A partir de ahora, los jueces federales solo podrán bloquear decretos presidenciales dentro de su jurisdicción o para las partes directamente implicadas en el caso. Para detener una orden ejecutiva en todo el país –como venía sucediendo hasta ahora– serán necesarias múltiples demandas en diferentes distritos o una intervención directa de la propia Corte Suprema. Foto: Generada por IA y Corte Suprema de los EE.UU.
La Corte Suprema de los EE.UU. recorta el poder de los jueces federales y refuerza el poder de Trump como presidente
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27/6/2025 19:07
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Actualizado: 27/6/2025 19:08
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La Corte Suprema estadounidense ha dictado hoy una sentencia clave que limita el alcance de los jueces federales para frenar decretos presidenciales a nivel nacional.
Con una mayoría conservadora de 6 a 3 (progresistas), el alto tribunal impone un nuevo marco que, en la práctica, otorga mayor margen de maniobra a la Casa Blanca.
Es un fallo que, aunque no menciona a Donald Trump de forma explícita, le allana el camino judicial en su intento de reestructurar ciertas políticas migratorias.
¿Qué cambia exactamente?
Hasta ahora, un solo juez federal podía suspender una orden ejecutiva del presidente en todo el país, aunque el caso se presentara en un tribunal local.
Era un mecanismo que permitía respuestas judiciales inmediatas con efectos nacionales. Ya no será así.
A partir de este fallo, los jueces solo podrán dictar medidas cautelares que afecten a su jurisdicción o a las partes del caso.
Para bloquear una medida presidencial en todo el país, haría falta presentar múltiples demandas en diferentes tribunales o una intervención directa del Supremo.
El caso que lo desencadena
Aunque el fallo no se centra en el contenido de una orden específica, llega en un momento en que la Administración Trump busca restringir el derecho a la ciudadanía por nacimiento.
Esta nueva doctrina permite que esa orden se aplique, al menos parcialmente, mientras se resuelve su legalidad definitiva.
La sentencia, redactada por la magistrada Amy Coney Barrett, deja claro que “los tribunales federales no tienen poder para supervisar de forma general al Ejecutivo”, sino que deben limitarse a resolver “casos y controversias”, tal como establece el artículo III de la Constitución.
Para Barrett, corregir un posible exceso del Ejecutivo no justifica que los jueces excedan a su vez sus competencias.
Efectos inmediatos y a largo plazo
Trump gana margen de maniobra. La decisión permite que su orden ejecutiva sobre la ciudadanía por nacimiento entre en vigor parcialmente, sin bloqueos nacionales inmediatos.
Más difícil frenar al presidente. El nuevo criterio obliga a presentar múltiples demandas en distintos tribunales para paralizar una medida presidencial a escala nacional, lo que encarece y ralentiza la estrategia legal de la oposición.
Precedente con impacto duradero. La sentencia redefine el papel de los jueces federales y puede limitar futuras impugnaciones exprés contra decretos presidenciales, independientemente del partido en el poder.
Un nuevo equilibrio institucional
El fallo modifica de forma sustancial la relación entre el poder judicial y el ejecutivo federal. Debilita la función de los jueces como barrera inmediata ante políticas controvertidas, y refuerza la autonomía presidencial.
Aunque su impacto beneficia hoy a Trump, mañana podría servir a cualquier presidente. La doctrina, más que partidista, es estructural. Y ha llegado para quedarse.
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