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¿Cuáles son los retos de una Notaría en el siglo XXI?
24/3/2019 06:15
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Actualizado: 23/3/2019 20:18
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Si se me hubiese preguntado dos años atrás qué era un reto, le habría respondido sin ningún miramiento “aprobar la oposición a Notarías”.
Sin embargo, retornando al presente, inmersa en el mundo laboral, (sin obviar, y mucho menos, desmerecer, la ardua y espartana encomienda del opositor), les introduciré en uno de los que, bajo mi humilde punto de vista, se trata de los mayores retos del fedatario público en nuestros días, y del profesional en general: el exceso en las fuentes de información.
Si bien podría parecer “a priori” desacertada mi anterior afirmación (y, aún a riesgo de que justificada la misma, se mantenga su incredulidad aún “a posteriori”), le rogaría me permitiese ponerle en situación.
Hemos de recordar que, entre otras funciones del Notariado, se encuentra la del previo asesoramiento.
Sin la misma, si bien se mantienen incólumes el resto de citadas funciones, existe cierta deficiencia y precariedad en el conocimiento exacto de la íntegra voluntad del cliente y futurible otorgante.
Así, no es la primera vez, ni tampoco será la última, en la que la persona que se sienta al otro lado de la mesa y que expone su problemática, exclusivamente, necesita un mero consejo, bien sea jurídico o, incluso, rayano en lo fraternal.
Sin embargo, desde que el acceso al “conocimiento” se obtiene a golpe de ratón, se desdibuja ciertamente esa loable tarea del notario, y se requieren dosis profusas de persuasión al cliente para que destruya sus iniciales esquemas predeterminados por un buscador de internet, haciendo el honroso esfuerzo de confiar en nuestra explicación de la posible opción, o incluso, pluralidad de opciones.
Con todo ello, donde antes se hallaba una mente aperturista a nuestra visión, el avance de las tecnologías, paradójicamente, se ha truncado, en una gran mayoría de casos, en una suerte de pugna entre la barrera de lo que a ellos se les ha “informado” por una vía general (y generalizada) como “la” solución y lo que el profesional reconoce, a través de su óptica formada y acreditada, como “su solución”.
Si algo se puede reconocer del Derecho es que la normativa se ha de armonizar con “el”caso, y así, cada caso tendrá su concreto desenvolvimiento y resolución.
Se podría resumir en una tarea de destrucción de la preconcebida idea para su posterior construcción dentro del verdadero enfoque notarial.
Con todo ello no pretendo manifestar una animadversión por las fuente de información, sino que se recuerde la breve, pero más que importante, premisa “información no equivale a formación”.
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