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Luces y sombras de la neurociencia: Los neuroderechos

Luces y sombras de la neurociencia: Los neuroderechos
José María Torras Coll plantea en su columna desarrollar los neuroderechos para hacer frente a las posibles manipulaciones.
05/12/2021 06:48
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Actualizado: 05/12/2021 00:29
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No cabe duda de que la inteligencia artificial abandonó el espectro de la ciencia ficción y ha venido para quedarse, para adentrarse definitivamente en nuestras vidas y, aunque todavía nos hallamos en una fase muy incipiente, está llamada a protagonizar una auténtica revolución equiparable a la provocada con la irrupción de Internet y de las redes y plataformas sociales e incluso superándola.

Las aplicaciones de la inteligencia artificial en múltiples sectores —salud, finanzas, transporte o educación— han provocado que la Unión Europea desarrolle sus propias Leyes de la Robótica.

Por ahora, Chile, que sepamos, es el único Estado sensible a los acontecimientos, al partir como país pionero en la regulación de este novedoso campo, tras anunciar un proyecto de reforma para incluir los neuroderechos en su Constitución. 

Como sabemos, la inteligencia artificial (IA) se refiere a los sistemas o las máquinas que imitan la inteligencia humana para realizar tareas y que tienen la capacidad de mejorar iterativamente a partir de la información que recopilan.

La IA contribuirá a que nuestra fuerza laboral evolucione. Las capacidades crecientes de los robots y la IA reemplazarán una gran variedad de trabajos mecánicos actualmente realizados por humanos. 

La Inteligencia Artificial (IA) es la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas inteligentes que presenten las mismas capacidades, las funciones cognitivas, de los humanos.

ESTÁ TRANSFORMANDO LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

Un avance tecnológico como la realidad virtual puede o está ya transformando la Administración de Justicia.

Así, en el caso de un juicio con Jurado ,los jurados asistieron a una simulación virtual del recorrido efectuado por los acusados de matar a la niña adoptada, siendo que de esta forma los miembros del Jurado tuvieron una efectiva interacción con lo ocurrido.

Medios tecnológicos como la identificación biométrica; la reconstrucción virtual de accidentes de circulación de circulación y accidentes laborales, mediante tecnología 3D; la aplicación de sistemas de posicionamiento de GPS, así como el sistema de animación que imita a una niña virtual empleada como cebo para perseguir y detener a los depredadores sexuales en la red, constituyen muestras de implementación de la realidad virtual que pueden ofrecer ventajas.

No sólo en la investigación policial, sino también, facilitar la visualización de los medios de prueba y contribuir a una mejor comprensión en la aportación de pruebas, significadamente en los juicios con Jurado.

La colocación de  dispositivos o balizas de seguimiento o GPS para la investigación en el ámbito de la policía judicial, regulado en el artículo 588 quinquies de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que, como ha subrayado la sentencia del Tribunal Supremo número 141/2020 precisa de una detenida ponderación entre los derechos fundamentales con los valores en conflicto mediante una motivación judicial suficiente.

La denominada realidad virtual inmersiva, técnica que se utiliza, como experiencia piloto, por el Servicio de Medidas Penales Alternativas del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña que persigue que el agresor, condenado por violencia de género, experimente en su propia piel el miedo y el sufrimiento de la víctima para procurar que empatice al reconocer el padecimiento de la mujer maltratada y cuya eficacia deberá valorarse con objeto de evitar la reiteración y sus riesgos.

Técnica encaminada a la rehabilitación y reinserción social del delincuente que podría, si los resultados son positivos, enmarcarse dentro de una especie de libertad vigilada o medida de seguridad.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL PARA RESOLVER EL CRIMEN DE SAMUEL

O, recientemente, el tratamiento realizado por un empresa de inteligencia artificial que ha colaborado con la policía judicial mediante un software para limpiar y ampliar entre 5 y 10 veces las imágenes borrosas, oscuras y lejanas captadas por las cámaras callejeras que registraron el salvaje linchamiento que segó la vida a Samuel el pasado mes de julio en A Coruña y que ha permitido reconstruir fotogramas y mejorar la  iluminación para poder identificar a los presuntos autores.

En fin, los prodigiosos avances, no sólo en tecnología, sino en neurociencia,en las disciplinas científicas que estudian el comportamiento del cerebro y buscan fundamentos biológicos a la conducta del ser humano, han dado vida a los denominados, neuroderechos, cuya finalidad es protegernos de posibles abusos e injerencias.

Es decir, preservarnos de las amenazas que representan los imparables avances de la ciencia afrontando los retos de esa evolución.

La neurociencia, para los juristas, constituye un desafío apasionante porque se trata de una herramienta revolucionaria que nos ayudará a conocer e incluso prevenir, las causas por las que las personas infringen las leyes y cometen delitos.

Ahora bien, también constituye una seria amenaza, ya que si se puede llegar a manipular el cerebro desparece la libre elección del ser humano.

Asistimos a avances que están cerca de poder saber cómo controlar las emociones e identificar los pensamientos o acceder a nuestra memoria mediante el proceso de decodificación de la actividad cerebral.

Estamos, pues, ante un riesgo no quimérico o potencial, sino real por las relevantes implicaciones éticas de tales avances.

Desde luego, son de elogiar los laudables objetivos de las investigaciones de la neurociencia en cuanto a saber que se esconde tras enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la epilepsia o la esquizofrenia y procurar la curación de las mismas, o prevenirlas y evitarlas.

LOS NEURODERECHOS, UN CONTRAFRENO CONTRA LA MANIPULACIÓN

Sin embargo, de la misma forma que con el neuromarketing, significadamente en el terreno de la publicidad, se puede condicionar y redirigir nuestro comportamiento como consumidores y, ello debe corregirse,cuando puede ser perjudicial para nuestra salud, en el caso de los avances de la neurociencia, ante los riesgos de manipulación, resulta indispensable establecer, como contrafreno, los neuroderechos.

Tales como el «derecho a la identidad personal», es decir, establecer límites que impidan y prohíban a las nuevas tecnologías alterar el sentido del yo, entendido como el derecho inalienable del individuo a mantener su propia autonomía personal.

El «derecho al libre albedrío», esto es, garantizar que las personas podamos tomar decisiones libremente, con plena autonomía de la voluntad, sin estar expuestos a condicionamientos ni manipulaciones por las neurotecnologías.

El «derecho a la privacidad mental» que tiene su paralelismo con la protección de datos, es decir, evitar que cualquier dato obtenido del análisis y medición de la actividad neuronal pueda ser utilizado sin el consentimiento del sujeto,así como impedir la transacción y el uso comercial de dichos datos.

El «derecho al acceso equitativo al aumento de la neurocognición», se trata con ese derecho de garantizar que ese aumento cognitivo sea accesible de forma igualitaria y equitativa y no quede reservado a un segmento privilegiado de la sociedad, originando castas diferenciadas y abriendo brecha desigualitaria.

El «derecho a la protección contra los sesgos de los algoritmos», es decir que los conocimientos adquiridos con la neurociencia no establezcan trato discriminatorio ni distinción por razón de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Se trata, en suma, de garantizar con los neuroderechos que nuestra mente no esté expuesta a la manipulación y que la privacidad de nuestros pensamientos y nuestras neuronas no quede al descubierto, es decir, sea vulnerada.

Bienvenida ,pues, la revolución de la neurociencia pero siempre que sea debidamente controlada a fin de no generar más desigualdad social y ahondar la brecha social.

La información disponible en nuestro cerebro no puede ser utilizada con fines ajenos al interés general de la humanidad. Es preciso encontrar el punto de equilibrio necesario entre la innovación tecnológica y la legislación respetando siempre los derechos humanos que no deben quedar en almoneda.

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