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La Comisión de Quejas de la FAPE: ¿Apoteosis de la mediocridad?

La Comisión de Quejas de la FAPE: ¿Apoteosis de la mediocridad?
Felicísimo Valbuena, periodista y consultor
04/3/2017 05:58
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Actualizado: 05/3/2017 19:30
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Hay un dicho cubano que siempre me ha hecho mucha gracia: “¿Por qué comerse la vaca de una vez, pudiendo hacerlo libra a libra?”.

Eso pienso yo de la Comisión de Quejas de la FAPE.

Con esta Comisión, no conviene utilizar la técnica de negociación llamada “planchado” sino la que denominada “salami”.

La imagen del planchado en negociación procede de los bombardeos sobre ciudades que tuvieron su auge en la Segunda Guerra Mundial.

Yo no quiero acumular incesantes ataques contra esta Comisión sino administrarlos poco a poco.

En eso consiste el Salami.

Más en concreto: Espacio las columnas sobre esta Comisión y sobre algunos de sus miembros, pero sin olvidarme de este asunto.

Hoy me voy a ocupar del modo que tiene de trabajar esta Comisión.

Alguien me podrá decir que no todos los ponentes son iguales. Y yo respondo con el dictamen que Gustavo Bueno resumió sobre quienes habían firmado un manifiesto (en nuestro caso, un dictamen o resolución): “…cien individuos que, por separado, pueden formar un conjunto distributivo de cien sabios, cuando se reúnen para hacer un manifiesto como el que comentamos, constituyen un conjunto atributivo formado por un único idiota” (Bueno, ‘El mito de la izquierda’. Barcelona, Ediciones B, 2003, Pág. 105).

Veamos cómo trabaja, por ejemplo, nada menos que la vicepresidenta de esa Comisión, María Dolores Masana Argüelles.

1ª.- En la pág. 6, podemos leer: «Sigue X desmenuzando la conferencia de Dader a través de la ‘Crítica acompasada’ de Aristóteles». No, la Crítica Acompasada es de D. Manuel García Viñó (no Vinyó, como escribe la ponente, y que fue el detalle que me llevó a identificar primero, y a confirmar después, quién había sido la ponente).

2ª.– En la Pág. 8, podemos leer: «Cinco fotocopias de ‘El Adelanto’ y de ‘La Gaceta’ de Salamanca, entre los años 1996 y 2005, con acusaciones mutuas entre Dader y X».

Pues, no. Las acusaciones de 1996, fueron entre el profesor Dader, el rector de la Universidad de Salamanca, D. Enrique Berdugo y el decano D. Pablo del Río. Para nada intervino X en esa polémica.

Y en cuanto a 2005, para nada aparecen los periódicos citados por la ponente.

Sí aparece un documento importantísimo en el que el profesor Dader da justificaciones inadmisibles sobre por qué no presentó alegaciones a la ANECA.

Y la polémica a la que se refirió la ponente fue, en un correo electrónico de la Universidad Complutense, entre el profesor Dader y otro profesor, candidato a director de Departamento. Por cierto, este profesor ganó claramente las elecciones.

.- En la página 11, leemos: «Por citar unos pocos: ‘teórico ignorante’, ‘auténtico majadero'».

En ningún lugar de los artículos de X figuran estos dos sintagmas. Son generalizaciones simplistas y dos faltas a la veracidad de la ponente. Lo mínimo que se espera de una ponente es que una redacción aseada.

4ª.- En la página 11, podemos leer: «… fotocopias de enfrentamientos académicos, cartas y artículos entre denunciante y denunciado, publicados en los diarios salmantinos ‘El Adelanto’ y ‘La Gaceta’, en los años 1996 y 2005».

Todo es falso y disparatado, como ya he señalado en 2ª.

Preguntas

¿Para qué continuar?

Prefiero plantear algunas preguntas:

  1. ¿Qué ocurriría en la reunión de los vecinos de un bloque o de una urbanización si Masana Argüelles les leyese un Acta de la Sesión anterior plagada de mentiras como las que he citado?
  2. ¿Cuánto tiempo consumiría arreglar ese desaguisado?
  3. ¿Seguirían confiando en Masana como secretaria para que levantase Acta de la reunión que empezaban después de la lectura del acta anterior?
  4. Y si Masana fuera fiscal o abogada defensora de un juicio y emplease un proceder como éste, ¿1ué diría el juez y la parte correspondiente ante esta falsificación de los hechos?

Y así, sucesivamente.

Con fiscales o defensores como Masana, ¿para qué necesita uno enemigos?

Pues ahí la tienen, sigue de vicepresidenta el Comité de Quejas. ¿Para qué comentar lo evidente?

¿Es María Dolores Masana la autora única de su único libro?

Se le atribuye a Santo Tomás de Aquino esta frase. Yo la amplío a «Temo al hombre –y a la mujer- de un solo libro” (Timeo hominem ac mulierem unius libri).

María Dolores Masana obtuvo el título de periodista por la antigua Escuela de Periodismo de Barcelona, pero parece que no es licenciada en Ciencias de la Información.

Y si esto último es cierto, podemos decir que ella no consideró que profundizar en sus conocimientos mereciese su tiempo, pero sí lo ha encontrado para dedicarse a puestos como presidente de Reporteros sin Fronteras o vicepresidenta de la Comisión citada.

Durante su ya larga vida sólo ha escrito un libro.

Uno solo.

En los campos de aplicación del Análisis de Contenido en las Ciencias Sociales ocupa un lugar importante el de la «autoría disputada».

A mí se me han planteado este asunto al leer el Prólogo, Introducción y Epílogo de este libro y, por supuesto, las demás páginas. También, cuando he visto la gran desproporción entre el número de páginas del libro y el de las entrevistas de María Dolores Masana.

Entonces, ¿sería mucho pedir que María Dolores Masana haga lo que muchísimas personas que escriben? Especifican lo que han hecho quienes han colaborado en su obra. Que concrete en qué ha consistido cada colaboración.

¿Creen ustedes que lo va a hacer?

Un detalle «deontológico» de Masana Argüelles

En su único libro, llama la atención un detalle que sale en la entrevista a Selma Brahimi, periodista argelina.  «He perdido el miedo a los terroristas pero… no al régimen. No pongas mi nombre, por favor- me dijo al pedirle la entrevista-, mi trabajo es imprescindible para la economía de mi casa».

Pues nada, como quien oye llover.

Masana Argüelles le hace tres preguntas, sólo tres, y la periodista sale con su nombre y apellido reales. ¿Es que no se planteó Masana lo caro que podrían resultarle a Selma Brahimi esas tres preguntas? (El libro salió dos años después de celebrar la entrevista)

La gran distancia que va de María Dolores Masana a Oriana Fallaci

Me resulta inevitable comparar a María Dolores Masana con la periodista italiana Oriana Fallaci. Princesas del Islam salió publicado en 2004. En el Prólogo aparecen estas palabras: «Este libro se centra especialmente en la condición de la mujer musulmana. No pretende ser un estudio en profundidad». Desde luego que no lo es. De 322 páginas de que consta el libro, Masana sólo dedica el diez por ciento a entrevistas con mujeres árabes.

Esto contrasta con Entrevista con la Historia, de Oriana Fallaci, de 618 páginas, obra dedicada a entrevistas, puras y duras, con 26 políticos, los más importantes de los años 60-70. Son entrevistas en profundidad, que exigen mucha preparación, en contraste con las breves, por no decir brevísimas, entrevistas de Masana con mujeres árabes.

Es que estamos hablando de niveles de conocimientos y de actitud ante la vida muy, pero que muy distantes. Oriana Fallaci abandonó sus estudios de Medicina, pero tenía muy claro lo que quería: ser periodista con todas las consecuencias. Nada más.

En cerca de cincuenta años de ejercicio de su profesión, Oriana Fallaci escribió doce libros. Lo que nadie puede negarle a Fallaci es que estaba muy bien preparada y su decidida vocación. Para ofrecer un panorama de la distancia que hay entre Masana y Fallaci, fijémonos en las seis últimas palabras de la Introducción del libro de Masana: « In cha Allah. Si Dios quiere». Pues bien, la periodista italiana escribió su novela Inshallah, de 720 páginas.

En su gran libro The Powers That Be (dedicado a investigar la historia de la revista Time, de la cadena de televisión CBS, y de los periódicos Washington Post  y Los Ángeles Times), el periodista David Halberstam especifica en las páginas 1029-1031 las personas que le ayudaron de manera más directa y en qué consistió esa ayuda.

También hace constar, con sus nombres y apellidos, los cientos de personas a las que entrevistó.

Dice que ha respetado la voluntad de las personas que preferían que su nombre no saliese.

Y dice lo siguiente: «Por término medio, cada entrevista duraba entre noventa minutos y dos horas. Algunas personas me vieron cinco, seis y hasta siete veces. Las entrevistas constituyen algo curioso: son, a la vez, la parte más agotadora de esta clase de periodismo pero, al final, la mejor parte de la misma, la más valiosa, no exactamente en un sentido profesional estrecho de conseguir información, sino en un sentido humano más amplio».

Pues sólo hay que comparar las entrevistas de Fallaci y de Halberstam con las de Masana. Fallaci y Halberstam nunca hubieran escrito cualquier dictamen como el de María Dolores Masana en el Comité de Quejas.  Se hubieran negado rotundamente a acceder a lo que se ha prestado Masana.

A vueltas con Fernando González Urbaneja con su falta de prudencia y su desbordante precipitación al emitir juicios

Si Masana está donde está es porque ahí la puso el durante años poderoso Fernando González Urbaneja. En otros escritos ya he hecho ver que Urbaneja ha estado al servicio de constructores y banqueros y que ha fracasado en lo que ha acometido.

Triunfó únicamente como presidente de la APM y de la FAPE, cuando la primera estaba subvencionada con 8,5 millones de euros por la Comunidad de Madrid.

La Comisión de Quejas de la FAPE fue inventada por Urbaneja.

Y digo que es un “invento”, porque es radicalmente distinta de las de otros países. Desde el principio estuvo concebida a imagen de Urbaneja, con su afán de notoriedad y de control de los periodistas, a los que ni ha querido reconocer ni reconoce el derecho al recurso.

Los periodistas de otros países admiten que los miembros de una Comisión de Quejas son prudentes para interpretar la ley, porque es oscura en sí misma o porque se encuentran ante un caso extraordinario que surja de improviso.

Pues bien, veamos el nivel prudencial de la mente de Urbaneja.

El 20 de Julio de 2005, el entonces presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid y de FAPE pronunció una conferencia titulada “Televisión, política y economía. Las televisiones públicas en el presente”, a las 11:30 de la mañana, en Santo Domingo de la Calzada.

Cuando llegó el coloquio, le preguntaron: «¿Qué piensa usted del Informe de Comité de sabios?».

Respondió: «Una mierda». (La conferencia fue grabada en vídeo).

En 2011, Urbaneja fanfarroneó con que había que echar de España a Paolo Vasile, el todopoderoso directivo de Mediaset de España; la decisión de Telecinco de ocupar la frecuencia de la extinta CNN+ por el canal Gran Hermano 24 Horas es «como que te saquen los ojos y te meen en los agujeros», y constituye «la metáfora» del modelo televisivo que propugna el empresario italiano.

«Que el personaje este, el Vasile este, sea el que lleve esto, es porque algunos pecados habremos cometido».

Telecinco emitió un comunicado en el que acusaba a Urbaneja de machista, xenófobo y, aunque con ironía -refiriéndose a su «exquisito refinamiento»-, también ordinario.

«Telecinco se permite insistir en que no ha tenido ninguna responsabilidad en el cierre del canal de noticias CNN+».

«Machista en sus comentarios sobre la periodista Sara Carbonero y xenófobo en sus declaraciones sobre el primer ejecutivo del grupo audiovisual más importante de nuestro país, son ya pocas las manifestaciones abiertamente intolerantes que le quedan por vomitar al presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid».

El 14 de Febrero de 2014, en Al rojo vivo, de la 6ª, Urbaneja volvió a sentirse en su salsa:

Urbaneja: Eso es para decirle… ¡Señor Rajoy, váyase usted a la…!

Ferreras: ¡No lo digas!

Urbaneja: ¿Me reporto, no? (…).

Esta gran afición de González Urbaneja a utilizar esa palabra hace recordar la anécdota de la campaña electoral de 1935.

Gil Robles, el político de la CEDA, tenía como lema: “A por los 300”. Y sus seguidores repetían el “¡Todo para el jefe!”.

Esto tuvo como resultado que en muchos servicios de Madrid apareciese un grafiti que decía: “¡No tiréis de la cadena! ¡Todo para el jefe!”.

Cualquier día, en servicios, paredes, carteles puede aparecer un texto parecido a éste: “¡No toquéis la cisterna. Todo para Urbaneja!”.

Conclusión

He ofrecido dos ejemplos de cómo está el patio del conocimiento y de la prudencia del Comité de Quejas de la FAPE. Vaya nivel, ¿no? Seguiré ocupándome de otros personajes y aspectos de esta Comisión, pero procurando un tratamiento humorístico. Reconozco que no puedo tomarme en serio tanta mediocridad.

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