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Opinión | Diplomacia en directo Trump-Zelenski: el día después
El primer ministro británico, Keir Starmer, recibió al presidente ucraniano, Volodómir Zelenski, horas después de la bronca que este último tuvo en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump y con el vicepresidente, J.D. Vance, ante las cámaras de televisión. Hoy Starmer celebra una mini cumbre con líderes de la Unión para tratar la situación. Jorge Carrera, abogado, exmagistrado y exjuez de enlace de España en Washington, analiza en su columna el día después y cómo están las cartas sobre la mesa. Foto: Antena 3 TV.
El 28 de febrero de 2025: Un punto de inflexión en las relaciones transatlánticas
02/3/2025 11:46
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Actualizado: 02/3/2025 12:16
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El 28 de febrero de 2025 quedará marcado como un día crucial en la política internacional. La Casa Blanca fue testigo de un tenso encuentro entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski.
Lo que inicialmente se presentó como una reunión estratégica para consolidar un memorando sobre la explotación de los recursos naturales de Ucrania derivó en un enfrentamiento público que dejó al descubierto las profundas divergencias entre ambos líderes.
Este episodio no solo tensionó las relaciones bilaterales, sino que también evidenció las crecientes fracturas en la alianza transatlántica.
El viaje de Zelenski a Londres y el respaldo europeo
Tras el incidente, Zelenski hizo una escala en Londres antes de regresar a Kiev. Allí se reunió con el primer ministro británico, Keir Starmer, quien reiteró su apoyo incondicional a Ucrania.
Starmer subrayó la importancia de alcanzar una paz duradera y justa, reafirmando el compromiso del Reino Unido con la soberanía ucraniana.
Este encuentro no fue casual, sino parte de una estrategia europea más amplia y coordinada para contrarrestar la influencia de Trump en el conflicto.
La estrategia europea: Unidos frente a Trump
La estrategia de los líderes europeos, encabezada por Francia y el Reino Unido, parece estar orientada a debilitar la posición de Trump como mediador exclusivo en el conflicto ucraniano.
Al mostrar un frente unido y respaldar a Zelenski, buscan presionar a Estados Unidos para que Europa tenga un papel más activo en las negociaciones y se garanticen sus intereses en cualquier acuerdo futuro.
Este movimiento refleja una creciente desconfianza hacia la administración Trump y su enfoque unilateral, que ha generado tensiones sin precedentes en la alianza transatlántica.
«Trump no está perdiendo interés en Europa; lo que realmente quiere es una Europa con líderes afines a sus políticas, sumisa a su estrategia y que, sin duda, busca alejar a Rusia de la órbita china»
El tablero geopolítico en movimiento
En cuestión de horas, el tablero geopolítico global experimentó un cambio significativo. Europa se encuentra en un momento de tensión frente a Trump, enviando un mensaje claro: la actitud del presidente estadounidense es inaceptable. Más allá de eso, este episodio sugiere que la alianza transatlántica, forjada durante décadas, está en profunda crisis.
La tradicional conjunción de intereses entre el Reino Unido y Estados Unidos comienza a mostrar fisuras, mientras que la fractura dentro de la Unión Europea se agrava, con líderes como Viktor Orbán de Hungría o Robert Fico de Eslovaquia mostrando un apoyo cerrado a Moscú.
El papel de la OTAN y la respuesta de Trump
El Secretario General de la OTAN ha intentado calmar las aguas, instando a Zelenski a mostrar comprensión hacia Trump. Sin embargo, este mensaje parece alejarse de la línea que siguen muchos líderes de la Unión Europea, particularmente Francia, con el apoyo del Reino Unido desde el exterior.
Mientras tanto, Trump enfrenta el desafío de contener a Rusia, que podría estar considerando una nueva operación militar de amplio alcance contra Ucrania.
Cualquier acción punitiva por parte de Moscú, más allá de los intercambios de golpes habituales, podría intensificar el conflicto, algo que Washington busca evitar a toda costa en este momento.
La visión de Trump: Negocios y realineamiento político
Trump ha expresado su deseo de mantener la alianza con Europa, pero busca alinear a los líderes y fuerzas políticas europeas con su visión. En otras palabras, Trump busca cambios políticos significativos en los países europeos, una postura que choca frontalmente con los actuales mandatarios.
Contrario a lo que sugieren algunos medios, Trump no está perdiendo interés en Europa; lo que realmente quiere es una Europa con líderes afines a sus políticas, sumisa a su estrategia y que, sin duda, busca alejar a Rusia de la órbita china.
Este enfoque ha generado tensiones con los líderes europeos actuales, quienes resisten cualquier intento de subordinación o de alternancia política forzada.
«Hay dos visiones claramente diferenciadas de lo que Europa debe ser: una que busca una Rusia debilitada y despojada de ambiciones imperiales, y otra que apuesta por una Europa alineada con el pensamiento trumpista, con una Ucrania menguada y relaciones comerciales abiertas con Rusia».
El rol de Turquía como mediador
En este complejo escenario, la posibilidad de que un tercer actor, como Turquía, asuma un rol mediador en las negociaciones de paz cobra relevancia para Zelenski.
La inclusión de todas las partes implicadas en una mesa de diálogo presidida por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, podría facilitar un acuerdo que contemple tanto la integridad territorial de Ucrania como las preocupaciones de seguridad de Rusia y Occidente.
Cabe recordar que en febrero de 2025, Zelenski viajó a Ankara para reunirse con Erdogan, quien reafirmó su respaldo a la integridad territorial de Ucrania y ofreció Turquía como sede para futuras negociaciones de paz.
Sin embargo, esta posibilidad parece inviable a corto plazo, dada la complejidad del conflicto y los intereses en juego.
Un conflicto de hegemonía ideológica
A corto plazo, se vislumbran consecuencias significativas. Hay dos visiones claramente diferenciadas de lo que Europa debe ser: una que busca una Rusia debilitada y despojada de ambiciones imperiales, y otra que apuesta por una Europa alineada con el pensamiento trumpista, con una Ucrania menguada y relaciones comerciales abiertas con Rusia.
Trump apuesta por la segunda, bajo su control y liderazgo, formando así un bloque sólido frente a China.
Frente a ello, la actual Europa no está dispuesta a entregarse a Trump. Lo que comenzó como un conflicto geopolítico localizado, con la entrada de Rusia en Ucrania, ha evolucionado hacia un enfrentamiento político de amplias proporciones por la hegemonía ideológica en la relación entre Estados Unidos y Europa.
China: El gran observador
Ante este escenario, China observa con atención, plenamente consciente de que la fractura transatlántica representa una ventana de oportunidad para avanzar en sus intereses estratégicos.
La posibilidad de que Europa logre construir, en un plazo relativamente corto, un modelo de defensa lo suficientemente robusto como para asegurar un papel relevante en la geopolítica mundial resulta, sencillamente, inviable.
En este contexto, si la relación transatlántica llega a quebrarse, Europa se vería obligada a volver su mirada hacia China, buscando un nuevo equilibrio en un mundo cada vez más polarizado.
La política exterior de Estados Unidos, marcada por su errática naturaleza y sometida a cambios abruptos, podría haber transitado de un escenario en el que, bajo la administración Biden, Rusia quedaba prácticamente en manos de China, a otro en el que, con Trump, Europa corre el riesgo de seguir el mismo camino.
Este giro histórico no solo redefine el equilibrio de poder global, sino que también plantea un futuro incierto para Europa, atrapada entre dos gigantes en pugna.
Y no debe olvidarse que, en la esfera internacional, o se es una potencia de primer orden, o inevitablemente se acaba bajo el paraguas de alguna de ellas.
Europa, en este sentido, enfrenta una encrucijada
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