Archivado el expediente disciplinario al magistrado del Tribunal Supremo, Javier Borrego
Javier Borrego en la foto tomada el 3 de diciembre pasado, en su toma de posesión como magistrado del Tribunal Supremo. Foto: Poder Judicial.

Archivado el expediente disciplinario al magistrado del Tribunal Supremo, Javier Borrego

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21/11/2019 17:27
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Actualizado: 21/11/2019 17:41
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El promotor de la Acción Disciplinaria (pAD) del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ricardo Conde, ha archivado el expediente disciplinario que fue abierto al magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, Javier Borrego, al constatar que no hubo agresión física de ningún tipo al presidente de la Sala, Luis María Díez-Picazo, y que lo que realmente existió fue un momento de tensión en la conversación que mantuvieron ambos el 2 de abril pasado en el despacho del segundo.

«No resulta jurídicamente procedente la imputación de responsabilidades disciplinarias con base en datos no acreditados debidamente», sentencia el pAD en su acuerdo de archivo.

Ese día tuvieron lugar los hechos que dieron lugar a la apertura de este expediente disciplinario. Fue una conversación de alrededor de 15 minutos que se centró sobre los retrasos en la elaboración de sentencias en los que había incurrido el nuevo magistrado de la Sala, Javier Borrego, que había sido nombrado cinco meses antes.

Borrego venía de ser abogado del Estado Jefe del Tribunal de Cuentas y la adaptación, a la Sección Quinta de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, una de las que tienen un ritmo de trabajo más intenso –es competente sobre asuntos de contratación, urbanismo y agua entre otros, de los más complejos de la Sala– había llevado su tiempo, cosa comprensible. Pero se estaba poniendo al día.

De acuerdo con Díez-Picazo, cuando le comunicó a Borrego que informaría al CGPJ sobre dichos retrasos, éste supuestamente lo «amenazó» y lo «zarandeó».

El presidente de la Sala Tercera llevó la cuestión a la Sala de Gobierno del Supremo –formada por el presidente, vicepresidente, los cinco presidentes de Sala y cinco miembros electos– del pasado 23 de mayo. Allí se acordó remitir toda la documentación al pAD por entender que existía «materia disciplinaria».

Las cosas, una vez pasado el tiempo, interrogados unos y otros, ha quedado aclarada, según el pAD de esta forma: «La entrevista, que duró unos quince minutos, se mantuvo en términos de absoluta corrección».

«Al finalizar, cuando el expedientado se disponía a abandonar el despacho, el Presidente de la Sala le comunicó que iba a dar cuenta por escrito de lo acaecido al Presidente del Tribunal, contestando aquél en unos términos que no han quedado suficientemente acreditados; como consecuencia de ello, el Presidente de la Sala le invitó a salir de la estancia, comenzando a abrir la puerta, pretendiendo entonces el expedientado cerrarla para continuar la conversación. Finalmente, el Presidente abrió por completo saliendo entonces el Excmo. Sr. D. Francisco Javier Borrego Borrego, visiblemente disgustado», prosigue.

LA PUERTA SE ABRIÓ Y SE CERRÓ

Ricardo Conde da por válido que la puerta se abrió y se cerró, pero no hubo ningún ánimo negativo en esa acción por parte de Borrego.

«Que la puerta se abrió y cerró es un extremo que cabe dar por cierto, valoradas en conjunto las testificales practicadas; y si bien el Magistrado pudo intentar apartar a su Presidente, de la testifical de éste se infiere que ello no fue con ánimo de desconsiderarle o de faltarle al respecto, ni de mucho menos agredirle, sino por su afán de cerrar la puerta y proseguir el coloquio, de forma que éste no concluyese de ese modo«, dice Conde en escrito de acuerdo.

«En definitiva: estaríamos en presencia de una acción repentina, precipitada, inadecuada o improcedente por parte del expedientado; pero en la que no se aprecia, con el rigor suficiente como para exigir responsabilidad disciplinaria, una voluntad de menospreciar o desconsiderar a su Presidente, valoradas las circunstancias concurrentes, marco en el que —ha de insistirse— se ha de contextualizar su proceder», añade.

«Ello, unido a la ausencia de signo alguno demostrativo de un ánimo de faltar el respecto —sino más bien de querer continuar privadamente una conversación que se había dado por concluida— a quien, hasta en ese momento y en el ámbito de sus competencias, le había brindado su apoyo, dialogando y promoviendo una sucesiva serie de medidas cuya adopción resultaría inusitada para cualquier otro miembro de la carrera judicial recién ingresado».

RECONOCIMIENTO AL PAPEL DECISIVO DE JOSÉ MANUEL SIEIRA

El promotor de la Acción Disciplinaria incide en su escrito de acuerdo en reconocer el papel jugado por el presidente de la Sección Quinta, José Manuel Sieira, que ha sido fundamental para solucionar el atasco de Borrego y para que la sangre no haya llegado al río.

«Ha de insistirse en que la pronta intervención del Excmo. Sr. Presidente de la Sección 5a de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo en orden a detectar el problema, mantener reuniones con el expedientado, anticipar soluciones e incluso modificar la manera de deliberar, en plena coordinación y con el apoyo del Presidente de la Sala —que participó igualmente en las reuniones y ratificó e impulsó tales medidas— ha dado lugar a que la situación, finalmente, se normalice«, apunta Conde.

«Normalización, tanto en lo relativo a su participación en las deliberaciones —no consta lo contrario—, como en lo que respecta a la resolución de asuntos, que ha de ser valorada a los efectos de enervar el contexto disciplinario que motivó la apertura del presente procedimiento, valorado su conducta desde una perspectiva completa en los pocos meses que el Excmo. Sr. D. Francisco Javier Borrego Borrego lleva incorporado a la Judicatura», señala el pAD.

Y vuelve a repetir: «No ha resultado probado que se produjera ningún tipo de agresión física. Lo anterior queda acreditado con la valoración conjunta de la declaración del expedientado en relación con las testificales del Excmo. Sr. Presidente de la Sala 3a del Tribunal Supremo, de doña Clara Ma B.F de P. y de doña Rosario B.A.».

Javier Borrego fue magistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que tiene su sede en Estrasburgo, representando a España entre 2003 y 2008.

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