El juez Andreu procesa a los tres yihadistas de los atentados de Cataluña
Flores, cartas, muñecos, velas, recuerdos de todo tipo de los barceloneses y foráneos a las víctimas de los atentados del 17 de agosto de 2017. EP.

El juez Andreu procesa a los tres yihadistas de los atentados de Cataluña

Afirma que formaban parte de un "grupo radicalizado cuyo objetivo era llevar a cabo atentados contra sus enemigos, el mundo occidental"
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10/10/2018 12:20
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Actualizado: 10/10/2018 13:39
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El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha procesado a Driss Oukabir, Mohamed Houli y Said Ben Iazza, los tres yihadistas que se encuentran en prisión provisional por los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona), que dejaron 16 muertos y más de 150 heridos.

Oukabir y Houli los ha procesado por los delitos de integración en organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y estragos en grado de tentativa. 

A Iazza le atribuye el delito de colaboración en organización terrorista.

El titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 afirma que los tres formaban parte de un «grupo radicalizado cuyo objetivo era llevar a cabo atentados contra sus enemigos, el mundo occidental».

El juez Andreu no ha procesado a ninguno de ellos por los 16 fallecidos en los atentados, ya que los autores fallecieron en los ataques. Les imputa, en grado de tentativa, los planes de la célula de hacer «uno o varios atentados de grandes dimensiones, mediante el uso de artefactos explosivos, a fin de coadyuvar a la estrategia terrorista de la organización terrorista» Estado Islámico.

Según el magistrado, los tres procesados, junto con los otros siete presuntos terroristas muertos en las localidades de Cambrils, Alcanar y Subirats (Barcelona) constituyeron un grupo terrorista a partir de 2015 bajo la dirección espiritual del imán Abdelbaki Es Satty, que falleció en la explosión de Alcanar.

En el auto describe la evolución del grupo desde 2015 hasta que se produjeron los atentados, y destaca que tres meses antes se convirtieron en un grupo cerrado y empezaron a comprar material para fabricar explosivos. Llegaron a acumular entre 200 y 500 kilos de explosivos, 104 bombonas de butano y 19 artefactos caseros, tipo granadas de mano y una faja bomba.

El juez considera que buscaban «amplificar el efecto del explosivo, pretendiendo incrementar el volumen de metralla como la posibilidad de crear bolas de fuego generadas por las cargas GLP», en referencia a las bombonas de butano.

«Tal cantidad de material para la confección de explosivos y de tal potencia destructiva, de llegar a ser utilizado para atentar en lugares o monumentos con gran afluencia de público, como sería el objetivo de la célula terrorista investigada, hubiera provocado unos daños de enormes dimensiones», advierte el juez.

Ya en 2016, relata el magistrado, durante «un día indeterminado del Ramadán», dos de los terroristas fallecidos dijeron a los demás miembros de la célula que querían «derrumbar con explosivos la Sagrada Familia de Barcelona» y todos los presentes habrían aceptado la propuesta, «impulsada por el extremismo religioso implantado por el imam Es Satty».

Recuerda el vídeo que grabó uno de los procesados, Mohamed Houli, el único superviviente de la explosión de Alcanar, y en el que aparecen varios miembros de la célula fabricando los explosivos y anunciando un próximo atentado. También resalta las numerosas fotografías tomadas «en lugares susceptibles de ser objetivos de atentados, como Port Aventura, la Plaza de Cataluña de Barcelona, la Torre Eiffel, la Torre Agbar de Barcelona, los Santiago Bernabéu y Camp Nou o el Museo Thyssen.

EL RELATO DEL JUEZ DE LOS ATENTADOS

Según el relato que hace el juez Fernando Andreu del día de los atentados, un día después de la explosión en la casa de Alcanar -en la que fallecieron el imán de Ripoll y Youssef Aalla-, uno de los terroristas fallecidos, Younes Abouyaaqoub, arrolló a las 16.50 horas del 17 de agosto a una gran cantidad de transeúntes que paseaban por la zona peatonal de Las Ramblas.

La furgoneta utilizada por el terrorista había sido previamente alquilada por Driss Oukabir. Al entrar en la Rambla, el vehículo circuló a gran velocidad y en zigzag por el paseo central y como consecuencia del atropello murieron 14 y otras 128 resultaron heridas.

Otro ciudadano español fue asesinado aquella misma tarde por Abouyaaqoub cuando, tras bajarse de la furgoneta y sin que nadie reparara en él por el caos que había causado por el atropelló, huyó de la ciudad. Fue abatido por los Mossos d’Esquadra cuatro días después al ser localizado en Subirats.

A la una de la madrugada del 18 de agosto, los otros cinco terroristas huidos del atentado de la Rambla -Mohamed y Omar Hichamy, Moussa Oukabir, Said Aalla y Houssaine Abouyaaqoub- invadieron con un vehículo el paseo marítimo de Cambrils, provocando la muerte de una mujer y heridas a otras 12 personas. Los yihadistas fueron abatidos por los Mossos.

LOS TELÉFONOS MÓVILES HAN SIDO DETERMINANTES PARA VINCULARLES A LOS YIHADISTAS FALLECIDOS 

El pasado verano el juez Andreu levantó parcialmente el secreto de sumario de la investigación de los atentados. Mantiene bajo secreto aquellas relacionadas con entradas y registros, comunicaciones telefónicas, así como las comisiones rogatorias.

Desde que hace un año se inició la instrucción judicial por los ataques, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4 ha estado prorrogando el secreto mes a mes para evitar que si las diligencias se hacían públicas entorpeciesen “gravemente el resultado de la investigación”.

Cabe destacar que los teléfonos móviles utilizados por los tres procesados han sido determinantes para vincularles a los yihadistas fallecidos y a los lugares investigados.

A Driss Oukabir el juez le sitúa en un «eslabón intermedio» dentro de la célula, ya que actuaba «en función de las necesidades del grupo».

En el caso de Said Ben Iazza, Andreu recuerda que los teléfonos le sitúan en la vivienda de Alcanar y por un tiempo suficiente como para no ser ajeno a la actividad de los miembros de la célula, la cual usó precursores adquiridos usando su identidad y transportados en el vehículo prestado por Iazza.

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