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Legal Management Forum: innovación, humor y el «paletismo» del inglés

Legal Management Forum: innovación, humor y el «paletismo» del inglés
Catalá en la apertura del Legal Management Forum donde hizo las declaraciones que "incendiaron" las redes sociales por las que se expresan los abogados. LMF.
03/11/2016 13:59
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Actualizado: 03/11/2016 14:51
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Hace unos días, tuvo lugar en Madrid el Legal Management Forum. Me fijé en dos aspectos: a) El anuncio de este encuentro, repetido después como fondo del escenario, sólo en inglés; y b) “innovación” como mantra del encuentro y de “Inkietos”, que lo organizaba.

En cuanto al inglés como lengua que desborda y excluye al castellano, los organizadores de este encuentro siguen la estela que han abierto otros.

Y lo que noto es que pocas personas e instituciones se han planteado este hecho.

No digo protestar, no.

Sencillamente, plantearse por qué pasa lo que nos pasa, como diría Ortega.

Una de las excepciones es la Real Academia de la Lengua Española (RAE) que protestó por el hecho de que la intérprete de España en Eurovisión iba a interpretar la canción en inglés.

Fijémonos en la publicidad de Ayuntamientos, Autonomías o de la llamada “Marca España”.

La tendencia a venerar el inglés roza ya la idolatría y resulta tan absurda como si en las indicaciones de los aeropuertos sólo leyésemos las indicaciones en inglés.

Poco a poco, estamos asistiendo a un destierro del castellano o español en la publicidad. La “Pasarela Cibeles” se ha convertido en “Fashion Week Madrid”.

Lo mismo ocurre con  “Madrid Horse Week” o “Madrid Beer Week”.

Y así sucesivamente.

Quiero decir que así sucesivamente y no sólo en Madrid.

Aquí pongo dos imágenes de anuncios, pero son más, muchos más.

EL INGLÉS Y EL PALETISMO

Una de las preguntas que cualquiera puede plantearse es si todos los asistentes al encuentro sabían leer, escribir o hablar inglés.

No es una pregunta baladí porque personas más importantes que todos los asistentes al encuentro han dado muestras de paletismo.

Entre los presidentes del Gobierno, no sabían hablar inglés Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar (después de ser presidente, se ha esforzado por aprenderlo), José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

Recordemos también el espectáculo patético de Ana Botella defendiendo en inglés el segundo intento por conseguir los Juegos Olímpicos para Madrid.

Esperanza Aguirre es quien ha destacado y destaca en el dominio de idiomas.

Entonces, ¿a qué viene esta moda del inglés inundando el mundo publicitario? Eso me recuerda lo de la “solución china”.

El Gran Río causaba miles y miles de muertes al año cuando se desbordaba. Entonces, las autoridades cambiaron el nombre.

Fue un cambio de denominación, pero el Río Pacífico seguía causando el mismo número de muertes, si no más. No olvidemos que “es posible ser tonto en varios idiomas”.

También puede ser una muestra de paletismo ese empeño en el “sólo inglés”. Don Ramón Menéndez Pidal sostenía que los españoles padecían de “misoneísmo”, es decir, de rechazo de las novedades.

Julián Marías le corregía diciendo que sólo ocurrió eso después del Renacimiento. Ahora bien, misoneísmo no es rechazar las innovaciones falsas. Todo lo contrario.

interior

Varias campañas publicitarias en inglés.

EL AUTODESPRECIO DE LOS MANDARINES

Estamos asistiendo a un fenómeno de péndulo que consiste en un complejo de inferioridad tan grande como el que padecían antes los españoles cuando de hablar idiomas se trataba.

Me parece muy bien la política de favorecer la enseñanza del inglés, con tal de que lo importante sean los conocimientos y las destrezas que el inglés puede facilitar.

Me alegra mucho que los españoles actuales tengan muchas más facilidades que cuando aprendí el inglés, prácticamente por mi cuenta, hace años, lo que me permitió estudiar entonces en Estados Unidos.

El inglés es un medio para estudiar, para acceder a una información prácticamente ilimitada  y para moverse con soltura en el ámbito profesional.

Ahora bien, a lo que venimos asistiendo, desde hace años, es a una sacralización del inglés.

No hace falta ser un lince para darse uno cuenta de que esa adoración del inglés está basada en el autodesprecio y que saber inglés no garantiza tener conceptos de calidad.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras.

Prefiero afirmar que un concepto vale más que mil imágenes.

Ya puede un director de cine disponer de los mayores expertos para captar las imágenes más preciosas.

Si no hay un buen guión, ¿cómo van a rodar una gran película?

¿De dónde sale ese ejercicio de paletismo que consiste en negar al contribuyente los mensajes en español en campañas publicitarias?

Procede de unos mandarines que entienden los eventos, la publicidad, una ciudad, lo que se quiera, desde un prisma acomplejado y desde una falta de perspectiva que sólo puede dar risa.

Se creen unos avanzados cuando realmente no pueden ocultar el autodesprecio que destilan.

«¿PASSION FOR INNOVATION?» 

He entrado en la Página Web de “Inkietos” y me da la impresión de que no saben qué es el cambio ni qué es la innovación.

Así de claro.

Ni la más ligera sombra de los grandes autores de la innovación, como Everett Rogers, Floyd Shomaker o Ronald Havelock.

Ni siquiera parecen conocer la obra “Comunicación e Innovación. Atributos de la Innovación y claves para darla a conocer”, de Ignacio Jiménez Soler, director de Comunicación de una de las empresas más importantes del Ibex-35.

Por otra parte, el mantra de la innovación parece aquí la fotocopia de la crisis de las .com.

La palabra que más repetían entonces era “innovación”.

Como que no sabían en qué consistía. Y quien no sabe adónde va, puede acabar en cualquier parte.

Como decía Epicteto: “Sea el principio de la doctrina considerar los nombres (o términos).

Y en cuanto a su manera de escribir, veamos solo este ejemplo, con el que abren su Página Web:

“Es una asociación sin ánimo de lucro creada como un espacio de reflexión, debate y networking sobre gestión y organización en el sector de los servicios jurídicos.”

Ni un solo verbo activo. Y con el gran efecto dormitivo que causan al acumular palabras terminadas en “ión”.

¿Es difícil convertir en activo este párrafo? No.

“Es una asociación sin ánimo de lucro que (los sujetos que sean) crearon como un espacio para reflexionar, debatir y establecer contactos profesionales sobre cómo gestionar y organizar el sector de los servicios jurídicos”.

No es que quiera dar lecciones a nadie. También he hecho lo mismo con profesores de comunicación que escriben para comunicar de la manera más pedante que es posible imaginar. Es decir, para no comunicar.

Recomiendo un artículo que ha publicado Confilegal: “El español jurídico”, de Natividad Braceras Peña y Cristina Carretero González.

UNA FUENTE INNEGABLE DE HUMOR 

Todo lo que vengo escribiendo hasta aquí hace recordar a autores muy célebres, que se propusieron satirizar la pedantería.

Por ejemplo, Molière, en dos de sus obras: “Las preciosas ridículas” o “Las mujeres sabias”. En esta última, encontramos este diálogo en el que sólo tenemos que sustituir “griego” por “inglés”:

TRISSOTIN.- Posee la plena inteligencia de los viejos autores, y sabe el griego, señora, como el que más en Francia.

FILAMINTA.- ¡El griego, oh Cielos! ¡Sabe el griego, hermana!

BELISA.- (A Armanda). ¡Ay, sobrina, el griego!

ARMANDA.- ¡El griego! ¡Qué regalo!

FILAMINTA.- ¡Cómo! ¿Ese señor sabe el griego? Ah, permitidme, por favor, que por amor al griego, os abrace, señor!  (“Las mujeres sabias”, Acto Tercero, Escena Tercera)

Nada menos que Nicolas de Chamfort y Gustave Flaubert estaban convencidos de que las cosas que se ponían de moda eran las estupideces.

Necesitamos en España autores que sepan escribir buenas comedias.

Creo que uno de los temas que podrían arrancar más risas es esta de sacralizar el inglés.

También me doy cuenta de la dificultad que entraña lo que propongo.

Como he escrito en otro artículo: “Morir es fácil. Lo difícil es hacer comedia”.

Ya me hubiera gustado ser el autor de esa frase. Pues no. Se la atribuyen a Oscar Wilde, Bernard Shaw, Donald Wolfit y a los actores Edmund Kean y Edmund Gween.

Desde luego, el lenguaje y las prácticas de abogados y jueces han servido de manantial de ideas para las comedias.

Si siguen cultivando ese flanco del sólo en inglés, estarán ofreciendo un nuevo motivo para los autores de comedia.

Por no remontarnos a Aristófanes, que hubiera situado ese encuentro en las nubes.

En efecto, viendo el salón del encuentro, ¿quién podría asegurar que tenía lugar en Madrid, España?

A no ser que conociesen al ministro español de Justicia. Sí, pero ¿quién conoce a los ministros españoles?

Finalmente, hago constar, por experiencia propia, que hay jueces mucho más comprensivos con el humor que algunos, que van por la vida de estudiosos de la comunicación y que acuden a los tribunales para que éstos castiguen a quienes nos gusta descubrir las debilidades teóricas y las redacciones penosas, y que procuramos ver el lado humorístico de los hechos.

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