Margarita Robles: «Yo vengo a buscar soluciones, no sillones»
Margarita Robles en una foto hecha hoy, horas después de que se conociera que va de número 2 por el PSOE por Madrid. Confilegal.

Margarita Robles: «Yo vengo a buscar soluciones, no sillones»

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13/5/2016 05:58
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Actualizado: 13/5/2016 05:52
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La jueza Margarita Robles anunció este jueves que será la ‘número dos’ del PSOE en la lista por Madrid para el próximo 26J, un proyecto al que se enfrenta con una gran ilusión y ganar de trabajar.

Robles, que hasta este jueves ejercía como magistrada de la Sala Tercera del Tribunal Supremo, lleva más de 36 años en la carrera judicial. Pertenece a una generación de mujeres trabajadoras, inteligentes, dignas herederas de Concepción Arenal, que se abrió camino en un mundo gobernado sólo por los hombres y donde el concepto de igualdad era más apropiado de Marte que de la España de aquel tiempo.

Una carrera que inició con apenas 24 años en Barcelona. Midiéndose, en igualdad de condiciones con sus compañeros, consiguió ser la primera de su promoción.

De allí paso por diferentes juzgados de lo Penal. Hasta su primer destino en un órgano colegiado, en la Audiencia Provincial de Barcelona. Allí hizo historia. Fue la primera mujer en presidir una Audiencia Provincial.

Y allí estuvo hasta que en 1994, el biministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, la fichó como secretaria de Estado de Interior, cargo en el que estuvo hasta 1996.

Tras este, corto aunque intenso, periplo político volvió a la judicatura como magistrada en la Audiencia Nacional, hasta que en 2004 fue elegida magistrada de la Sala Tercera de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo.

En el año 2008 fue nombrada vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PSOE, cargo que ostentó hasta noviembre de 2013. Posteriormente, volvió a la Sala Tercera del Tribunal Supremo. Hasta ayer.

Si por algo se distingue Margarita Robles es por su capacidad de trabajo, su dedicación, su honradez, su compromiso, su cercanía y sus ganas de mejorar la sociedad. Es una mujer justa, que es lo más elogioso que se puede decir de una persona que hace justicia todos los días, y que volverá a hacer otra vez historia.

Porque será la primera vez que una magistrada del Tribunal Supremo se convierte en diputada del Congreso de los Diputados. Nunca antes había sucedido; ni siquiera con magistrados del Alto Tribunal.

Pero Margarita Robles no es sólo una juez al uso. Es una juez con un instinto político innegable. Su paso por el Consejo General del Poder Judicial, «positivo», o «muy positivo» -según el arco de sensibilidades asociativas pulsado por Confilegal-, dejó huella. Como dejará huella también en su paso por el Congreso de los Diputados. Y no es una profecía, sino la constatación de una realidad que tiene su base en la experiencia.

En esta entrevista Margarita Robles, a pocas horas de que se conociera su inclusión como número 2 en la lista del PSOE por Madrid, nos cuenta las razones que le han empujado a dar el salto a la «gran política».

¿Por qué ha decidido dar este nuevo salto a la política?

Creo que es el momento adecuado. El proyecto de Pedro Sánchez me parece serio y lo suficientemente atractivo como aportar mi granito de arena. Estoy muy ilusionada de participar en él. Yo vengo a buscar soluciones, no sillones. Los ciudadanos tienen que sentir que los políticos se preocupan más de sus problemas que de los sillones, los cargos o los destinos. Me he comprometido a trabajar en este proyecto, porque creo en él.

Yo ya participe en política en la última legislatura de Felipe González. Fui secretaria de Estado de Interior, Una época dura de la que conservo buenos recuerdos y mejores amigos.

En la presentación, junto a Pedro Sánchez, ha hecho especial hincapié en la desigualdad, ¿en qué sentido?

Hay que combatir la desigualdad que actualmente existe en nuestro país. Y en este punto me gustaría destacar la labor que han realizado los jueces contra los desahucios y las cláusulas bancarias abusivas, por ejemplo. La judicatura en España, con todas las limitaciones, ha sido y está siendo muy sensible a la problemática de la ciudadanía. Conviene recordar que en lo peor de la crisis económica los grandes abanderados de los derechos, especialmente de los más necesitados han sido los jueces.

Debemos ser conscientes que esta última legislatura se ha caracterizado por un retroceso muy importante en los derechos de los ciudadanos. Ahí tenemos una Ley de Seguridad Ciudadana que está impidiendo algo tan importante como la libertad de expresión. Por no hablar de la Ley de Tasas, una de las leyes más horribles que se han producido, porque criminalizaba a aquellas personas que tenían medios económicos inferiores para poder acudir a los tribunales, aunque finalmente se rectificó, al menos en parte.

Ahora tengo la oportunidad de trabajar desde el otro lado de la trinchera, en la política, fuera de la judicatura, en la casa de la ciudadanía, que es el Congreso de los Diputados. Es un reto, que como todo los retos a los que me he enfrentado en la vida, no pienso rehuir. No podía rehuirlo.

¿Qué puede aportar usted al proyecto del PSOE?

Ilusión y trabajo. Yo que siempre he luchado por las desigualdades y por el cambio estoy encantada de participar en este proyecto para que de verdad se produzca un cambio para España.

¿Y por la Justicia?, Usted como buena conocedora de la carrera y de la política judicial de este país también podrá aportar algunas soluciones

Bueno, creo que la justicia tiene que dejar de ser la gran marginada junto a la cultura. Debemos ser conscientes de que si la Justicia no funciona las cosas no pueden funcionar. La justicia debe ser una prioridad porque no puede existir un Estado democrático sin una verdadera justicia. Y el próximo Gobierno tiene que tener claro que invertir en Justicia es invertir en una mejor democracia.

Yo fui vocal del Consejo General del Poder Judicial. De aquella experiencia me llevé un conocimiento profundo de nuestra Administración de Justicia. Tengo muy claro lo que se ha hecho mal, lo que hay que corregir, lo que se debe y se puede mejorar. Y creo que me va a ser muy útil en esta nueva etapa que voy a comenzar.

¿Piensa que un pacto de Estado por la Justicia puede solucionar sus problemas? 

Es absolutamente imprescindible que haya un Pacto de Estado en materia de Justicia, tal como han propuesto las cuatro asociaciones de jueces y el Consejo General de la Abogacía Española.  Independientemente de los resultados de las urnas, tras el 26 de junio, todos los partidos tendremos que sentarnos a buscar esa idea de Pacto de Estado, de consenso, de colaboración y de debate. Este es el tiempo de hablar, de negociar, de cerrar acuerdos. El tiempo de las imposiciones ha pasado.

Siempre ha sido muy crítica con la corrupción y ha defendido el papel de los jueces. 

Los jueces españoles están luchando de forma incansable para combatir la corrupción, a pesar de la falta de medios para combatirla. Uno de mis objetivos será, en la medida de lo posible, intentar paliar este problema. Yo soy una de los suyos. Lo tengo muy presente.

Hay que hacer ver a la ciudadanía que los jueces trabajan, por así decirlo, con papel y lápiz, frente a grandes procesos de ingeniería delictiva, con inversiones en paraísos fiscales, donde los jueces tienen que operar con comisiones rogatorias, donde hay unas contabilidades no dobles, sino triples y cuádruples, que hacen que el trabajo de los jueces resulte muy, muy difícil.

Se puede acabar con la corrupción y los corruptos. Pero para eso hay que dotar a los jueces de más medios materiales y profesionales.

Todos los casos de corrupción que están saliendo a la luz se deben en gran medida al compromiso inequívoco de los jueces y fiscales.

Eso tiene que quedar muy claro.

¿Qué les diría a todos aquellos que piensan que la justicia está paralizada?

Yo siempre he elogiado el trabajo y la independencia de los jueces españoles. Todos ellos, en en el ejercicio de la jurisdicción, son independientes de las injerencias del poder político. Ahora bien, el Consejo General del Poder Judicial es un órgano altamente politizado, lo que sin ninguna duda, incide negativamente en la imagen de la Justicia que tienen los ciudadanos.

Debemos plantearnos una reconsideración en profundidad del CGPJ. Esta nueva estructura, impuesta por el rodillo en 2013, ha demostrado que no funciona. El órgano de gobierno de los jueces no tiene la naturaleza jerárquica de la Fiscalía General del Estado, que es la que se ha querido imitar. Esto lo ha alejado, como nunca antes, de la carrera judicial. Una prueba es el recurso que presentó el PSOE ante el Tribunal Constitucional, sobre el que tiene que fallar. Si las cosas no funcionan, hay que buscar una solución.

Mi objetivo personal es conseguir que el CGPJ se convierta en una verdadera garantía de la independencia judicial.

Ahora no lo es.

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