Firmas
El odio político en Cataluña
21/5/2018 06:15
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Actualizado: 21/5/2018 00:14
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El último altercado lo ha denunciado el diputado y portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados Juan Carlos Girauta.
Hace unos días, según reza la denuncia, él y su mujer tuvieron un incidente en un centro comercial con un señor que portaba un lazo amarillo.
Este hombre se quedó mirando fijamente al político y, cuando éste le preguntó si pasaba algo, le espetó: “te miraré todo el tiempo que me salga de los cojones”.
Después, según ha denunciado el político, el señor la apartó a ella con violencia dándole un empujón en el hombro.
Como el mismo Girauta ha advertido, este incidente es uno más dentro de la situación de acoso contra todos aquellos que no están de acuerdo con el proceso independentista que se está viviendo en Cataluña.
Los insultos más allá de la crítica son tan frecuentes que, muchas veces, ya ni se denuncian. Las consignas de la propaganda nacionalista se prodigan tanto que apenas llaman la atención.
Los carteles, las fotos y los mensajes que señalan a los discrepantes van jalonando el camino desde los linchamientos en las redes sociales hasta el hostigamiento en el trabajo y los espacios públicos.
Así, el odio a España y a los españoles es una de las fuerzas motrices de la política en Cataluña, como lo son la mentira y el resentimiento.
Si esto le ha sucedido a un diputado que va con escolta -repárese en que Girauta tiene que ir con escolta por la calle-, si esto le ha sucedido a un hombre escoltado, digo, piense usted qué puede sucederle a cualquier otro.
No sólo han increpado a un político en activo que, a fin de cuentas, tiene un derecho al honor más flexible o restringido.
Incluso podría decirse que está más sujeto a la crítica, por dura que ésta sea, aunque no parece que allí hubiese crítica alguna, sino más bien que a un señor “le salía de los cojones” faltar al respeto a Girauta.
Alguno pudiera pensar, en fin, que no le queda otra que aguantarse porque va en el sueldo.
SU MUJER FUE AGREDIDA
Pero también fue agredida su mujer, que sufrió un empujón. Ella sí que no es cargo público, ni política ni nada de eso. Sólo estaban juntos visitando un centro comercial como cualquiera; bueno, como cualquiera no, porque iban, ya se ha dicho, con escolta.
Los dos fueron presuntamente seleccionados por el compromiso político del diputado y portavoz.
Al parecer, fue reconocer a Girauta y desencadenarse el altercado.
Esto no es excepcional ni anecdótico.
El mes pasado, durante un programa en directo en la televisión catalana, una señora del público le gritó a Jordi Cañas “hijo de puta” en directo dos veces.
La presentadora pidió “por favor” a la señora que no insultase a Jordi Cañas y que se ahorrase cualquier insulto a cualquier persona invitada a ese plató (el único insultado allí era Cañas, recuérdese).
Hasta donde sé, la señora siguió entre el público el resto del programa.
EL ODIO SE EXTIENDE EN CATALUÑA
A Inés Arrimadas otra señora le dijo lo siguiente a través de su perfil de Facebook: “Sé que me van a llover las críticas de todos lados, sé que lo que voy a decir es machista y todo lo que se quiera, pero escuchando a Arrimadas en el debate de T-5 solo puedo desearle que cuando salga de noche la violen en grupo porque no se merece otra cosa semejante perra asquerosa».
Ha terminado condenada en conformidad a una pena de 4 meses de prisión por un delito contra la integridad moral.
Su condena se ha suspendido a condición de no delinquir en 2 años y de asistir a «un curso sobre igualdad y no discriminación, en particular por motivos de género e ideológicos».
Por cierto, esta misma señora llamó a Miquel Iceta “maricona mala» y a Xavier García Albiol «el aborto del diablo».
Deberíamos preocuparnos por el odio que se está extendiendo en Cataluña contra quienes se oponen a los nacionalistas y, en particular, contra los políticos, los diputados, los concejales, etc.
Al margen de la calificación penal que, en su caso, pueda corresponder a ese incidente concreto sufrido por Girauta y su mujer, tal vez debería aplicarse más a menudo la agravante del artículo 22.4.ª del Código Penal: “Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo, orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o su discapacidad”.
Si hay un delito, debería tenerse en cuenta la motivación ideológica -es decir, política- de estas acciones.
A Girauta, a su mujer, a Cañas, a Arrimadas, a Iceta, a Albiol y a tantos otros los agreden, los insultan, los injurian por motivos políticos.
El mensaje que se transmite al resto de la sociedad es bien claro.
Si lo hacen con ellos, imagínense lo que pueden hacerle al resto de los ciudadanos.
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