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Opinión | No, Boric no se ha arrepentido
Julio Ariza analiza las consecuencias de los resultados electorales en Venezuela, donde la certeza del "pucherazo" enfrenta a la ciudadanía con el régimen que encarna Nicolás Maduro.
01/8/2024 05:30
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Actualizado: 02/8/2024 00:50
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Si alguien piensa que un personaje siniestro y atrabiliario como el comunista Gabriel Boric, actual presidente de Chile, ha dado un paso atrás en su sectarismo, es que desconoce el problema que han generado en su país el casi un millón de venezolanos que en este momento suponen prácticamente un 5 % de la población de Chile y que causan una situación de inseguridad y de inestabilidad social, como no se había conocido en ese país en décadas.
Panamá, Brasil, Perú y, sobre todo, la sufrida Colombia, saben bien qué efectos está teniendo el mantenimiento de Nicolás Maduro en el poder en Venezuela, sobre la seguridad, la economía y la vida de sus propios ciudadanos.
La situación en Venezuela es verdaderamente crítica. Desde la firma del acuerdo de Barbados, que está en la génesis de la celebración de estas elecciones, los protagonistas más importantes de la política internacional estaban comprometidos con el cambio político en ese país.
El 17 de octubre de 2023 el gobierno de Nicolás Maduro y la Plataforma Unitaria, la coalición de partidos y movimientos políticos de oposición en Venezuela, firmaron en Bridgetown, la capital de Barbados, el llamado Acuerdo de Bridgetown, compuesto de dos partes:
Uno sobre «la promoción de derechos políticos y garantías electorales para todos» y otro sobre «la protección de los intereses vitales de la Nación».
Representantes diplomáticos de Rusia, Estados Unidos, Holanda, Colombia y México pactaron puntos como el respeto al derecho de cada actor político de seleccionar a su candidato a las elecciones presidenciales, la concreción de garantías electorales, y la realización de los comicios presidenciales en el segundo semestre de 2024.
«Ese 70 a 30 que, además, ha sido verificado por una firma de tan reconocido y unánime prestigio como Benson Research, contratada con enorme acierto por la misma oposición venezolana, confiere a los resultados electorales, una fuerza de tal magnitud, que va a producir un terremoto político, capaz de desalojar a Maduro y a sus secuaces»
De hecho, Estados Unidos llegó a hacer algo radicalmente contrario a su forma habitual de actuación: aceptó el intercambio de prisioneros y entregó a Maduro a Alex Saab.
El régimen criminal de Venezuela y sus dirigentes nunca creyeron que la diferencia de votos pudiera ser tan aplastante y tan imposible de esconder como la que, efectivamente, se ha producido.
NADA YA EN VENEZUELA PUEDE CONTINUAR COMO ESTABA
Ese 70 a 30 que, además, ha sido verificado por una firma de tan reconocido y unánime prestigio como Benson Research, contratada con enorme acierto por la misma oposición venezolana, confiere a los resultados electorales, una fuerza de tal magnitud, que va a producir un terremoto político, capaz de desalojar a Maduro y a sus secuaces.
La abrumadora diferencia de votos entre María Corina y Edmundo Rada y el criminal gobierno actual confiere un valor estratégico extraordinario a los resultados producidos este domingo.
«El régimen criminal de Venezuela y sus dirigentes nunca creyeron que la diferencia de votos pudiera ser tan aplastante y tan imposible de esconder como la que, efectivamente, se ha producido»
Nada ya en Venezuela puede continuar como estaba. Así lo están viendo los arrepentidos del chavismo que se están pasando con armas y bagajes al lado de la oposición, liderando la revuelta callejera y el derribo de las estatuas del chavismo.
Mientras tanto, habéis podido ver en el mismísimo diario, El País, que los presidentes de Estados Unidos y de Brasil, Joe Biden y Lula da Silva, están dándo la espalda a Maduro. Hecho que ha obligado al presidente español, Pedro Sánchez, a exigir que el gobierno venezolano presente las actas electorales de modo que puedan ser verificadas.
Imagínad cómo tiene que estar la situación y cómo ven el futuro de Venezuela en el resto del mundo para que esto esté ocurriendo..
No amigos, Boric no se ha arrepentido. Boric, como el resto de dirigentes de los países que han acogido a los 10 millones de venezolanos que han tenido que irse del país. está simplemente salvando sus propias posaderas.
Algo que Maduro y los suyos no habían calculado: el apoyo al régimen chavista supondría su propio final político.
Quiero terminar esta reflexión, como lo haría sin duda el presidente Milei: ¡Viva la libertad en Venezuela, carajo!
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