Jorge Carrera: De la judicatura a la inteligencia artificial, el abogado que anticipa el futuro del Derecho
Fue 7 años juez de enlace de España en Estados Unidos y 8 años jefe de la Sección de Relaciones Internacionales del CGPJ, un periodo en el que fue director ejecutivo de la Secretaría Permanente de Cumbre Judicial Iberoamericana, Jorge Carrera es un exmagistrado que combina en su persona la experiencia de la judicatura y la diplomacia. Ahora, en su reinvención, aflora toda la experiencia y conocimientos acumulados en una vida en la que ha sido protagonista y testigo de eventos que han dado forma a nuestro mundo. Foto: JC.

Jorge Carrera: De la judicatura a la inteligencia artificial, el abogado que anticipa el futuro del Derecho

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22/4/2025 05:38
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Actualizado: 22/4/2025 10:34
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Tras cuatro décadas en la magistratura, Jorge Carrera Doménech, de 64 años, ha emprendido una nueva vida profesional en la que combina su vocación jurídica, su pasión por la tecnología y su conocimiento geopolítico.

Exmagistrado, exjuez de enlace en la Embajada de España en Washington, exconsejero de Justicia de la Representación Permanente de España ante la Unión Europea (REPER), exjefe de Sección de Relaciones Internacionales del Consejo General del Poder Judicial y exletrado del Tribunal Supremo, Carrera ahora ha mutado en otra figura: abogado tecnólogo, creador de contenido jurídico e “influencer”, experto en inteligencia artificial aplicada al Derecho y columnista de referencia en este tiempo convulso de aranceles y desencuentros en ese triángulo que conforman Estados Unidos, la Unión Europea y China.

Esta segunda vida no es fruto de la improvisación, sino de una transición largamente pensada. «La vida tiene sus límites y hay momentos en que o tomas decisiones o ya se hace tarde», dice, convencido.

La decisión fue clara: seguir vinculado al Derecho, pero desde una óptica diferente, alejada de los tribunales y centrada en el ejercicio privado del derecho y la construcción de conocimiento y herramientas jurídicas con una fuerte base tecnológica.

Carrera ha desarrollado y compartido públicamente herramientas que automatizan tareas jurídicas comunes, como redactar hojas de encargo, elaborar alegatos penales, generar interrogatorios o revisar contratos.

En su faceta de abogado, Jorge Carrera se ha registrado en el Colegio de la Abogacía de Barcelona y ha abierto un despacho. Su especialización: derecho tecnológico, protección de datos, derecho aeronáutico y drones, inteligencia artificial y consultoría internacional.

Junto a su despacho, su canal de YouTube, Derecho con Carrera, y su página web, derechoconcarreraai. Desde ambos espacios ha construido un espacio de divulgación jurídica centrado en el uso de la IA generativa, especialmente ChatGPT, aplicada al trabajo del abogado.

«Empecé haciendo un curso de inteligencia artificial para juristas, accesible y práctico. Pero pronto vi que tenía potencial más allá de lo didáctico», cuenta.

Carrera ha desarrollado y compartido públicamente herramientas que automatizan tareas jurídicas comunes, como redactar hojas de encargo, elaborar alegatos penales, generar interrogatorios o revisar contratos.

Uno de sus GPTs más exitosos permite a los abogados preparar el informe de conclusiones orales en un juicio penal. Basado en la posibilidad que ofrece ChatGPT para crear herramientas o modelos especializados, el asistente analiza hechos, pruebas, partes intervinientes y elabora un guión estructurado, con esquema y ayuda memoria.

A través de su canal de Youtube, «Derecho con Carrera», Jorge Carrera «enseña a pescar», a sacarle el mayor partido a la IA a todos aquellos juristas interesados en ello. Foto: Youtube.

Otra herramienta destacada es un revisor de contratos, que permite subir cualquier contrato (de arrendamiento, suministro, etc.) y analiza el clausulado en busca de incoherencias, potenciales litigios o cláusulas abusivas.

“No es para sustituir al abogado, sino para alertarle de posibles problemas o vacíos que pueden ser conflictivos”, explica.

Estas utilidades han sido diseñadas con el respaldo de una taxonomía de patología contractual y una base de datos jurisprudencial especializada en consumo.

Además, planea lanzar en unas semanas un generador de interrogatorios que, tras indicar el tipo de procedimiento, los hechos y el objetivo de la estrategia procesal, diseña preguntas, repreguntas y hasta bloqueos dialécticos estratégicos.

También ha creado un calendario automático para el cómputo de plazos procesales que incluye festivos nacionales, autonómicos y locales.

La IA potencia al jurista

Carrera no se limita a enseñar cómo se usan estas herramientas. Las comparte mediante enlaces en sus vídeos, permitiendo que cualquier profesional pueda acceder a ellas gratuitamente. «No son perfectas, pero pueden ser de mucha ayuda. Y, sobre todo, permiten liberar tiempo para lo importante».

Su filosofía es clara: “la IA no sustituye al jurista, lo potencia”.

En su canal, que crece semana a semana, también aborda la construcción de GPTs especializados, como los dedicados a los artículos concretos del Convenio Europeo de Derechos Humanos, con resúmenes jurisprudenciales y doctrinales para cada situación procesal. «Son pequeñas bibliotecas jurídicas activadas por comandos», afirma.

Carrera es un firme partidario –en línea con el magistrado Eloy Velasco– de incorporar “jueces robot” para estos asuntos menores, siempre con la posibilidad de establecer una vía de recurso que garantice la revisión humana en determinados casos.

Su motivación no es económica. «No hay interés crematístico. Esto no es una ‘startup’. Pero sí me gusta aportar mi grano de arena al cambio tecnológico que la justicia necesita», cuenta. Su pasado, como profesor de derecho civil en la Universidad Pompeu Fabra y de derecho romano en la UNED, también cuenta, y mucho.

En su opinión, la IA “podría actuar como un filtro o primer estadio dentro de la Administración de justicia, agilizando procesos menores y permitiendo una mejor distribución del trabajo”.

Carrera, además, es un firme partidario –en línea con el magistrado Eloy Velasco– de incorporar “jueces robot” para estos asuntos menores, siempre con la posibilidad de establecer una vía de recurso que garantice la revisión humana en determinados casos.

Aunque reconoce que esta propuesta plantea numerosos desafíos y preguntas, insiste en que es necesario comenzar a abordarlos sin demora.

En su opinión, la IA “podría actuar como un filtro o primer estadio dentro de la Administración de justicia, agilizando procesos menores y permitiendo una mejor distribución del trabajo”. Foto: JC.

Crítico con las salidas fáciles: los riesgos de una justicia burocrática

Carrera observa con escepticismo algunas de las soluciones que se están promoviendo como «alternativas» a la saturación judicial, como los medios alternativos de resolución de conflictos.

«No estoy en contra, pero muchas veces se plantean como forma de disuadir que la gente acceda libremente a los tribunales. No puede haber cortapisas cuando existe un conflicto que sólo un juez puede resolver», señala.

Por lo demás, las partes, asesoradas por sus letrados, son lo suficientemente inteligentes para decidir si merece la pena o no buscar o no una alternativa. Los medios alternativos jamás deberían presentarse como obligatorios, opina.

También se distancia de la idea de que la tecnología sea una moda o una amenaza. Para Carrera es una necesidad estructural: «La carretera se ha hecho estrecha, hay mucho tráfico, y en lugar de ensanchar la vía lo que hacemos es disuadir del viaje. No es serio. La tecnología debe estar al servicio de una justicia más eficaz y accesible».

Y agrega una reflexión que lanza como advertencia: «La tecnología está ya transformando otras profesiones. Si no hacemos lo mismo con el Derecho, el problema no será la IA, seremos nosotros».

Carrera observa con escepticismo algunas de las soluciones que se están promoviendo como «alternativas» a la saturación judicial, como los medios alternativos de resolución de conflictos.

Una de sus nuevas líneas de trabajo como abogado es el asesoramiento jurídico para inversiones inmobiliarias españolas en América Latina, especialmente en mercados emergentes. «Allí hay oportunidades, pero también riesgos jurídicos que requieren un análisis especializado y socios locales fiables», subraya.

Consultor internacional: entre Iberoamérica y EE.UU.

Su bagaje internacional es impresionante. Ocho años como jefe de la Sección de Relaciones Internacionales del CGPJ, durante los cuales visitó todos los países de Hispanoamérica como director ejecutivo de la Secretaría Permanente de Cumbre Judicial Iberoamericana.

Durante ese tiempo, impulsó ferias de ciencia y tecnología judicial, promoviendo la colaboración público-privada y facilitando el aterrizaje de grandes compañías tecnológicas en procesos de modernización judicial.

Y durante siete años fue juez de enlace de España en Estados Unidos, en Washington D.C. Fruto de aquellas etapas, hoy mantiene vínculos profesionales con actores relevantes en la región.

Precisamente, una de sus nuevas líneas de trabajo como abogado es el asesoramiento jurídico para inversiones inmobiliarias españolas en América Latina, especialmente en mercados emergentes. «Allí hay oportunidades, pero también riesgos jurídicos que requieren un análisis especializado y socios locales fiables».

En paralelo, también explora oportunidades en Estados Unidos, especialmente en el ámbito inmobiliario.

Aunque reconoce que la rentabilidad por alquiler es más moderada que en Latinoamérica, «la revalorización es muy elevada». A su juicio, el futuro pasa por una asesoría legal transversal y con visión internacional.

Carrera advierte sobre el auge de un populismo punitivo, centrado en la migración, y de una erosión progresiva del Estado de Derecho. «Se está gobernando por objetivos, y luego se buscan los argumentos jurídicos que los justifiquen. Es preocupante». Foto: JC.

Analista geopolítico: claves para entender el mundo que viene

Jorge Carrera es también una voz de referencia en el análisis de la política internacional. Colabora como columnista de este medio, Confilegal, donde publica artículos con una capacidad poco común para anticipar tendencias en Estados Unidos, Europa y el espacio iberoamericano.

Sus enfoques, alejados del ruido mediático, combinan su experiencia diplomática con una sólida base analítica.

A su juicio, Estados Unidos vive una «tensión ideológica interna de enorme calado», especialmente dentro del Partido Republicano.

Distingue entre los “neocon” (neoconservadores), con una visión intervencionista global, y los “paleocon” (paleoconservadores), que abogan por el repliegue, el proteccionismo y el nacionalismo económico. «Hay congresistas que están empezando a saltar de la silla, pero de momento siguen alineados con la línea dominante porque Trump mantiene el liderazgo».

Advierte también del auge de un populismo punitivo, centrado en la migración, y de una erosión progresiva del Estado de Derecho. «Se está gobernando por objetivos, y luego se buscan los argumentos jurídicos que los justifiquen. Es preocupante».

Sobre Europa, es tajante: «No estoy en contra de la Unión Europea, pero necesita una reforma profunda. Tiene problemas estructurales de productividad, innovación y dependencia tecnológica. Ninguna gran empresa de Internet es europea. Dependemos del gas de Estados Unidos y estamos atrapados entre nuestras propias debilidades y las exigencias de alineamiento geopolítico».

En cuanto a China, considera que «el verdadero temor de EE.UU. no es la deuda ni el comercio, sino el desarrollo tecnológico acelerado y su creciente influencia global».

China, dice, está consolidando un modelo alternativo al occidental, basado en el control social, la eficacia productiva y una política exterior pragmática que gana aliados en Asia, América Latina y Oriente Medio.

Frente a ese tablero, Europa corre el riesgo de diluirse. «Hemos pasado de la dependencia energética rusa a la dependencia energética estadounidense. Y ahora se nos quiere limitar nuestra interacción con China. Pero sin una base productiva propia, sin autonomía tecnológica, eso es simplemente suicida».

Sobre Europa, es tajante: «No estoy en contra de la Unión Europea, pero necesita una reforma profunda. Tiene problemas estructurales de productividad, innovación y dependencia tecnológica. Ninguna gran empresa de Internet es europea».

¿Estamos ante el ocaso del imperio estadounidense?

La pregunta es inevitable. Carrera no lo descarta, pero matiza: «No sé si estamos ante una decadencia o ante un momento de dificultad. Es cierto que todos los imperios tienen un ciclo. Pero EE.UU. sigue siendo una economía muy potente, con una capacidad tecnológica y militar formidable«.

Según él, el gran talón de Aquiles norteamericano ha sido su política exterior, «donde más errores ha cometido». Pero también recuerda que su sistema político, basado en el equilibrio de poderes, es eficaz para garantizar derechos, aunque lento para tomar decisiones en tiempos críticos.

«En momentos de crisis, el modelo democrático occidental puede ser menos ágil que un sistema de autoridad de partido único como el chino. Eso no significa que el modelo sea peor, sino que debemos ser conscientes de sus limitaciones estructurales en un mundo acelerado».

Y concluye con una observación sobre los líderes: «Trump no es sólo una persona. Es un síntoma de un descontento profundo en sectores relevantes de la sociedad estadounidense y su estrategia está orientada a explotar electoralmente esas bolsas de descontento. No es un accidente, es una consecuencia estratégica». ¡

Jorge Carrera encarna un perfil jurídico poco habitual: el del jurista que no teme a la tecnología, que conoce las reglas del tablero internacional y que entiende la comunicación como una herramienta de empoderamiento. Desde su canal, desde sus columnas o desde su labor como consultor, su mensaje es claro: «O la justicia se adapta a los tiempos, o quedará atrapada en su propia obsolescencia».

Y lo dice alguien que ha recorrido el mundo desde el estrado y que ahora lo observa desde la pantalla, sin renunciar a la pasión jurídica que siempre lo ha definido. «Me gusta aprender, me gusta compartir y creo que esta etapa me permite hacer ambas cosas al mismo tiempo. Esa es mi revolución tranquila».

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