El responsable del control de cámaras del Madrid Arena abandonó su puesto para evitar que sonara la alarma
Plano general de la fiesta de Halloween de 2012 en uno de cuyos vomitorios se produjo la avalancha que produjo la muerte de 5 jóvenes. EP.

El responsable del control de cámaras del Madrid Arena abandonó su puesto para evitar que sonara la alarma

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21/1/2016 16:51
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Actualizado: 21/1/2016 16:56
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Roberto Mateos García era el encargado del control de cámaras y vigilante de Seguribert la noche de Haloween 2012 en la que murieron 5 jóvenes. Mateos García admitió que se ausentó de su puesto de trabajo para apagar pulsadores de incendios y evitar que sonara la alarma en el recinto municipal -con el consiguiente pánico de los asistentes.

Así lo ha asegurado Mateos durante su declaración en la Sala Cero de la Audiencia Provincial de Madrid. Mateos García explicó su misión era comprobar que las cámaras grababan mediante la emisión de un piloto verde por cada una da las pantallas. Respecto a si él vio algo por las pantallas señaló que «intentaba ver».

«Algo vi», ha apuntado.

Según relató, salió aproximadamente a las 00.30 horas para ver a unos compañeros, y a las 2.30 horas volvió a dejar el lugar para «estirar piernas» y porque una camarera quería ir a un servicio próximo a su zona de control de cámaras.

En torno a las 3.10 horas de la madrugada del 1 de noviembre de 2012, un componente de mantenimiento llegó «nervioso porque no encontraba unos pulsadores de incendios», relató al tribunal.

Entendió entonces que era «importante» que no sonara la alarma de incendios y salió a comprobarlos «vomitorio por vomitorio» junto a otros tres compañeros.

Mateos García contó que fue mantenimiento quien continuó mirando.

Les llamaron y pidieron, según pudo entender, apoyo «urgente» por una pelea. Allí comprobaron que las puertas estaban abiertas y que había tránsito de gente.

Después fueron al muelle mónico -otra de las entradas-, donde ya estaban abiertas las puertas.

«No se cerraron porque al ser de cristal podía ser peligroso», ha apuntado.

Luego bajó al cuarto de control, aunque no recordaba la hora. Comprobó que los sistemas seguían grabando.

Al poco tiempo les llevaron una víctima al control. «Llegaba un chico con una chica en muy mal estado».

Alrededor de las cuatro de la mañana, salieron, comprobaron que tenía constantes vitales y decidieron llevarla al servicio médico de forma inmediata.

Al llegar a su puesto de trabajo, Mateos García comprobó que las cámaras «no estaban nombradas, y estaban descolocadas».

Explicó al tribunal que el equipo lo formaba un ordenador «con retardo y salto de imagen» y dos monitores de dieciséis cámaras, aunque «lo importante era que grabaran».

El Madrid Arena tiene «unas 100 o 101 cámaras», reveló.

Por otra parte, Mateos García le contestó a la fiscal que le dijeron que tenía que quedar «todo grabado» y que «nadie» podía entrar en la zona técnica.

El hombre ha señalado que «con el sistema que había -de cámaras- poco se podía prevenir» ya que «las cámaras son disuasorias y es lo que puede prevenir».

Mateos ha indicado que «las cámaras están para comprobar con posterioridad sucesos que han ocurrido».

El encargado del control de cámaras y vigilante de Seguribert aseguró desconocer si se produjo una revisión de las cámaras.

Respecto a cómo las manejó aquella noche, indicó que fue «moviendo pestañas» en el ordenador para comprobar que había «un puntito verde», que indicaba que las cámaras estaban grabando.

Confirmó que amplió alguna de las imágenes porque «un saltimbanqui» tenía una antorcha «y no sabía si era fuego de verdad».

Respecto a la posición de estas, dijo que eso «no lo valora».

«Mi opinión no cuenta, trabajo con lo que tengo y tengo que comprobar que las cámaras graban», aseveeró. La fiscal Ana Muñoz le recordó que en el Juzgado de Instrucción declaró que no le dio tiempo a programar las cámaras, aunque el acusado ha señalado que no sabía «cuáles eran las importantes».

A preguntas de la acusación particular, ha admitido que sí podía ver el pabellón Satélite a través de las cámaras, porque había unas que apuntaban hacia dicho recinto y otras que se encontraban dentro del mismo.

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