Los forenses certifican que la pequeña Sara fue golpeada violentamente por todo el cuerpo y sufrió un intento de penetración
La Fiscalía pide prisión permanente revisable para la madre y para su expareja, que no es el padre de la niña.

Los forenses certifican que la pequeña Sara fue golpeada violentamente por todo el cuerpo y sufrió un intento de penetración

Informan que la causa real de la muerte de esta niña de 4 años de Valladolid, en agosto de 2017, fue un traumatismo craneoencefálico
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14/5/2019 15:55
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Actualizado: 16/5/2019 12:05
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Los forenses que practicaron la autopsia a la pequeña Sara, la niña de 4 años fallecida en Valladolid el 3 de agosto de 2017, han certificado que el día anterior ésta fue zarandeada por el cuello, golpeada violentamente por todo el cuerpo y que sufrió un intento claro de penetración.

De su muerte han sido acusados su madre, Davinia M.G., y su compañero sentimental en el momento del suceso, Roberto H.H., que no es el padre biológico de la menor.

La Fiscalía pide prisión permanente revisable para ambos.

El juicio por el asesinato de la pequeña comenzó el pasado 25 de abril en la Audiencia Provincial de Valladolid. El caso lo juzga un jurado popular. 

Hoy se ha celebrado la décima sesión, y el informe forense ha sido practicado a puerta cerrada, dada la crudeza del reportaje fotográfico, aunque los medios de comunicación han contado con señal de audio.

Los forenses han explicado en declaraciones a Europa Press que la causa real de la muerte de Sara fue un traumatismo craneoencefálico, fruto de un mecanismo de zarandeo contra una superficie roma o bien al recibir en la cabeza el golpe de un objeto contundente, lo que provocó un fuerte edema cerebral.

«Presentaba el síndrome del niño apaleado, más un abuso sexual», han coincidido ambos profesionales, en referencia a la infinidad de hematomas, erosiones y equimosis en todo el cuerpo, desde la cabeza hasta las uñas de los pies.

Han descartado que esa muerte fuera fruto del golpe en la sien que, supuestamente, la pequeña se produjo el día 28 de julio en el domicilio.

«Lo tenemos claro, no es posible», han afirmado ambos.

Sobre la infinidad de lesiones encontradas en el cadáver de la niña, han detallado que la pequeña tenía hematomas en la cara, en el cuero cabelludo y equimosis en las extremidades superiores e inferiores, con alguna uña arrancada y otras sangrantes, posiblemente por «pisotones», así como otras indiciarias de un intento de penetración vaginal y anal.

Aunque no se hallaron restos de ADN y semen en los órganos genitales de la pequeña, los forenses achacan tal circunstancia a que el autor de la misma no llegara a eyacular o bien a que dicha agresión la cometiera con el dedo u otro objeto.

«Que no haya semen no significa que no haya habido abuso sexual», han insistido.

Uno de los forenses ha explicado, además, que tuvo ocasión de ver a la niña el día anterior cuando ésta se hallaba ingresada en situación de «muerte encefálica» en la UVI de Pediatría del Clínico Universitario y ya entonces recuerda que, a tenor de la multiplicidad de lesiones que presentaba y lo escandaloso de las mismas, «la gente estaba allí muy asustada».

UN CONTROLADOR Y UNA DEPENDIENTE

En la sesión de hoy también han declarado dos psicólogas, una de ellas por videoconferencia desde Badajoz, que analizaron la personalidad de los dos acusados.

Han dicho que no encontraron a ninguno de ambos psicopatología o enfermedad mental alguna.

Sin embargo, por los rasgos observados en uno y otro han presentado a Roberto H. como una persona dominante, controladora, fría y desconfiada.

También lo han definido como un hombre «irritable», «intransigente» con sentimientos elevados de «grandiosidad y narcisismo», «muy desconfiado», «obsesivo-compulsivo», «dominante» en las relaciones personales», «individualista», «reservado», «poco afable» y muy «impulsivo».

Además, han puesto de manifiesto sus adicciones al alcohol y a la cocaína hasta 2011, fecha en la que, según les indicó el acusado, dejó el consumo tras iniciar un proceso de deshabituación.

En su informe, las psicólogas han recordado también que el acusado llegó a decirles que si volviera a nacer haría «absolutamente lo mismo».

De Davinia M.G. han dicho que es una mujer con un nivel intelectual límite y con una extrema dependencia en las relaciones personales e íntimas.

Respecto a las pruebas realizadas a Davinia M.G., las peritos la han definido como una mujer con un «nivel de inteligencia bajo», una «autoestima también baja», con poca confianza en sí misma, una persona con «dependencia extrema en su relaciones personales e íntimas».

Han recordado que ella misma les confesó su «situación familiar no normalizada», fundamentalmente debido a las agresiones físicas sufridas por ella en su niñez y su madre a manos del padre y un hermano de la acusada.

Esos episodios de malos tratos y los gritos sufridos en el entorno familiar ocasionaron un «trauma» a Davinia, hasta el punto de que «tenía miedo a la voz de los hombres», han explicado las peritos, una de las cuales también ha referido, a modo de anécdota, que cuando la acusada hizo la comunión se confesó por escrito.

UN POLICÍA QUE VISIONÓ MÁS DE SEIS MIL FOTOS DE SARA CONSTATÓ SU ‘EXTREMA TRISTEZA’ UN MES ANTES DE SU MUERTE

El pasado 8 de mayo testificó en el juicio un agente de la Policía Nacional, integrante de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM), que fue uno de los encargados de visionar los teléfonos móviles de Davinia M.G. y Roberto H.H, así como de la hija mayor de la mujer, con motivo de la investigación abierta a raíz de la muerte violenta de la pequeña Sara el 3 de agosto de 2017 en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, un día después de que fuera hallada en el domicilio de su madre tras haber recibido, presuntamente, una brutal paliza y fuera violada vaginal y analmente.

Este agente destacó el contraste de la alegría que presentaba la niña en las más de 6.000 instantáneas extraídas del móvil de su madre y la «extrema tristeza», junto con su «deterioro  físico», observados en las tomadas durante un mes antes de su fallecimiento, casualmente el mismo periodo en el que Roberto H.H. mantuvo una relación de noviazgo con la madre.

Contrastó el abundante material obtenido del móvil de ella con el casi nulo hallado en el terminal telefónico de Roberto H., sobre todo al constatar el borrado de más de 2.000 archivos de un total de 18.000, incluidas fotos y whatsapp, con lo que solo quedaban, por su relevancia, cinco instantáneas de Sara, tres de los moratones que presentaba en la cara el 28 de julio y dos de su desordenada habitación que el acusado envió a Davinia con una serie de comentarios.

El agente también relató que el 2 de agosto de 2017, cuando se desplazó al Clínico Universitario tras ser advertido del ingreso de Sara en muy grave estado, se entrevistó con Davinia M. para interpelarle por las lesiones que presentaba y que ella las atribuyó a un golpe accidental en la sien con una mesita ocurrido el 28 de julio, y aseveró que ya la había llevado a un pediatra.

«Sin embargo, cuando le preguntó si ese médico era hombre o mujer no dijo nada», apuntó el policía.

Además, relató que lo que más sorprendió se produjo poco después, en el momento en que se comunicó a la madre que su hija acababa de fallecer en la habitación del hospital.

«¡Agachó la cabeza, lanzó un ligero sollozo y siguió como si nada!», recordó, y añadió que al poco tiempo ésta «se levantó de la silla y dijo que se iba a casa porque al día siguiente tenía que trabajar, ¡y eso a pesar de que su hija estaba en muerte cerebral!».

LAS CUATRO ACUSACIONES PERSONADAS PIDEN PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE PARA ROBERTO H.H.

La madre de la pequeña, Davinia M.G., y el exnovio de ésta, Roberto H.H., están acusados de seis presuntos delitos de maltrato, uno de maltrato habitual, uno de asesinato con alternativa de homicidio, una violación de persona menor. La madre, además, de abandono de familia.

Hay cuatro acusaciones personadas en la causa: el fiscal, las dos populares -Asociación Clara Campoamor y la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (Adavasymt)-, y la particular –que representa al padre biológico de la pequeña.

Las cuatro acusaciones reclaman prisión permanente revisable para Roberto H.H.

Además, tanto Fiscalía como las dos acusaciones populares interesan la misma medida para la madre de la niña.

Por su parte, la acusación particular ejercida por el padre biológico solicita la libre absolución de Davinia, para quien no hace petición alguna al considerar que ella no estaba al corriente de la situación.

Alega que si se hubiera percatado de lo ocurrido habría reaccionado para evitar lo ocurrido.

La Fiscalía considera a Roberto H.H. autor material de seis presuntos delitos de maltrato con lesiones en el ámbito familiar, un presunto delito de maltrato habitual, otro de violación a una menor de 16 años y asesinato.

A la madre la acusa de los mismos delitos por omisión, así como del de abandono de menores, en calidad de autora material.

El Ministerio Público pide para ambos por el delito de asesinato, prisión permanente revisable, así como por el resto penas que suman para Roberto 24 años de cárcel y 25 para la progenitora de la pequeña, además de 15 años de libertad vigilada una vez salieran de la cárcel.

Adavasymt imputa a los dos encausados un delito de asesinato, seis delitos de lesiones y otro de maltrato, así como un delito continuado de violación en el caso de Roberto H. y de abandono de menores en el caso de Davinia, con lo que, amén de la petición de prisión permanente revisable para ambos, esta acusación popular pide para la mujer un conjunto de penas que suma 13 años de cárcel y para el que fuera su novio, 24.

Por su parte, la Asociación Clara Campoamor, representada por Luis Antonio Calvo, observa en la conducta de los procesados delitos de lesiones, con petición de un año por cada uno, un delito de lesiones merecedor de cinco años, otro de maltrato habitual por el que solicita tres años, uno de violación a menor de 16 años, con petición de 15 años más, y otro de asesinato, por el que reclama prisión permanente revisable, además de otros 15 años de libertad vigilada una vez que recuperen la libertad.

La expareja de la madre de la niña está en prisión provisional desde agosto de 2017.

 

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