean Club Restaurant.

La autópsia «contó» que había sido violada, golpeada y estrangulada.

UN CASO ABIERTO

El caso permaneció abierto hasta mayo de 2016, cuando Jessica Veltri, una científico forense militar perteneciente a los equipos de investigación criminal (CID) del Ejército estounidenses recuperó hasta 27 restos genéticos del «caso Krashoc».

El cometido de Veltri son los casos abiertos, como el de Krashoc, sobre los que trabaja desde su destino en la base militar conjunta Lewis-McChord, de Washington.

A partir de los mismos, consiguió elaborar un perfil completo de ADN del asesino. Para ello se sirvió de la saliva encontrada en varias colillas dejadas en el lugar de los hechos y del semen hallado en el interior de la pernera de los pantalones de la joven, que estaban enredados alrededor de su tobillo cuando se encontró su cuerpo.

Ese invierno, los investigadores del CID del Ejército se pusieron en contacto con Parabon, que se especializa en fenotipado.

Parabon creó una «instantánea» del aspecto que podía tener el sospechoso en el momento del crimen. La imagen describía al asesino como un hombre blanco, de una edad comprendida entre los 20 y los 25 años, de ascendencia europea con ojos entre avellanos y verdes y pelo castaño o negro. Y una segunda imagen con la apariencia 30 años después.

Sobre estas líneas, la imagen que obtuvieron del ADN del asesino en Parabon. La clave estuvo en la investigación de las líneas maternas y paternas del ADN, su comparación con otras bases de datos, que produjeron el nombre del asesino.

Sin embargo, a pesar de haber hecho públicas estas imágenes, y de haber ofrecido una recompensa de 10.000 dólares (8.501 euros) no pasó nada. Nadie llamó. Aquello pareció un callejón sin salida.

Dos años más tarde la investigación se desbloqueó gracias a la colaboración de un par de conocidas páginas webs de ancestros, «23» and «Me y Ancestry.com».

A través de las mismas, localizaron a personas Wisconsin y de Texas que tenían un ADN similar al de las muestras encontradas en la escena del crimen, por lo que pudieron rastrear su genealogía hasta un primo lejano: Whyte.

Gracias a esa información, el servicio de investigación criminal del Ejército pudo precisar que en 1987 el hombre había vivido a sólo 5 kilómetros del lugar del asesinato.

Las fotos de Whyte también coincidían con el retrato robot elaborado por Parabon. El sospechoso en ese momento era un sargento retirado de primera clase.

A la vista de los claros indicios, el juez de garantías dictó, el 12 de junio de 2019, una orden de arresto contra Whyte.

Tres equipos, de la Fuerza de Tarea de Delincuentes Violentos Fugitivos, de la Unidad de Homicidios de Casos Abiertos del CSPD y del CID del Ejército de los Estados Unidos, arrestaron, al día siguiente, al hombre en la casa en la que disfrutaba de su jubilación.

De acuerdo con la agente Veltri, «El éxito de este caso dependió de varios factores: una investigación inicial y un procesamiento de la escena del crimen minuciosos y profesionales por parte de los sargentos de policía, detectives y agentes del CID originales que trabajaron en el caso a finales de la década de 1980; la relación de trabajo positiva entre el Departamento de Policía de Colorado Springs y el CID del Ejército que se extendió a lo largo de toda la investigación; la increíble profesionalidad y dedicación de nuestros socios del laboratorio criminalístico; y la apertura de miras de los líderes del CID para tratar este caso de forma diferente con el fin de resolverlo». En referencia a Parabon.

Whyte, en el ejercicio a su derecho a la última palabra, negó haber matado a Darlene Krashoc: «Yo no maté a Darlene Krashoc. Nada más».

No importó. Las pruebas genéticas habían hablado alto y claro.

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