Más de 3 años de prisión para el excomisario de Barajas Carlos Salamanca por recibir dádivas de empresarios a cambio de privilegios
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13/9/2024 13:17
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Actualizado: 13/9/2024 13:29
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La Audiencia Nacional ha acordado rebajar más de dos años –a 3 años y 3 meses de cárcel– la condena por el ‘caso Villarejo’ a Carlos Salamanca, que fue comisario jefe del aeropuerto de Madrid-Barajas, por haber recibido regalos entre 2010 y 2015 de empresarios a cambio de dispensar un trato preferente a sus clientes y familiares cuando llegaran al aeródromo.
Modificaciones del cohecho pasivo
Se trata de la segunda sentencia sobre estos hechos, ya que el pasado mes de julio la Sala de Apelación anuló la primera en la que se le condenaba a 5 años y 8 meses de prisión al entender que la resolución adolecía de claridad en los hechos probados y presentaba contradicciones en la calificación penal.
Ahora, los magistrados de la Sección Cuarta han corregido las contradicciones y la falta de claridad expuestas en la sentencia de la Sala de Apelación y han modificado los tipos penales del cohecho pasivo que supone una rebaja de la condena.
En el caso del abogado Francisco Menéndez, el Tribunal mantiene la misma pena que se le impuso en la primera sentencia de 3 meses de prisión por delito continuado de cohecho activo cometido por particular con la atenuante analógica de colaboración en grado de muy cualificada.
El Tribunal mantiene también la absolución de ambos acusados por el delito continuado agravado contra los derechos de los ciudadanos extranjeros en su modalidad de favorecimiento de la inmigración ilegal, así como del delito continuado de prevaricación administrativa.
Hechos probados
Los hechos probados de la sentencia indican que Salamanca, entre el 20 de junio de 2016 hasta el 3 de noviembre de 2017, ha venido aceptando regalos de carácter suntuario.
En unos casos –como el del empresario ya fallecido Fernando Luengo – como mera atención y en consideración a su cargo, y en otros casos -como el del también acusado Francisco Menéndez Rubio con el objetivo de que dispensara un trato preferente de favor al oferente, a sus clientes ecuatoguineanos y a los familiares de aquél cuando llegaran al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, donde el funcionario policial ejercía sus servicios, “sin que conste que ese mejor trato se materializara en algún acto concreto de que fueran beneficiarios dichos pasajeros que venían a Madrid.
Entre esas dádivas, la sentencia menciona la entrega coches de alta gama, relojes, dinero y viajes por casi medio millones de euros “para sí y para el disfrute de sus familiares más cercanos”.
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