El autor Michel Houellebecq fracasa al intentar parar el estreno de su película erótica: ¿triunfaría en España?
En España existen dos leyes en las cuales se podría apoyar el procedimiento judicial del escritor francés Michel Houellebecq: la ley de propiedad intelectual y la ley de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

El autor Michel Houellebecq fracasa al intentar parar el estreno de su película erótica: ¿triunfaría en España?

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09/4/2023 06:48
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Actualizado: 09/4/2023 08:07
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Una figura para nada ajena a las controversias, el escritor francés Michel Houellebecq, de 67 años, vuelve a los titulares internacionales al intentar detener la exhibición de una película experimental titulada «Kirak 27», del director Stefan Ruitenbeek, en la que aparece manteniendo relaciones sexuales con la joven Jini Van Rooijen, 30 años menor.

El autor admite que firmó un contrato, pero argumentó que este debía invalidarse porque él se encontraba borracho y en un estado de depresión al firmarlo, además de que dañaría su reputación.

Sin embargo, el tribunal holandés le ha dado la razón a la productora, con lo que podrá estrenar la película.

En España existen dos leyes en las cuales se podría apoyar el procedimiento judicial: la ley de propiedad intelectual y la ley de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

En el caso de la primera, reconoce el derecho del creador de retirar la obra e impedir su exhibición y comercialización por consideraciones morales o intelectuales en cualquier momento, desde la producción hasta varios años después del estreno si sigue distribuyéndose.

Sin embargo, este autor tendría que asumir el pago de los daños y perjuicios que podría suponer esta acción.

Estos incluyen el daño emergente (los gastos de producción, sueldos y todo lo que cuesta una película) y el lucro cesante, que podría guiarse por las expectativas justificadas de previsiones de recaudación y los acuerdos con cines, distribuidoras y plataformas, aunque estos valores deben peritarse.

Roger Dedeu Pastor, socio de Gabeiras & Asociados, señala que la ley de propiedad intelectual define como autor al creador de una obra literaria, artística o científica, rol que en el caso de las producciones audiovisuales correspondería al director, al guionista y al compositor de la banda sonora, teniendo estos el derecho de solicitar la retirada de la obra, mientras que los actores solo tienen el derecho moral a que su nombre aparezca en los créditos, «justo lo que no quiere Houellebeqc».

«Si hubiera participado como codirector o hasta como guionista, Houellebeqc podría haber tenido éxito si su caso se hubiera desarrollado en España, pero solo intervino como actor, ejecutando un papel, sin importar que este sea inventado o no».

escritor francés Michel Houellebecq
El escritor francés se echó atrás del contrato previamente firmado.

Derecho al honor y a la propia imagen

Por otro lado, la ley del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen contempla que la aparición en una película no se puede considerar una intromisión si está autorizada por la ley o si se ha consentido expresamente. E incluso en esta situación, el francés podría abonar los daños y perjuicios para exigir la retirada de la película.

«El derecho a la propia imagen es fundamental y está protegido por la constitución porque deriva de la propia personalidad; no caduca ni prescribe, y merece la máxima protección», explica Dedeu, indicando que «superaría el derecho a la libertad de expresión y creativa».

«Puede que el derecho al honor no tenga la misma protección en Holanda».

Sin embargo, apunta también el «terreno gris» que hace suscitar la reputación del escritor, algo que tendría que evaluar el juez. «Después de protagonizar situaciones un tanto amorales, su actitud y planteamientos radicales no lo ponen, como figura pública, en el mismo lugar que un anónimo que pudiera encontrarse en la misma situación».

En este sentido, da la razón al tribunal holandés al entenderse «que estaba en plenas capacidades al firmar el contrato». «Si su voluntad estaba condicionada, se puede anular el contrato al demostrarlo, pero es un personaje especial el que firma para aparecer en una pseudoporno», matiza. Además, dice, «Es un hombre culto y formado, tiene abogados y está bien asesorado, es difícil alegar un delirio transitorio».

En esta «situación de escándalo», Dedeu ve que podría tratarse de «una pequeña campaña de ‘marketing'». Cuando surgió la polémica de la censura de los libros de Roald Dahl, las ediciones originales en inglés se agotaron

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