Neurotecnología y neuroderechos: un nuevo marco ético y legal para el siglo XXI
Los participantes en esta primera mesa de la jornada "Los Neuroderechos a debate, que llevó por título «Neurotecnología: Construyendo el presente y el futuro de los neuroderechos» y que moderó Ofelia Tejerina. A continuación Antonio Oliviero, Víctor Maojo García, María Cristina Villaescusa y Francisco Manuel Ocaña Campos. Foto: Confilegal.

Neurotecnología y neuroderechos: un nuevo marco ético y legal para el siglo XXI

Expertos en neurociencia, inteligencia artificial, derecho y psicobiología analizan los desafíos y oportunidades de los avances tecnológicos que penetran en el pensamiento humano
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01/5/2025 01:00
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Actualizado: 02/5/2025 00:49
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La neurotecnología ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una realidad tangible. Hoy existen dispositivos capaces de leer patrones de actividad cerebral, estimular zonas específicas del cerebro y, en algunos casos, alterar conductas, emociones y recuerdos.

Este cambio de paradigma fue el eje de la mesa redonda «Neurotecnología: Construyendo el presente y el futuro de los neuroderechos», la primera de tres que tuvieron lugar el pasado lunes –el día del apagón– y que llevó por título «Los neuroderechos a debate».

Fue organizada por la Fundación Zaballos en colaboración con la Neurorights Foundation, que preside el neurobiólogo español Rafael Yuste, la Fundación de Neurociencias y el Ministerio de Asuntos Exteriores.

La mesa, moderada por la jurista Ofelia Tejerina, experta en derecho digital y presidenta de la Asociación de Internautas, reunió a algunas de las voces más autorizadas en el cruce entre ciencia, tecnología y derecho: el neurólogo Antonio Oliviero (Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo), el catedrático en inteligencia artificial Víctor Maojo (UPM), la neurofisióloga y divulgadora María Cristina Villaescusa, y el psicobiólogo Francisco Manuel Ocaña (Universidad de Sevilla).

Rafael Yuste: “Estamos entrando en el teatro del pensamiento”

La jornada arrancó con un vídeo de doctor Yuste, uno de los principales impulsores del concepto de “neuroderechos” a nivel internacional.

Desde la Universidad de Columbia (EE.UU.), Yuste expuso cómo su equipo logró no solo registrar la actividad cerebral de ratones mediante tecnología optogenética, sino también insertar imágenes directamente en su corteza visual, provocando respuestas como si estuvieran viéndolas realmente.

“Si podemos leer y escribir en el cerebro, también podemos leer y alterar la mente”, advirtió.

Para Yuste, las neurotecnologías deben ir acompañadas de un nuevo marco de derechos humanos que garantice la privacidad mental, la identidad personal, la autonomía individual, el libre albedrío y el acceso equitativo a estos avances.

En países como Chile, estos principios ya han sido constitucionalizados. En Europa, y especialmente en España, aún no existe una regulación específica.

Neurociencia médica: oportunidades terapéuticas y efectos colaterales

Antonio Oliviero explicó cómo en el entorno médico estas tecnologías han supuesto avances incuestionables en el tratamiento de enfermedades como el Parkinson, la epilepsia o la parálisis.

Gracias al uso de neuroestimulación profunda o de sistemas de interfaces cerebro-computadora, pacientes con graves discapacidades han recuperado funciones perdidas o se han beneficiado de nuevas formas de comunicación.

Sin embargo, el neurólogo subrayó que estas intervenciones, incluso en contextos clínicos controlados, no están exentas de riesgos. Cambios de personalidad, trastornos emocionales o decisiones vitales radicales tras intervenciones cerebrales han sido documentados, lo que refuerza la necesidad de protocolos éticos estrictos, consentimiento informado dinámico y sistemas de supervisión eficaces.

Antonio Oliviero, neurólogo en el Hospital Nacional de Paraplégicos de Toledo, reconoció que las neurotecnologías representan un avance considerable que, sin embargo, no están exentas de riesgos. En la foto, entre Ofelia Tejerina y Víctor Maojo. Foto: F.Z.

Víctor Maojo: “La inteligencia artificial puede ser un nuevo poliedro del control”

Desde su experiencia como pionero en inteligencia artificial aplicada a la medicina desde los años ochenta, Víctor Maojo ofreció una perspectiva crítica sobre la creciente automatización de decisiones diagnósticas y terapéuticas.

A su juicio, muchos sistemas basados en IA carecen de trazabilidad y explicabilidad, lo que imposibilita que un paciente o un médico comprenda cómo se ha llegado a una conclusión determinada. “La IA médica no debe sustituir al juicio clínico humano, sino asistirlo”, remarcó.

Asimismo, alertó sobre la falta de regulación en aplicaciones no sanitarias de la IA y la neurotecnología, como las campañas de marketing, el uso político de datos emocionales o las interfaces con dispositivos personales. “Estamos cediendo nuestros datos cerebrales sin saberlo y sin saber para qué se usan”, advirtió.

Víctor Maojo, catedrático en la Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica de Madrid –en el centro– ofreció una perspectiva crítica. A la izquierda Antonio Oliviero y a la derecha María Cristina Villaescusa Urbaneja. Foto: F.Z.

Francisco Manuel Ocaña: “Podemos alterar la memoria y la personalidad. Ya lo estamos haciendo”

El psicobiólogo Francisco Manuel Ocaña fue contundente: la tecnología actual ya permite alterar la personalidad, modificar la conducta o incluso borrar memorias. “Técnicas como la estimulación transcraneal o los procedimientos de reconsolidación de la memoria permiten intervenir directamente en procesos cognitivos profundos. Y muchos de estos dispositivos se pueden comprar en Internet por cientos de euros [entre 938 y 264 euros]”, explicó.

Ocaña insistió en que, aunque la mayoría de científicos actúan con responsabilidad, el problema radica en la ausencia de una legislación clara que delimite qué se puede hacer, quién puede hacerlo y con qué fines. “Estamos en la antesala de un mercado desregulado de dispositivos que afectan a la mente humana”, alertó.

Francisco Manuel Ocaña, psicobiólogo de la Universidad de Sevilla, avanzó que la neurotecnología permite cambiar la personalidad de las personas. En el centro María Cristina Villaescusa Urbaneja. A la izquierda Víctor Maojo. Foto: F.Z.

María Cristina Villaescusa: “La neurotecnología puede curar, pero también manipular”

Desde una visión clínica y divulgativa, María Cristina Villaescusa insistió en los beneficios reales de estas tecnologías en quirófano, donde ya se utilizan para localizar en tiempo real áreas funcionales del cerebro durante intervenciones complejas.

Pero también reconoció que la creciente accesibilidad a herramientas de estimulación cerebral sin control puede ser peligrosa: “No todo el mundo sabe qué está estimulando, ni con qué efectos a medio plazo”.

Villaescusa defendió la idea de integrar desde el diseño de los dispositivos principios de protección de datos, ética aplicada y garantía de privacidad. “No basta con regular lo que ya está en el mercado; debemos anticiparnos desde la concepción de la tecnología”, dijo.

La neurofisióloga y divulgadora María Cristina Villaescusa Urbaneja hizo hincapié en los beneficios reales de estas tecnologías. Foto: F.Z.

Un decálogo para el legislador: propuestas desde la ciencia y el derecho

Como conclusión de la mesa, Ofelia Tejerina propuso un decálogo con las claves para una futura legislación sobre neuroderechos:

1.- Supervisión humana obligatoria en todos los procesos de diagnóstico, tratamiento o asistencia mediante neurotecnología.

2.- Privacidad desde el diseño (“privacy by design”) en dispositivos y algoritmos.

3.- Evaluación rigurosa de tecnologías antes de su comercialización o uso clínico.

4.- Formación continua en IA y neurociencia para profesionales sanitarios y jurídicos.

5.- Calidad y origen de los datos como requisito imprescindible.

6.- Entrenamiento contra sesgos algorítmicos.

7.- Transparencia y explicabilidad de las decisiones tomadas por máquinas.

8.- Consentimiento informado adaptado al nuevo contexto tecnológico.

9.- Equilibrio entre fomento de la innovación y protección de derechos fundamentales.

10.- Creación de autoridades independientes de control y vigilancia ética.

“Tenemos que evitar que la tecnología corra más que el derecho, pero también que la ley paralice el progreso”, concluyó Tejerina.

Un mensaje de urgencia, no de alarma

En palabras de los organizadores, esta mesa no buscaba sembrar el miedo, sino provocar una “ocupación colectiva” para anticipar las consecuencias sociales, jurídicas y humanas de una tecnología que ya está aquí.

“Los neuroderechos no son una opción, sino una necesidad”, se dijo. La advertencia está clara: si no se actúa con celeridad y claridad, podríamos perder el control de lo más íntimo que tenemos: nuestra mente.

Los participantes en esta primera mesa de la jornada «Los Neuroderechos a debate, que llevó por título «Neurotecnología: Construyendo el presente y el futuro de los neuroderechos» y que moderó Ofelia Tejerina. A continuación Antonio Oliviero, Víctor Maojo García, María Cristina Villaescusa y Francisco Manuel Ocaña Campos.

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