La Fiscalía pide 66 años de cárcel para los etarras ‘Kubati’ y ‘Fermín’ por el asesinato de dos guardias civiles en 1986
Sobre estas líneas, una sala de vistas de la Audiencia Nacional. Foto: Confilegal.

La Fiscalía pide 66 años de cárcel para los etarras ‘Kubati’ y ‘Fermín’ por el asesinato de dos guardias civiles en 1986

Instalaron tres artefactos explosivos para causar desperfectos en el cuartel y la muerte de cuantos agentes se acercaran
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25/10/2019 06:52
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Actualizado: 25/10/2019 00:10
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La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha solicitado la condena de 66 años de prisión para los miembros de la banda terrorista ETA José Anotnio López Ruiz, alias ‘Kubati’, y José Miguel Latasa Guetaria, ‘Fermín’.

Se les acusa de participar en el atentado terrorista perpetrado en 1986 en el cuartel de la Guardia Civil de Aretxabaleta (Guipúzcoa), en el que murieron dos agentes.

Según explica el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso a Europa Press, los procesados integraban «junto con otros individuos contra los que no se dirige la acusación», el comando ‘Goiherri-Costa’ de la organización terrorista.

Este colocó en la madrugada del 26 de julio de 1986 varios artefactos explosivos con la intención de «causar la muerte de cuantos agentes de la autoridad» se aproximaran a ellos.

Según detalla el fiscal, uno de los dispositivos –compuesto por dos granadas del tipo Heap-Heat combinadas (anticarro y antipersonal)– se introdujo en una fiambrera de plástico y se instaló en el camino vecinal por el que se accedía al monte Izturrieta, próximo a dichas instalaciones.

Fue apoyado sobre la base del árbol, lo orientaron hacia la fachada posterior del citado cuartel, con un ángulo de tiro aproximado de siete grados.

Se activaba mediante un temporizador compuesto por un reloj mecánico despertador y tenía la intención de «causar desperfectos de gran magnitud» en el acuartelamiento del Instituto Armado, señala el escrito.

El segundo artefacto, consistente en «un dispositivo trampa programado para explosionar 75 minutos después del primero» estaba instalado a unos 30 metros de distancia del anterior y tenía la intención de atentar contra los agentes que fueran a inspeccionar la zona.

El escrito de acusación apunta que éste fue accionado mediante un sistema de retardo de relojería, que «entró en funcionamiento cuando la aguja del reloj contactó con el tope preparado para hacer conexión», es decir sobre las 08.00 horas del 26 de julio.

UN TERCER EXPLOSIVO ENTERRADO

Asimismo, ‘Kubati’ y ‘Fermín’ enterraron un tercer artefacto a tres metros y medio de distancia de donde estaba colocado el primer explosivo, que se activaba por medio de la presión.

Solo éste acabó con la vida de dos guardias civiles cuando el teniente Ignacio Maten Istúriz y el agente Adrián González Revilla pisaron las placas metálicas enterradas mientras examinaban el lugar.

El plan previsto, indica el fiscal en su escrito, era que ‘Kubati’ y ‘Fermín’ esperaban «en el margen izquierda del camino vecinal» que permitía el acceso a cuartel para explosionar las granadas del primer artefacto sobre las 06.40 horas del 26 de julio de 1986.

El acuartalamiento no fue alcanzado «dado el reducido ángulo de tiro» con el se instalaron los tubos de lanzadores de granadas. El segundo de los artefactos tampoco ocasionó lesiones ni muertes porque los agentes de la autoridad no se habían trasladado aún al lugar de los hechos.

Por estos hechos, el Ministerio Público pide en total 66 años de cárcel para los dos miembros de ETA. En concreto, solicita seis años de prisión por el delito de estragos terroristas y 30 años por cada uno de los delitos de asesinato terroristas consumados.

ACTUALMENTE EN LIBERTAD

Ambos terroristas se encuentran en libertad desde 2013. En el caso de José Antonio López Ruiz, condenado a 1.210 años y once meses de prisión por la suma de 21 víctimas mortales, abandonó la prisión en noviembre de ese año tras aplicarle la doctrina Parot.

Entre otros, ‘Kubati’ fue condenado por el asesinato de la disidente etarra María Dolores González, ‘Yoyes’, o el del general de Brigada Rafael Garrido, su mujer y su hijo, además de una mujer que transitaba por la zona y falleció a causa de las heridas producidas por la bomba.

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