La Fundación Mutualidad Abogacía detecta «desconfianza» hacia la implantación de ‘legaltech’ en los despachos
Blanca Narváez, directora de Fundación Mutualidad Abogacía.

La Fundación Mutualidad Abogacía detecta «desconfianza» hacia la implantación de ‘legaltech’ en los despachos

Entrevista con Blanca Narváez, directora de Fundación Mutualidad Abogacía
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09/5/2023 06:30
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Actualizado: 09/5/2023 00:57
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El estudio «Mapa LegalTech en España», realizado por Fundación Mutualidad Abogacía y Fundación PwC y enfocado en el emprendimiento en el ámbito de la tecnología legal, destaca la falta de innovación entre los despachos en el momento de abordar estas herramientas. Aun así, también ve grandes oportunidades en la creación de soluciones con medios de ‘legaltech ‘para gestionar la admisión de asuntos, la fijación de precios y en los procesos de fusiones y adquisiciones, así como la verticalización de soluciones e integración de IA.

La directora de Fundación Mutualidad Abogacía, Blanca Narváez, ha ilustrado en conversación con Confilegal el panorama del sector legal en cuanto a la implantación de esta tecnología en firmas y despachos, las reticencias de parte de estos ámbitos y la actualidad respecto a las inversiones en estas herramientas, así como sus previsiones al respecto.

¿Cómo ve la diferencia entre la implantación de legaltechen firmas y despachos de abogados y en otros sectores económicos?

La implantación de la ‘legaltech’ tiene un gran despliegue en asesorías jurídicas de diferentes firmas, sobre todo en la gestión del negocio jurídico. Estas ‘startups’ no tienen gran penetración en los pequeños y medianos despachos. En primer lugar, hay una cuestión comercial para las ‘startups’, es más fácil hacer un volumen de facturación con un cliente grande que con muchos pequeños.

Por otro lado estos despachos no tienen canales de información sobre las ‘startups’ ‘legaltech’ que existen ni qué soluciones proponen. Tienen todavía mucha resistencia al cambio tecnológico y el coste económico y de recursos personales excede su capacidad de inversión. Por último los grandes despachos llevan años invirtiendo en tecnología propia. Percibimos desconfianza en la contratación de plataformas ajenas.

¿Cuál es la situación de las inversiones en legaltech?

Si miramos el ecosistema emprendedor, hay verticales estructurados que apoyan al emprendedor y sus startups en diferentes verticales, el sector asegurador con las ‘insurtech’, el sector financiero con las ‘fintech’, etcétera. Estos ecosistemas acompañan al emprendedor desde el inicio de su trayectoria empresarial, con ‘network’, formación, oportunidades de negocio, acceso a clientes y acceso a financiación.

El emprendedor es muy generoso y comparte todas estas cuestiones. En el ámbito jurídico no hay un ecosistema estructurado: no hay fondos de inversión especializados, comienza a haber aceleradoras vinculadas a despachos como PWC, Cuatrecasas o Allen Overy, pero los emprendedores de este vertical legal no tienen foros propios donde compartir y nutrirse. Los emprendedores de las ‘legaltech’ están muy solos.

¿Qué oportunidades (laborales, de formación, de profesionalización, etcétera) opina usted que pueden desarrollarse a medida que incremente la adopción de legaltech?

El ‘legaltech’ desplaza los trabajos mecánicos de los abogados en la tecnología, esto permite al profesional del derecho dedicarse a otras cosas. Para identificar otras oportunidades hay que poner al cliente en el centro de la reflexión y ofrecerle un valor diferencial de más calidad a un menor precio. Hay una gran oportunidad en los profesionales del derecho con interés y conocimiento tecnológico en todo el desarrollo de soluciones para la función jurídica.

Dada la alta resistencia al cambio de los abogados, hay hueco para la sensibilización y formación de los abogados en soluciones tecnológicas. También en el uso de las tecnologías, y en la aplicación de las ‘legaltech’ y tecnologías al ámbito jurídico y a la problemática de los diferentes tipos de despachos y en la aplicación de las leyes.

Con las redes sociales han surgido ‘influencers’, además de expertos en la maximización del impacto de las diferentes redes. En el ámbito jurídico hay una oportunidad parecida pero vinculada con la función jurídica.

¿Qué previsiones tiene usted a corto, mediano y largo plazo al respecto?

La transformación digital, tiene una característica, que es la velocidad de adopción de soluciones realmente significativas. Un mes después de su lanzamiento, Chat GPT tenía ya 2,23 millones de usuarios. Los desarrollos tecnológicos «disruptores», es decir, aquellos que cambian el curso de las cosas son invisibles durante un numero de años, mientras desarrollan su potencial.

Cuando comienzan a ser visibles, la adopción es extraordinaria, exponencial, es decir, se multiplica cada año. Esto hace que las curvas de adopción sean prácticamente verticales. Creo que en el ámbito jurídico va a suceder como ya hemos visto en otros sectores.

Los profesionales deben comenzar ya a conocer, a aprender y a adaptarse a hacer su trabajo de manera diferente, de manera que cuando lleguen estos cambios estén preparados para abrazarlos y aportar nuevo valor a sus clientes.

¿Y cuál será el impacto sobre los abogados en general?

Los abogados son la pieza angular en el estado de derecho. No van a dejar de existir. Seguramente la tecnología hará una parte del trabajo, pero su criterio y enfoque profesional dará a su trabajo la calidad que aporta ahora, aunque seguramente con menor esfuerzo.

La tecnología democratiza el acceso a la justicia, es decir, facilita el acceso a todos los ciudadanos a determinados servicios que hoy no están a su alcance. Los abogados deben reflexionar sobre su aportación específica de valor, comprender profundamente las necesidades de sus clientes y generar valor adicional para ellos.

Esto ha sucedido en numerosas industrias antes, por ejemplo con la llegada de Airbnb, la cadena de soluciones de alojamientos en el mundo, los hoteles no han dejado de existir, pero han tenido que revisar su política de precios y sofisticar sus servicios para diferenciarse y mantener su posición en el mercado.

Realmente depende de las tecnologías específicas que puedan generar los cambios disruptivos. Lo que no hay duda es de que vendrán cambios profundos en la manera de proveer y consumir los servicios jurídicos.

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