Matilde García Duarte, presidenta de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) y abogada del Estado en excedencia, hizo una defensa del servicio público ante un auditorio repleto de estudiantes de Derecho. Foto: Iuris.
“No sé quién os ha contado que ser funcionario es un rollo”, Matilde García Duarte hace una defensa rotunda del servicio público
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12/6/2025 05:34
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Actualizado: 12/6/2025 00:07
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“No sé quién os ha contado que ser funcionario es un rollo, pero no es verdad”. Así comenzó su intervención Matilde García Duarte, presidenta de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) y abogada del Estado en excedencia, en la mesa redonda celebrada en el Senado bajo el título “Formación jurídica integral. Desafíos y oportunidades en el mercado de trabajo actual”.
El evento, organizado por la asociación de estudiantes Iuris España de la Universidad Rey Juan Carlos y moderado por el periodista Carlos Berbell, reunió a referentes del ámbito jurídico para abordar el presente y futuro de la formación legal ante un auditorio formado por jóvenes estudiantes de Derecho en un marco incomparable: la cámara del Senado.
García Duarte, que representa a grandes empresas del sector de la distribución en España, como El Corte Inglés, Carrefour, Ikea, Leroy Merlín y Tendam, empresas que general más de 44.000 millones de euros al año y que emplean a más de 230.000 personas, defendió con firmeza la función pública como una opción profesional de primer nivel, cargada de responsabilidad, impacto y oportunidades.
Desde su experiencia en altos cargos como directora general de Deportes, secretaria general de Correos o de AENA, recordó que su trayectoria fue posible gracias a una oposición: “Yo he estado en el vestuario de la selección celebrando el Mundial con las reinas, y no porque trabajara en un despacho privado, sino como servidora pública”, subrayó.
También insistió en que preparar una oposición es duro, solitario y exigente, pero ofrece un sistema que garantiza igualdad, mérito y capacidad, algo especialmente relevante para quienes no tienen redes familiares de apoyo económico o profesional.
“Hay que saberse bien las leyes antes de pretender interpretarlas con creatividad”, añadió, en defensa del estudio riguroso y de la memoria como herramienta básica del jurista.
Una conversación abierta entre Derecho, mercado y vocación
A partir de esa intervención inicial, la mesa redonda derivó en una conversación rica y plural sobre cómo debería evolucionar la formación jurídica para estar a la altura de los desafíos actuales ante un auditorio formado por estudiantes de Derecho.
Juan José Sánchez Puig, CEO de ISDE, abordó la necesidad de conectar la educación jurídica con el mercado laboral real. “Un buen abogado, primero, debe saber Derecho. Después vienen las soft skills, los idiomas, la tecnología. Pero lo esencial es el conocimiento técnico”, sostuvo.
Para él, los centros formativos deben actuar como puentes entre lo académico y lo profesional, y formar juristas con mentalidad global, capacidad de escucha y criterio ético. “La honestidad es rentable: te ayuda a ganar confianza, clientes… y conservar tu integridad”.
Ana Belén Martínez Enguídanos, directora general del Consejo General de Procuradores y cofundadora de Women in a Legal World, centró su intervención en la igualdad de género en el sector jurídico.
Aseguró que en las universidades “la meritocracia funciona”, pero que el problema aparece más adelante, cuando se trata de ocupar puestos de poder. “Más del 70 % de quienes estudian Derecho son mujeres, pero eso no se refleja en los despachos ni en los consejos de administración”. Desde su asociación, promueven redes de apoyo, mentoría y visibilidad para el talento femenino.
Por su parte, el abogado penalista Luis Romero Santos cerró el encuentro con una intervención realista y didáctica sobre lo que no enseña la universidad. “Nadie te prepara para el drama humano que hay detrás de cada causa penal. Eso se aprende viendo juicios, yendo a la cárcel, escuchando a los clientes”, afirmó. También abordó un tema poco tratado pero esencial: cómo cobrar por los servicios jurídicos. “Si no sabes poner precio a tu trabajo, dependes del cliente. Y si dependes del cliente, no eres independiente”, sentenció.
Desde diferentes ángulos —la administración pública, la universidad especializada, el activismo jurídico y la práctica profesional—, los ponentes coincidieron en un mensaje clave: formar buenos juristas requiere técnica, ética, práctica y vocación.
Y, como señaló Matilde García Duarte, también cierta rebeldía ante los prejuicios: “No dejéis que os digan que hay caminos mejores o peores. Hay caminos diferentes. Pero todos exigen esfuerzo y compromiso con el Derecho y con la sociedad”.
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