«Miguel Ángel Muñoz Blas nos condujo al cadáver de la peregrina libremente», según Carlos Segarra, el jefe del equipo de investigación
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17/3/2017 05:58
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Actualizado: 17/3/2017 01:50
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«Miguel Ángel Muñoz Blas nos condujo al cadáver de la peregrina libremente. Cuando bajamos del helicóptero me dijo ‘quiero colaborar y quiero decirte dónde está el cuerpo de la chica. Fue así de simple», relata el subinspector Carlos Segarra, el jefe del grupo formado por 4 policías de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV-Central), que durante 5 meses estuvieron investigando la desaparición de la peregrina estadounidense de origen coreano, Denise Pikka Thiem, en el año 2015.
Previamente, tras detenerlo en la población de Grandas de Salime, Asturias, el subinspector le había informado sobre sus derechos. «Estaba muy alterado. Le tranquilicé y le reduje el grado de ansiedad. Tras decirme que quería colaborar lo levamos a comisaría a informar a nuestros superiores y a la jueza de instrucción. Luego cogidos un helicóptero y nos desplazamos a León, al punto donde se deshizo del cuerpo, en la finca de las afueres de Castillo, donde tenía una cabaña», añade.
Luego nos trasladamos en un helicóptero a León, al punto donde donde se deshizo del cadáver. Fue encontrado por la noche en la finca de las afueras de Castillo, donde tenía una cabaña.
Los agentes encontraron el cuerpo en un paraje recóndito entre las localidades leonesas de Santa Catalina de Somoza y San Martín de Agostedo, donde el detenido vivía en una cabaña. Estaba, según fuentes policiales, en avanzado estado de descomposición, hasta el punto de que era imposible saber si se trataba de un hombre o una mujer.
El subinspector Segarra fue interrogado el jueves por la mañana en el juicio, que se está celebrando en la Audiencia Provincial de León, por el tribunal del jurado, junto con otros compañeros suyos.
Los miembros que formaban el equipo de investigación afirmaron que Muñoz Blas en un principio enterró el cuerpo en una zona próxima a su casa, en el mes de abril.
Luego, a finales de agosto lo cambió de lugar. Lo llevó a un punto más lejano, a 2,5 km de su vivienda con el fin de que no fuera encontrado en las batidas que se hacían por la comarca. Para transportarlo lo hizo en una gran saca negra.
Según explicó en un primer momento, agredió a la peregrina porque «le miró mal y con desconfianza y en ese momento le cambió el chip».
Muñoz Blas agredió a Denise porque «le miró mal y con desconfianza y en ese momento le cambió el chip», según ha afirmado otro policía que estuvo presente en la reconstrucción del crimen.
Por eso, explicó que «primero la golpeó con un palo en la cabeza y cuando estaba convulsionando en el suelo le cortó el cuello con una navaja». Asimismo declaró que le había cortado las manos con una hacha pequeña, aunque los forenses afirmaron que lo había hecho con una sierra.
Las manos no fueron encontradas porque las enterró casi a ras de superficie con lo que, casi con toda seguridad, las alimañas dispusieron de las mismas.
La detención de Martín Blas, acaecida el 5 de abril de 2015, se produjo, en opinión de Segara, por la «teoría de los errores encadenados». Un error, el cambio de 1.000 dólares en euros, llevó la sospecha hasta su persona. Dinero que pertenecía a la peregrina. Ese fue uno de los hilos principales por los que tiró la investigación.
El desenlace final de la detención se produjo el 11 de septiembre de 2015.
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