«¿Por qué aquí nadie pregunta nada?»
Ignacio Aguayo, Ángeles Huet y Juan Pedro Quintana aspiran a suceder a Martínez Tristán en la Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Madrid. Confileglal.

«¿Por qué aquí nadie pregunta nada?»

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21/9/2016 07:58
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Actualizado: 23/11/2017 13:13
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«¿Por qué aquí nadie pregunta nada?», decían algunos de 16 candidatos que comparecieron ayer por la mañana en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para optar por dos Presidencias de Audiencias Provinciales (AP), 5 Presidencias de 4 Salas de lo Contencioso-Administrativo de sus correspondientes Tribunales Superiores de Justicia (TSJ) y una Presidencia de Sala de lo Social de uno de esos órganos.

16 candidatos que tenían que explicar públicamente, al estilo americano, a ocho vocales del CGPJ su curriculum y su programa de acción, para el caso en que fueran los elegidos.

El lugar donde tuvieron lugar las comparecencias televisadas por circuito cerrado fue el Salón de Plenos de la institución, en el segundo piso del edificio del 8 de Marqués de la Ensenada, en Madrid.

«Pero, ¿por qué no preguntaban, o es que está todo el ‘pescao’ vendido?», repetían perplejos algunos de los aspirantes, los más nuevos.

Los antiguos todavía recordaban las comparecencias ante el anterior Consejo y las preguntas de Félix Azón, del recientemente desaparecido Claro José Fernández Carnicero o de Concepción Espejel, siempre agudas e interesadas en los diferentes proyectos que los candidatos presentaban.

«¿Y cómo harías esto…?, ¿He visto que te propones acabar con la pendencia en seis meses, ¿me puedes especificar cómo?, ¿No crees que tus cálculos…?», y cosas por el estilo. Siempre de tú, porque eran compañeros.

La mayor parte de los que intervinieron ayer se habían preparado lo que tenían que decir con esmero y dedicación.

Algunos le habían echado horas ante el espejo para proyectar la imagen de seguridad necesaria, aunque no pudieron impedir algún ligero temblor de mano, o que se les secara la boca por culpa de la adrenalina que corría por sus venas.

Para muchos una mera pregunta sobre algún aspecto de su exposición les hubiera tranquilizado.

Pero no ocurrió.

La tónica de este Consejo es no preguntar a los candidatos. Una costumbre, como la del anterior era hacerlo.

La verdad es que el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, y los vocales Gerardo Martínez Tristán, Álvaro Cuesta, Rafael Mozo, Juan Martínez Moya, Mar Cabrejas, Clara Martínez de Careaga, Carmen Llombart y Roser Bach «se metieron un tute», en funciones de Comisión de Calificación.

Hay que reconocerlo. 16 candidatos a razón de 10 minutos por intervención -que medía Lesmes con su «smart phone»- en cinco  horas, era «mucha tela».

Podían haberlo hecho en dos mañanas, pero prefirieron concentrarla en una sola. De cara al Pleno del próximo 29 de septiembre próximo, que es cuando tienen ser elegidos por los 20 vocales y el presidente.

Por culpa de ello, la sensación que muchos se llevaron de allí fue de que su comparecencia no servía para mucho, lo que algunos comentaron con cierta desilusión a Confilegal.

Salvo en los casos de Fermín Francisco Hernández Gironella y Raquel Iranzo Prades, candidatos únicos para la Presidencia de la AP de Teruel, el primero, y la Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Castilla-La Mancha, que saldrán sí o sí. Lo que comentaron con cierta desilusión a Confilegal.

«Un buen ejercicio de transparencia aparente», afirmó uno de los aspirantes.

Nada más.

AGUAYO, QUINTANA Y HUET

De las 16 comparecencias, las «estrellas» fueron las de los tres candidatos a la Presidencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Madrid, que el vocal Martínez Tristán había retenido desde diciembre de 2013 -cuando entró en el Consejo- hasta mayo de 2016 -cuando expiró su mandato-; dos años y seis meses en total.

A media mañana entraron en la sala, por riguroso turno de intervención, Javier Aguayo Mejías, de 52 años, actualmente jefe del Servicio de Personal Judicial y de la Sección de Régimen Disciplinario del CGPJ, y magistrado del TSJ de Cataluña en servicios especiales, Ángeles Huet de Sande, de 57 años, exvocal del CGPJ, magistrada de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Madrid y una de las históricas de Jueces para la Democracia -poseedora de una «memoria fotográfica», como en la serie «Imborrable», que protagoniza Poppy Montgomery-, y Juan Pedro Quintana Carretero, de 53 años, magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional.

Los tres defendieron que se había hecho una buena gestión en la Presidencia de la Sala a la que aspiran, aunque haya sido administrada de forma provisional por tres presidentes diferentes durante dos años y medio, lo que te hace pensar sobre la necesidad de un presidente. ¿Si ha funcionado tan bien en «piloto automático» durante todo este tiempo…?

Pero no era cuestión de poner en tela de juicio este punto, con el presidente saliente, y voto potencialmente decisivo, en el tribunal que tenían enfrente.

No había otra.

Los tres discursos fueron muy compactos y muy bien estructurados. Los tres salieron a ganar el partido.

Aguayo Mejías entró directamente la situación actual de la Sala.

Prometió elaborar un libro de estilo para las sentencias, que «las dote de un lenguaje claro, sencillo y directo», con el fin de que sea comprensible la lectura de las resoluciones, en línea con el Diccionario del Español Jurídico elaborado por el catedrático de derecho administrativo, Santiago Muñoz Machado, con la Real Academia de la Lengua, que, precisamente, presentó en sociedad Lesmes el pasado mes de abril.

«Música» para los oídos del presidente de la institución.

«Esto no es una cuestión estética sino ética. Sólo después de que la Sala haya hecho este esfuerzo por procurarse de un lenguaje sencillo, claro, moderno, completo y apropiado se podrá pedir a los demás intervinientes jurídicos un esfuerzo similar en relación con la aprobación de unos protocolos sobre unos requisitos intrínsecos de los documentos que serán presentados», añadió.

Uno de sus objetivos principales, afirmó Aguayo, era «la unificación de criterios» entre los 50 magistrados que componen dicha Sala, divididos en 10 secciones, para «asegurar la predictibilidad de las resoluciones, procurando una necesaria seguridad jurídica».

Éste candidato también adelantó una reforma de la estructura de la Sala.

Huet de Sande, por su parte, dividió su exposición en dos partes. Una, su experiencia previa, como asesora en el Área de Justicia del Defensor del Pueblo y luego como vocal del CGPJ, y una segunda sobre su conocimiento de la Sala, en la que viene administrando justicia desde 2001, y lo que considera que es pertinente hacer.

«Quiero destacar dos datos que ponen de manifiesto la importancia de esta Sala que la diferencian del resto de las Salas de lo Contencioso-Administrativo de los TSJ. Una es su propia envergadura. Su ubicación en Madrid y las competencias que se le atribuyen respecto de los actos de la Administración Central, al estar aquí la sede de los ministerios prima que esta Sala tenga que conocer no sólo de derecho autonómico sino también de asuntos con importancia y trascendencia nacional y de enorme trascendencia y de importancia jurídica, que no se dan en otras salas de lo contencioso», explicó.

«Asimismo, el hecho de que sea una Sala compuesta por 50 magistrados, da lugar a que haya una racional especialización en la misma que permite que una vez, que se ajusten los tiempos de resolución puedan servir de una cierta vanguardia dentro de las salas de lo contencioso de toda España para resolver asuntos con prontitud», agregó.

De acuerdo con Huet de Sande, la situación de esta Sala es óptima. La media nacional de asuntos resueltos anuales por magistrado es de 216 y la de esta Sala es de 225. Pero indicó que quedan una bolsa de asuntos tramitados pendientes de resolver y una bolsa de apelaciones importante, de las que destacó las de extranjería.

Para esta magistrada son fundamentales las reuniones internas con los magistrados para homogeneizar criterios y evitar posibles casaciones y encuentros con los juzgados de lo contencioso, con esta misma finalidad.

El último en exponer su programa de actuación fue Juan Pedro Quintana, que propuso 56 medidas de reforma de la Sala muy reflexionadas, medidas y estudiadas -que había entregado previamente en papel-, en la misma línea que los dos precedentes: para unificar criterios y dar seguridad jurídica.

«Podemos fijar una reunión semanal y periódica entre el presidente de la Sala y los presidentes de la Secciones, en las que se incluya una exposición de análisis de la evolución de resultados y el diseño de aportación de ideas a hacer en una línea positiva», contó a los vocales escuchantes.

Quintana, que en la carrera tiene un cartel de primera, hizo especial hincapié en la recuperación de un ambiente de colaboración y confianza en la Sala y se refirió al nuevo recurso de casación que ha entrado en vigor.

En su programa, indicó, afronta con profundidad las cuestiones de orden administrativo y procesal así como la manera de afrontar la ausencia de regulación del recurso de casación autonómico.

Como candidato aporta la gran experiencia de haber sido, durante seis años, jefe del área de contencioso-administrativo del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo.

«¿Cuál es la clave del éxito?«, dijo al finalizar su intervención. «Experiencia, eficacia y productividad. No basta con saberlo hacer. Hay que hacerlo. Como dijo, Einstein que hay una fuerza más poderosa que el vapor, que la electricidad y que la energía atómica: la voluntad«, concluyó.

Juan Pedro Quintana fue «invitado» por el presidente Lesmes a presentarse como candidato a la Presidencia de esta Sala.

De todas las elecciones en juego quizá ésta sea la más complicada porque, a día de hoy, no hay una mayoría clara. ¿Aguayo, Huet o Quintana?

Se admiten apuestas.

De hecho, ya se están haciendo.

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