8 años de cárcel y otros 8 de internamiento psiquiátrico para el asesino ‘del perrito caliente’
Imagen del asesino, Adriel Hernández, durante el juicio con jurado popular en la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria. EP.,

8 años de cárcel y otros 8 de internamiento psiquiátrico para el asesino ‘del perrito caliente’

Mató a un cliente que protestó dos días antes por el mal estado de los perritos calientes que le vendió al hijo de su pareja
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06/12/2018 06:15
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Actualizado: 06/12/2018 00:35
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La Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a ocho años de prisión y a otros ocho de internamiento psiquiátrico a Adriel Hernández, de 29 años, vendedor de perritos calientes en un bazar del barrio de Alcaravaneras, en el centro de la capital grancanaria.

El fallo declara probado que el 12 de abril de 2017, «víctima de un trastorno mental que disminuía sus facultades pero no las anulaba», mató de una cuchillada a Aldo Santana, de 33 años, con quien dos días antes había discutido por el supuesto mal estado de unos perritos calientes.

El hijo de la pareja del hoy fallecido, de 11 años, se los había comprado al acusado en el bazar que éste regentaba propiedad de su madre. La tienda estaba debajo de la casa de la víctima.

De acuerdo con el veredicto emitido por el jurado que revisó el caso el pasado 29 de noviembre, la sentencia le condena como autor de un delito de asesinato con la eximente incompleta de anomalía o alternación psíquica, a ocho años de prisión y otros ocho de internamiento en centro penitenciario psiquiátrico como medida de seguridad.

De hecho, los magistrados entienden que la medida de seguridad debe ejecutarse “con prioridad a la pena de prisión”.

La Fiscalía solicitó idénticas penas «al quedar probado que el asesino padece un trastorno neurocognitivo mayor con una discapacidad intelectual moderada».

Además, se le obliga a abonar indemnizaciones por valor de 328.000 euros a los hijos del fallecido, a sus hermanos, a su pareja y al hijo de ésta.

El magistrado presidente del jurado, Secundino Alemán, impone también a Adriel Hernández la prohibición de residir en el mismo municipio que la familia del fallecido durante cinco años.

Enfrentamientos durante días

En la noche del 12 de abril de 2017 Adriel Hernández se dirigió a la víctima cuando éste caminaba por la calle Concepción Arenal de la capital grancanaria en compañía de su pareja y del hijo menor de ésta hacia una comisaría «con el ánimo de interponer una denuncia contra el hoy condenado».

El asesino portaba un cuchillo que le clavó en el lado derecho del abdomen «de manera sorpresiva», para darse a la fuga a continuación.

45 minutos después Aldo Santana murió como consecuencia de la herida.

Horas antes, ese mismo día por la mañana, asesino y víctima se habían visto las caras en el juzgado de Instrucción número 8 situado en la Ciudad de la Justicia en un juicio rápido por delito leve en el que ambos se habían denunciado mutuamente.

Este proceso se refería a una discusión generada dos días antes, el 10 de abril, a raíz de que el hijo de la pareja del hoy fallecido acudiera al bazar del acusado a comprar unos perritos calientes, que al parecer se encontraban en malas condiciones de consumo.

A la salida de los juzgados, Adriel lanza a Aldo una botella de plástico que le golpea en la espalda. El agredido interpuso una nueva denuncia contra el tendero que tuvo que ser ingresado en el Hospital ‘Doctor Negrín’, presa de un ataque nervioso, tras la llamada de su madre a los servicios de emergencia.

Escapó y se personó en la puerta de la casa del hoy fallecido, provocando nuevos enfrentamientos. La pareja de la víctima dio traslado a la Policía de lo ocurrido, que lo localizó y lo volvió a trasladar al citado hospital «debido a su estado de agitación».

A la 20.00 horas de aquel 12 de abril de 2017, Adriel Hernández volvió a salir del ‘Doctor Negrín’ y puso dirección hacia el barrio donde estaba ubicado el bazar para volver a increpar al denunciante. Desde la calle comenzó a gritar y lanzar objetos contra las ventanas, hasta que acudió la Policía.

Aldo Santana, su pareja y el hijo de esta no se encontraban ya allí porque se dirigían a una comisaría a denunciar lo que había sucedido poco antes. Cuando se encontraban en la calle Concepción Arenal, el condenado se les acercó y sacó de una bolsa un cuchillo de 21 centímetros que había comprado esa tarde.

Tras la cuchillada, el autor arrojó el cuchillo a una papelera y se dio a la fuga.

La sentencia de la Audiencia es susceptible de recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

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