¿Quién era Europa y por qué nuestro continente lleva su nombre?
El rapto de Europa, tal como lo vio el pintor Tiziano, propiedad del Museo Isabella Stewart Gardner, del Boston, EE.UU.; a la derecha Zeus, de Esmirna, que figura en el Museo Louvre de París, Francia.

¿Quién era Europa y por qué nuestro continente lleva su nombre?

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04/11/2018 06:15
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Actualizado: 18/8/2023 11:25
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Según la mitología griega, Europa era una bellísima princesa, hija de Agenor y Telefasa, reyes de Tiro, ciudad del Mediterráneo, hoy en el sur del Líbano. Zeus, el dios máximo del Olimpo, se enamoró perdidamente de aquella mortal.

Para evitar que fuera rechazado, haciendo uso de sus poderes, se transformó en un toro blanco con el fin de poder acercarse a ella, como uno más de los animales de Palacio.

Un día, la joven se encontraba paseando a la orilla de mar, en compañía de otras muchachas. Y vio al toro, que le fascinó. Se acercó a él y comenzó a acariciarle los lados.

Zeus dejó que le tocara para que cogiera confianza.

Una vez que Europa se convenció de que el toro era manso y de que no corría ningún peligro, se subió a su lomo.

Éste, inesperadamente para la princesa, corrió hacia el mar y nadando llegó a la isla de Creta.

Una vez allí, el dios padre de todos los dioses griegos, tomó su forma natural, mostrándole quién era. Por supuesto, mantuvieron relaciones sexuales.

Así, Europa le dio a Zeus tres hijos: Radamantis, Sarpedón y Minos. 

También le dio a Europa tres regalos dignos de un dios.

Uno fue Talos, gigante de bronce, que hizo las veces de guardián de la isla, impidiendo entrar en Creta a los extranjeros y salir a sus habitantes sin la autorización de la reina. De acuerdo con la mitología, cuando Talos, que daba tres vueltas cada día a la isla, descubría a algún extranjero tratando de penetrar en la isla, se calentaba hasta llegar al rojo vivo y lo abrazaba hasta calcinarlos.

El segundo regalo fue Laelaps, un perro cazador que cuando atrapaba a sus presas nunca las soltaba.

El tercero fue una jabalina que siempre, siempre, daba en el blanco.

Pasado el tiempo, el rey de Creta, Asterion, se casó con Europa, adoptando a los tres hijos de Zeus como propios.

El poeta romano Publio Ovidio (43 a.C-17 d.C) relata en su conocida obra «Las metamorfosis» el encuentro de Europa y de Zeus en apariencia de toro:

«Y poco a poco, el miedo quitado, ora sus pechos le presta

para que con su virgínea mano lo palpe, ora los cuernos, para que guirnaldas

los impidan nuevas. Se atrevió también la regia virgen,

ignorante de a quién montaba, en la espalda sentarse del toro:

cuando el dios, de la tierra y del seco litoral, insensiblemente,

las falsas plantas de sus pies a lo primero pone en las ondas;

de allí se va más lejos, y por las superficies de mitad del ponto

se lleva su botín. Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado,

vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorso

impuesta está; trémulas ondulan con la brisa sus ropas».

Con esta leyenda se simboliza el pasado de la civilización desde Asia, donde había nacido, a Occidente. La isla de Creta era considerada la antesala de Europa. 

Una de las muchas versiones que corren, cuenta que el rey Agenor, padre de la princesa Europa, al saber lo ocurrido, corrió a la orilla del mar gritando su nombre y mirando hacia Occidente. «Y viendo hacia dónde dirigía su mirada, terminaron llamando Europa a aquella tierra, allende el Mediterráneo».

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