La Fiscalía Anticorrupción ha aplicado dos varas de medir diferentes en las enfermedades de Griñán y Zaplana
José Antonio Griñán, a la izquierda, padece cáncer de próstata, recientemente diagnosticado. Eduardo Zaplana, leucemia, desde 2015. El primero no ha entrado en prisión. El segundo se pasó ocho meses; consiguió su libertad provisional por el empeoramiento de su enfermedad. Hasta en 5 ocasiones sus abogados solicitaron su puesta en libertad.

La Fiscalía Anticorrupción ha aplicado dos varas de medir diferentes en las enfermedades de Griñán y Zaplana

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15/1/2023 06:50
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Actualizado: 15/1/2023 02:32
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La Fiscalía Especial contra la Corrupción y Criminalidad Organizada, conocida por su versión corta como Fiscalía Anticorrupción, se ha pronunciado de forma diferente en estos dos casos en los que los protagonistas son dos expolíticos de los dos principales partidos.

Por una parte, está José Antonio Griñán, expresidente de la Junta de Andalucía, exconsejero y Hacienda, exministro de Trabajo y Seguridad Social y exministro de Sanidad y Consumo del Gobierno central, además de expresidente del PSOE.

Por otra, se encuentra Eduardo Zaplana, exministro de Trabajo y Asuntos Sociales y exportavoz del Gobierno del PP, además de expresidente de la Generalitat Valenciana.

Griñán fue condenado por un tribunal de la Audiencia Provincial de Sevilla a la pena de 6 años y 2 días de prisión e inhabilitación absoluta por 15 años y dos días, por malversación de caudales públicos y prevaricación continuada, por su implicación en el caso de los ERE.

Una sentencia que ha ratificado después el Tribunal Supremo.

El expresidente andaluz, de 76 años y padece un cáncer de próstata.

Tenía que haber entrado en prisión antes del 2 de enero pasado.

EL ENTORNO CARCELARIO NO FAVORECERÍA SU TRATAMIENTO NI SU RECUPERACIÓN

El Instituto de Medicina Legal de Sevilla emitió un informe dictaminando que sería aconsejable que se demorara dicha entrada hasta que concluyan las sesiones de radioterapia para hacer frente a la enfermedad, que le fue diagnosticada recientemente.

De otro modo, podría empeorar. El entorno carcelario no favorecería ni su tratamiento ni su recuperación.

Los abogados de Griñán presentaron un escrito solicitando la suspensión del ingreso en prisión al amparo del artículo 80.4 del Código Penal, artículo que dispone que los jueces y tribunales podrán otorgar la suspensión de cualquier pena impuesta sin sujeción a requisito alguno en el caso de que el penado esté aquejado de una enfermedad muy grave con padecimientos incurables.

La Fiscalía Anticorrupción secundó la petición de la defensa: «Teniendo en cuenta la cercanía del diagnóstico de Griñán y el hecho de que el tratamiento no se ha iniciado», Anticorrupción concluyó «la no conveniencia de su ingreso en centro penitenciario hasta tanto se confirme la remisión, en su caso, de su patología oncológica por los Servicios de Urología y de Oncología Radioterápica».

Su entrada en la cárcel ha quedado en suspenso hasta que remita la enfermedad.

El exministro popular, Eduardo Zaplana, de 66 años, por su parte, padecía leucemia desde 2015, cuando se sometió a un transplante de médula.

En ese caso, la Fiscalía Anticorrupción solicitó prisión preventiva por los supuestos delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho, y falsedad en documento oficial y mercantil, dentro del llamado «caso Erial». Sin importar su delicado estado de salud, el cual requería pruebas permanentes y tratamiento.

La juez del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia ordenó su entrada en prisión el 24 de mayo de 2018.

Zaplana pasó siete meses en prisión, un tiempo en el que su estado de salud empeoró.

Hasta que el 18 de diciembre de ese año tuvo que ser ingresado en el Hospital La Fe de Valencia, después de que en una de esas revisiones el médico detectara un empeoramiento debido a una bajada de defensas. 

ZAPLANA SOLICITÓ HASTA EN 5 OCASIONES LA LIBERTAD PROVISIONAL POR PADECER LEUCEMIA

Ni la Fiscalía Anticorrupción ni la juez de instrucción del caso quisieron darle la libertad provisional, ni siquiera el confinamiento domiciliario con control telemático, aduciendo un supuesto riesgo de fuga y de destrucción de pruebas.

Sus abogados los solicitaron hasta en 5 ocasiones distintas, apoyados con informes forenses que entendían que su estado de salud «era incompatible con la estancia en prisión».

La salud del investigado –que no condenado porque, a día de hoy, todavía no se ha celebrado juicio alguno– no fue de interés para la Fiscalía Anticorrupción, a diferencia del caso de Griñán.

Finalmente, el 7 de febrero de 2019 Zaplana recibió la libertad provisional, con obligación de firmar en el juzgado cada 15 días.

Para ello tuvo que ser necesario, además, que a principios de enero de 2019 una treintena de exministros de UCD, PP y PSOE pidieran públicamente su libertad por «principios humanitarios».

Zaplana, que a día de hoy, sigue tratamiento por la leucemia apoyó, el pasado 27 de diciembre, la suspensión de la entrada en prisión de Griñán por su enfermedad.

«La Justicia pierde su sentido cuando olvida las razones humanitarias», declaró el exministro.

La Fiscalía Anticorrupción no actuó de la misma manera en los dos casos. Hubo doble vara de medir.

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