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Opinión | El día del trabajo en el turno de oficio

Opinión | El día del trabajo en el turno de oficio
La abogada Begoña Trigo reflexiona sobre la evolución del trabajo desde la Revolución Industrial y el abandono del Turno de Oficio, a su juicio, aún sin derechos laborales básicos en el siglo XXI.
09/5/2025 05:35
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Actualizado: 09/5/2025 00:44
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Con el origen de la Revolución Industrial a finales del siglo XVIII, se inicia un cambio importante en la idea del trabajo. El descubrimiento de máquinas tan importantes como la máquina de vapor, produce una transformación en la forma de producir y la forma en que las personas desempeñaban el trabajo, comienza una nueva era en la humanidad cambiando radicalmente las condiciones de los trabajadores, el aumento de la producción generó un aumento de demanda lo que implicó la necesidad de que los trabajadores se desplazarán a las zonas industrializadas produciéndose movimientos migratorios del campo a la ciudad.

Comenzó la especialización pero las condiciones laborales eran extremadamente duras peligrosas y penosas, se trabajaba jornadas de catorce horas, seis días a la semana, no había cobertura social ni políticas de prevención de riesgos y los salarios eran extremadamente bajos.

 Desde el siglo XIX hasta ahora, la industrialización hizo que  surgieran las primeras manifestaciones para conseguir unas condiciones más dignas ya que el trabajo era demasiado penoso, incluso los niños trabajaban en aquella época.

Empezaron a forjarse los derechos laborales  y surge así el inicio del derecho laboral y los mecanismos de regulación del trabajo a diferencia de épocas anteriores donde la esclavitud era la más importante forma de aprovechamiento del trabajo del hombre y se basaba en la existencia de una relación de dominio  y propiedad sobre el sujeto que desarrollaba el trabajo que concedía a su titular los  poderes inherentes  incluido apropiarse de los frutos de su labor Wilfredo Sanguinetti (página 144 el Derecho del Trabajo)

Sin embargo la esclavitud se extiende a lo largo de la historia y llega hasta nuestros días a través de diversas y variadas modalidades

 Las transformaciones como consecuencia de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial tanto en el plano de las ideas económicas y jurídicas sobre todo políticas, como la organización de la producción y el reconocimiento a la libertad de trabajo, según Carlos Blancas, fue uno de los instrumentos ideológicos y jurídicos que posibilitaron  el desarrollo del capitalismo, pues resultó decisivo para eliminar el régimen corporativo medieval.

Un segundo factor determinante son las innovaciones tecnológicas y las transformaciones sociales que generó la Revolución Industrial y así surge el Derecho del Trabajo a finales del  XVIII inicios del XIX. Esta disciplina fue la respuesta del Estado liberal frente al conflicto social originado en este contexto.

Guillermo Boza señala que la doctrina clásica diseñó tres etapas sobre la “cuestión social”, la de la prohibición, la de la tolerancia y la del reconocimiento. En la primera etapa de la Constitución alemana de Weimar del 1919 proporcionó el modelo constitucional social para los textos europeos y americanos de la primera posguerra en el que los derechos laborales al trabajo y la libertad civil ocuparon un importante rol.

El Tratado de Paz de Versalles del 1919 puso fin a la Primera Guerra Mundial y dispuso en su capítulo 13 la creación de la Organización Internacional del Trabajo, donde se indica  que la paz universal y permanente solo podía basarse en la justicia social.

A partir de la creación de la OIT se internacionalizan las principales normas sociolaborales del  siglo XX en materias como jornada de trabajo, protección a la maternidad, legislación sobre el trabajo infantil entre otros instrumentos internacionales que tienen como propósito promover mejores condiciones laborales a nivel global.

Tras la Segunda Guerra Mundial los países de Europa Occidental buscaron diseñar un nuevo orden incluyendo un significado a los derechos sociales económicos incluyendo expresamente los derechos laborales individuales y colectivos y de la Seguridad Social y así más o menos llegamos a nuestros días, con elementos como la tecnología y la inteligencia artificial en el nuevo escenario.

EL TURNO DE OFICIO Y LOS DERECHOS LABORALES

Como decía la Revolución Industrial propició estos cambios pero lo cierto es que no han llegado a todos los sectores, ni a todos los países y a los que han llegado no lo han hecho de forma uniforme en todos los colectivos y así tenemos en España como ejemplo al Turno de Oficio.

Es uno de esos sectores ajeno a los derechos laborales. En el siglo XXI, dos siglos después de la Revolución Industrial, hay sectores todavía que no disfrutan de los derechos laborales básicos, legalmente reconocidos, sectores que permanecen en una especie de limbo histórico, donde se siguen aplicando reglas más propias de un sistema esclavista o de un sistema abusivo de finales del XVIII principios del XIX y el Turno de Oficio es uno de ellos.

No tiene el reconocimiento de actividad laboral, ni por cuenta ajena ni propia; no tiene el reconocimiento de salario a la cantidad con la que se abona, sino de indemniación como si eso fuera legal; no tiene cubierto gastos de cobertura social que tiene que abonar el abogado; no se abonan dietas, transporte, combustible, horas extras, nocturnidad, festivos, vacaciones, peligrosidad, penosidad…

Se imponen tareas administrativas ajenas al mundo jurídico sin cobrar, y se imponen tareas jurídicas obligatorias sin cobrar también porque no se contemplan en los baremos que es donde se estipula lo que se abona y lo que no, unilateralmente sin contar con la Abogacía y sin ningún tipo de negociación y que además se abonan varios meses de retraso por norma.

Es tal la broma que las instituciones anuncian el abono de las certificaciones del turno de oficio en las redes sociales, como si les tuviéramos que agradecer algo por la limosna…”, se ha procedido al pago de las certificaciones del mes de enero por la comunidad” y lo dicen en marzo… ”el ministerio ha realizado el pago de las certificaciones de….” y así lo anuncian con cierto orgullo.

Un verdadero motor del desarrollo de los derechos fundamentales de los ciudadanos y esta es la valoración y el respeto en el siglo XXI.

UN ISLOTE PERDIDO

Somos como digo un islote perdido sobrecargado con los derechos fundamentales de miles, de millones de ciudadanos al año, y sin ningún reconocimiento en este país ni por los políticos ni por la sociedad ni por el resto de instituciones.

No se nos cita cuando se habla de Justicia , aunque es cierto que se habla pocas veces, y se nos obliga a cumplir  un régimen disciplinario especial, diferente al resto de abogados y por supuesto más restrictivo.

El abogado del turno de oficio no puede renunciar a seguir con un cliente aunque le llame a todas horas o le falte al respeto de otra forma. No tenemos las mismas obligaciones ni derechos deontológicos como digo, estando en una situación más propia de hace dos siglos.

Y entretenida en estas cosas iba al juzgado unos días antes del Día del Trabajo, pensando que celebrarían aquellos que tenían la suerte de tener derechos laborales reconocidos, yo debía celebrar el día del fin de la esclavitud o algo así.

Me dirigía al juzgado a pasar una declaración por un hurto, en el que habían participado dos hermanos, designándome a mí para la defensa de uno y a una compañera para el otro.

Antes de la declaración estuve hablando con los familiares ya que eran de etnia gitana y había varios en la puerta del juzgado. Mi cliente no estaba porque se había desplazado a Segovia, así que su declaración iba a realizarse por Zoom.

Mientras se conectaban los funcionarios con él, hablamos del caso y nos dió tiempo a hablar del flamenco, siempre me ha interesado mucho y aunque al principio desconfiaban, al ver una “paya abogada”. Al final  se animaron con el tema, incluso uno de los hermanos y la madre me invitaron a asistir a una “fiesta gitana”, prometiéndome que me llamarían.

Yo ya había hablado con mi compañera sobre el asunto, era un hurto de unos quesitos, poca cosa,  las dos acordamos que ninguno de nuestros clientes iba a declarar más que para negar los hechos y solo a nuestras preguntas. Así que yo hablé con el mío telefónicamente indicándole que contestará mis preguntas y que se limitará a negar los hechos.

Pasamos la declaración y el cliente de mi compañera declaró   que no había intervenido en  los hechos, que no había agredido a nadie…todo bien. De repente conectaron el Zoom y  mi cliente  apareció en la pantalla fumando un cigarro y tumbado en la cama. Empezaron a darme palpitaciones porque eso no podía ser buena señal, solo le faltaba la copa de vino o la lata de cerveza.

El juez no dijo nada y leyó sus derechos y él contestó que quería declarar aunque habíamos dicho que iba a declarar solo a mis preguntas así que intervine: » Señoría he hablado antes con él y creo que se está equivocando, porque solo hemos quedado que solo queda declaraba a mis preguntas». 

El juez, que estaba entretenido con la secretaria y un juez en prácticas, tenía buen humor lo que ya es difícil de ver. Aceptó que declarara solo a mis preguntas sin un mal gesto y sin un mal comentario, incluso sonriente, lo que no es nada habitual. Yo desde luego lo agradecí.

Empecé a preguntar si había robado algo o agredido a alguien ese día. El contestó que no pero luego dijo, ”bueno lo de robar sí , sí, lo reconozco. pero solo eso”.

Le volví a preguntar con tono: ”A ver, pero usted a robado algo del supermercado, es que a lo mejor me  he explicado mal”.

Y volvió a contestar, “sí, sí, lo del robo sí pero al de seguridad no le toqué”. Al ver que iba a volver a preguntar lo mismo el juez se dirigió a mi y me dijo,  “señora letrada, creo que es mejor que no le vuelva a preguntar” y empezó a reírse. Todos empezaron a sonreírse y no era para menos.

Bueno, alegué, “al principio ha dicho que no había hecho nada así que me quedaré con eso. No hay más  preguntas”. Siguieron riéndose.

Mi compañera y yo después de despedirnos de los familiares  y explicarles lo inexplicable, nos dirigimos a la salida.

– Yo voy por Capitán Haya que tengo el coche en el ‘parking’ –seguiremos llamándolo Capitán Haya siempre, yo creo.

 – Yo también –le dije.

– Mira, vamos por aquí –y empezamos a andar en la planta baja, a recorrer un sinfín de pasillos y recovecos que ella conocía perfectamente. Tenía 67 años, y llevaba en el turno unas décadas. A pesar de las condiciones de nuestro trabajo, mantenía un tono poco frecuente y especialmente amable y con cierta alegría mostraba una sonrisa. Ibamos hablando sobre lo de siempre.

– Menos mal que ha sido amable el juez. Solo le faltaba el cubata al tuyo (se reía ).

–Ya, a veces te encuentras estas cosas, mejor que sea así.

– Sí, porque no hacen más que tratarnos mal. Parecemos sus sirvientes. Ahora, ya verás qué jaleo con la nueva ley. Los ‘smacs’, como si los abogados no mediáramos.  Algún iluminado que no ha pisado un juzgado en su vida. Solo quieren retrasar juicios a base de burocracia. Además, nos amenazan con las costas y sanciones. Es tremendo. Nosotros somos independientes. No estamos sometidos jerárquicamente.

– Así es –contesté yo–. Y encima en los cursos te tratan de vender la moto, si es infumable. Desde la trascendencia constitucional, interés casacional, los formularios de amparo, casación civil etc., van poniendo trabas en vez de solucionar problemas. Usan la burocracia para quitarse gente de en medio.

A mí me escuece mucho el amparo -seguí al ver que hablaba mi mismo idioma-, han dejado a la gente indefensa, y te dictan una providencia de tres líneas sin motivar diciendo que no tiene trascendencia constitucional..en fin.  Han modificado la constitución saltándose el 167, lo han hecho por ley orgánica, reduciendo el derecho de los ciudadanos al Amparo para quitarse asuntos, y encima no motivan. Te sueltan un escupitinajo de providencia de tres líneas para responder un recurso de 25 hojas. Qué poca… En fin. No se donde se sacan el derecho a no motivar. Qué país.

-Y esta ley lo mismo. Obligan prácticamente a llegar a acuerdos con la amenaza de las costas, y los abogados y procuradores a volvernos locos.Resulta que en jurisdicción voluntaria no es necesario abogado y se lo piden también a los ciudadanos, y en medidas previas de divorcio. De verdad, qué cantazo tienen.

 – No saben tener visión integral, ni saben qué problemas tienen los juzgados. Ni les importa. Que abran por la tarde para gestión y metan más gente y medios informáticos. No a restringir derechos. Y cargar de burocracia a los abogados y profesionales y a los ciudadanos. Se han quedado con el Estado para ellos. Espero que alguien la declare inconstitucional.

– Se ríen de los abogados y de los procuradores. Y sobre todo de los ciudadanos, utilizan las instituciones para ellos. Es penoso el nivel. Y encima sin educación, porque no tienen ni modales.

Salíamos por fin de los juzgados por la parte civil, ya estábamos en Capitán Haya.

– Encima a pagar el ‘parking’, el café, y por 200 euros menos el 15% de retención-

Y la Seguridad Social o la Mutualidad.

– No me hables que me van a quedar 350 euros de pensión con la Mutualidad. Tengo 67 años ya.

– Pues parece que tienes 55. -y realmente lo parecía-. Ja já, la mala leche será. Hoy hemos tenido suerte con los funcionarios y el juez…al menos han sido amables…-si ya hay que tener suerte hasta para eso., nos han comido con patatas.

– Encima, cuanto más bajitos son más prepotencia, en la Audiencia y en el TS nos tratan mejor, pero Madrid en instrucción, es terrible. Y en los pueblos que me dices?Terrible también. Hay algunos…

Yo la semana pasada en Manuel Tovar, en medio de unas conclusiones en un juicio de familia, la juez se levantó y se fue…Un mujer joven y ahí me dejó hablando, y no volvió.

– ¿En serío ?

– Como te lo cuento.

– Es tremendo, y ¿no le pusiste una queja?

– Pues no. Más burocracia. Y luego tardan meses en resolverse, otro paripé. Nadie les controla. Si quisieran controlarlos pondrían ellos medios eficaces, o en la escuela alguna asignatura del trato a los profesionales. No burocracia.

Se paró antes de despedirse y me miró.

– Yo ya estoy en los 67 y qué quieres que te diga, para lo que me pagan, como me tratan, y la edad que tengo. Me voy a poner ahora a poner quejas que no contestan, que tardan meses, que hay corporativismo y falta de interés por una justicia sana y digna. Yo ya, a mis 67 me hubiera gustado verlo, pero no lo voy a ver. Los jueces, los secretarios, con las huelgas llegué a pensar  que iban a mover pero solo han pensado en ellos. Han reivindicado para ellos en exclusiva. Así que no voy a ser yo quien cambie esto. Y ya para lo que me queda en el convento, pues me cago dentro que quieres que te diga.

Nos despedimos y se fue dirección al ‘parking’, yo tenía el coche en Bravo Murillo así que me quedaba un paseo. Sentía impotencia por mi compañera, aunque yo estaba en la misma penosa situación con quince años menos. Supongo que su cara de alegría era por ver cerca la jubilación o los planes que tuviera.Al menos descansaría del estrés diario.

Crucé Bravo Murillo justo enfrente del ‘parking’. En el día del trabajo, todavía miles de abogados y procuradores de oficio en situación de sumisión y servilismo, sufriendo desprecios injustamente, condenados a una retribución miserable, a exigencias inhumanas. En el siglo XXI y en el día del Trabajo  a nadie le importan los derechos laborales de la Abogacía y de la Procura de oficio que realizan funciones de servicio público con millones de personas al año.

Estuve pensando en mi compañera, qué triste conclusión dejar de defender la dignidad y los derechos por agotamiento, hartazgo por preferir irse ya a descansar que tiene desde luego todo el derecho al descanso de esta saturación.

Quizá yo también me jubilaré sin ver algo más de dignidad en el desempeño de nuestro trabajo, en el sistema en general. Quién sabe. El día del Trabajo, un día para reflexionar desde luego.

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