Carlos Maestre, director de Morison ACPM en Madrid: «Solo entiendo la abogacía desde la proactividad hacia el cliente»
Su planteamiento del ejercicio de la abogacía pasa por conocer en profundidad al cliente y en proponerle oportunidades de negocio; el tiempo de la pasividad es cosa del pasado. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Carlos Maestre, director de Morison ACPM en Madrid: «Solo entiendo la abogacía desde la proactividad hacia el cliente»

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11/3/2022 06:48
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Actualizado: 11/3/2022 14:11
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Tiene 38 años y Carlos Maestre acaba de asumir la dirección de la oficina de Morison ACPM en Madrid, una red de despachos con presencia en 88 países del mundo que factura 16 millones de euros. En la capital de España opera bajo la marca VyG, una firma especializada en mercantil, fiscal y reestructuraciones con sede en la calle Serrano. A pocos metros de la embajada de los Estados Unidos.

Maestre es un tipo de persona que proyecta seguridad, tranquilidad y confianza. Posee el preciado don de gentes y un acusado, y fino, sentido del humor. Lo que ahora los modernos describirían como “capacidad de networking”.

Se considera un buen abogado comercial. “Pero, aclaro: el abogado comercial busca oportunidades de hacer negocio con sus clientes. Yo solo entiendo la abogacía desde la proactividad hacia el cliente. Hay que conocerlo, escuchar sus necesidades y proponerle cosas”.

“No podemos estar esperando a que el cliente te venga a ver. La abogacía de hoy ya no puede funcionar así. Estos son otros tiempos», añade.

Su objetivo principal, en esta nueva fase de su vida, es generar negocio desde la oficina madrileña de Morison ACPM. Parte de una base, VyG, que tiene una cartera de clientes muy buena.

POTENCIAR EL COMPONENTE INTERNACIONAL

«Pero le falta el componente internacional. Esto es algo que llevo en el ADN desde los comienzos de mi carrera profesional. Soy especialista en fiscalidad internacional. Tengo muy claro, y mi firma también, que la seguridad jurídica de España supone un punto de atracción para clientes internacionales. Van a venir –están viniendo– como lugar de refugio, o para retirarse. Es algo que se nota, cada vez más. Cada día que pasa”, relata Maestre, bilingüe en inglés y francés.  

Parte, lo reconoce, con ventaja. Porque la firma VyG (responde a los apellidos de José Vergara y Antonio Gómez Espinosa de los Monteros, quienes la fundaron en 1976 y la vendieron después a Morison ACPM) tiene una estructura muy pequeña. Muy competente. Con un nivel de especialización alto, para la facturación del despacho. Son siete abogados y dos administrativos.

«Desde aquí no nos queda más que crecer», afirma con seguridad.

Maestre se ve, dentro de cinco años, facturando tres o cuatro veces más en Morison ACPM: “Pero para eso hay que hacer equipo. Y lo vamos a hacer», afirma con seguridad.

El director de Morison ACPM en Madrid posee el don de gentes, la admirada «capacidad de networking»; de generar confianza y seguridad. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Lo de Maestre es vocacional. Su familia no tiene nada que ver con el derecho. Su padre, ya jubilado, fue profesor de educación física y su madre, enfermera. Estudió en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense. Completó su formación –con una beca– en la William & Mary School of Law de la Universidad de Virginia, Estados Unidos.

Maestre se ve, dentro de cinco años, facturando tres o cuatro veces más en Morison ACPM

Y se hizo tres másteres en el Instituto de Empresa, uno de Abogacía de los Negocios, otro de Asesoría Jurídica de Empresas, y un tercero de «International Taxation» en la Universidad de Viena. Los dos primeros mediante los consabidos préstamos bancarios, al más puro estilo americano, que ya ha devuelto, con los intereses estipulados mediante contrato.

Reconoce que los dos másteres le cambiaron la vida profesional. “La Universidad fue una decepción. Pero los másteres fueron otra cosa. Me abrieron los ojos a un mundo nuevo”, cuenta.

De aquella época recuerda con admiración a Javier Amantegui, socio de Clifford Chance, uno de sus profesores: “Me daba fusiones y adquisiciones y reestructuraciones. Nos explicó la idea de saberlo dibujar desde una perspectiva alta y después saber bajar. Yo siempre digo que en esta vida hay que ser como un fuelle. Tienes que ser capaz de ver las cosas desde arriba y luego saber bajar al terreno. Nos dio las claves para evitar que el negocio se estanque. Lo que hace que el trabajo fluya y se haga realidad”.  

PROFESOR EN EL INSTITUTO DE EMPRESA

Su contacto con el Instituto de Empresa ha permanecido en el tiempo y se ha reforzado. Ahora él mismo es profesor de un Máster de  “Blockchain, Big Data y Taxation”, que da en inglés en esa institución.

Lo curioso de la “captación” de Maestre por parte de Morison ACPM es que no fue contratado a través de un “head hunter” (un cazatalentos), que es lo que se espera en casos como este. Fue descubierto y contactado a través de Linkedin.

“Un día recibí un correo electrónico a través de Linkedin de una persona de Morison ACPM. El resto es historia. Tengo 14 años de experiencia y, la verdad, estaba esperando una oportunidad como esta”, relata.

Confiesa que en Grant Thornton, donde trabajaba de director de Fiscalidad Internacional, sentía que había tocado techo.

Había acumulado una preciosa experiencia como abogado y asesor fiscal de clientes nacionales e internacionales en el sector inmobiliario, construcción e ingeniería farmacéutica, digital y nuevas tecnologías, seguros, banca privada, industria alimentaria…

Pero estaba entrando en la fase de lo que denomina “el día de la marmota”. Los días comenzaban a ser iguales unos a otros.

Antes había prestado sus servicios en el equipo de fiscalidad internacional de la constructora Isolux Corsan, que tiene obras en medio mundo.

Y antes de eso en Mutua Madrileña, en el área de fiscalidad de seguros. Los tres años precedentes los pasó en las filas de la firma Lexland, el segundo mayor despacho de Marbella, a donde llegó procedente de Hammonds, ahora Squire Patton Boggs.

“Soy consciente de que este es el desafío más importante al que tengo que hacer frente en mi carrera profesional. De vez en cuando intercambio correos electrónicos con Javier Amantegui. Recuerdo una frase que un día me envió, una enseñanza que es un tesoro y que tengo muy presente: ‘la insistencia en la lucha es la que al final genera frutos’. Traducido: El camino te enseña a controlar tu frustración, tus demonios, tus deseos y a enfocarte sobre el objetivo marcado. Lo que tiene que ser. Pero hay que comprenderlo”, concluye.  

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