El Pleno del CGPJ eligió finalmente a Juan Pedro Quintana -en el cuadro central de la foto- presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Madrid. EP/Confilegal.
Lesmes ejerció su «músculo personal» para que Quintana fuera presidente de la Sala de lo Contencioso del TSJ de Madrid
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30/9/2016 06:59
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Actualizado: 30/9/2016 02:37
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Apenas 24 horas antes las espadas estaban en alto. Tanto Javier Aguayo Mejía, de 52 años, como Juan Pedro Quintana, de 53, o Ángeles Huet, de 57, los tres candidatos a la Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) podían ser los elegidos. Hasta que el presidente Carlos Lesmes llamó a rebato a los diez vocales que componen el grupo conservador.
Había que apoyar a Juan Pedro Quintana y dejar caer a Aguayo Mejía.
¿Por qué? Había noticias de que los vocales progresistas -y el del PNV- iban a volcarse a favor de Huet, magistrada desde hace 16 años de esa misma sala, mujer, exvocal del Consejo General del Poder Judicial y miembro de Jueces para la Democracia (JpD). Juntos sumaban 10 votos. Su valedor, y gran amigo, era el vocal Rafael Mozo.
La figura de Huet concitaba una unanimidad poco recordada en los últimos tiempos entre ese grupo, en especial por parte de Mar Cabrejas, que la mayor parte de las veces suele votar con Lesmes.
Si los miembros conservadores de la Comisión Disciplinaria –Carmen Llombart, Vicente Guilarte, Wenceslao Olea y Ángeles Carmona-, que habían prometido su voto a Aguayo, votaban por él, era seguro que la Presidencia de esa Sala iba a ser ocupada por Ángeles Huet.
El presidente lo vio claro.
La matemática salía clara: Ángeles Huet 10, Juan Pedro Quintana 7 y Javier Aguayo 4.
El candidato de Lesmes era, en esta ocasión, Quintana, quien hasta ahora venía sirviendo en la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional.
Durante siete años fue jefe del área de contencioso-administrativo del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo, trabajando codo con codo con José Manuel Sieira, expresidente de la Sala Tercera.
Lesmes le había prometido a Quintana su apoyo, primero a través de Gerardo Martínez Tristán, presidente saliente de esa Sala, y después de forma personal.
De hecho, «le invitó» a presentarse.
En la tarde noche del miércoles lanzó la consigna entre los suyos: votar a Quintana.
Tan claro lo vio Aguayo -y así se lo hicieron ver los más afines en la privacidad de sus relaciones- que, de mantener su candidatura, no iba a tener ningún voto, que la retiró antes de que se produjera la votación.
El favorito, de principio, de los siete vocales, de un signo y de otro, que conforman la Comisión Disciplinaria, se quedó sin apoyos. El suelo desapareció debajo de sus pies.
Aguayo está haciendo un magnífico trabajo como jefe del Servicio de Personal Judicial y de la Sección de Régimen Disciplinario del CGPJ, al servicio de la Comisión del mismo nombre -por todos reconocido.
Quizá no era cuestión de desvestir un santo para vestir otro santo. Algo de eso había también. Como también nuevas oportunidades para compensar esta desilusión, de aquí al mes de diciembre de 2018, que es cuando se le acaba el mandato a este CGPJ.
Martínez Tristán glosó, en el Pleno, la profesionalidad de Quintana y Clara Martínez de Careaga las de Ángeles Huet, quien llamó la atención de su mayor antigüedad, su eficacia y el hecho de que fuera mujer y magistrada de esa sala desde hacía 16 años. La mujer con «memoria fotográfica», como la llaman sus amigos.
Luego, tuvo lugar la votación.
De nuevo los cálculos matemáticos. Porque las votaciones no son si no puros cálculos matemáticos.
Quien tiene la mayoría se lleva el gato al agua.
Sin Aguayo en la carrera, Quintana aglutinó, como estaba previsto, los votos del sector conservador, 10. Huet los del lado progresista y el PNV, 10.
Empate técnico. Pero faltaba el voto decisivo: el del presidente Lesmes.
Resultado final: Quintana 11 votos, Huet, 10 votos.
Asunto resuelto. Juan Pedro Quintana nuevo presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJM.
Quintana ingresó en la carrera judicial en 1988. Tuvo su primer destino en el Juzgado de Distrito de Aranda del Duero, Burgos, y luego en el Juzgado de lo Penal 2 de Palma de Mallorca. En 1996 se convirtió en magistrado en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Navarra y tres años fue titular del Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo número 5 de la Audiencia Nacional. Más tarde se convirtió en magistrado del TSJ de Madrid, de 2002 a 2005, para regresar después a la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional.
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