La juez del Yak-42 pone a disposición de las familias los restos recibidos de Turquía y finaliza 16 años de investigación

La juez del Yak-42 pone a disposición de las familias los restos recibidos de Turquía y finaliza 16 años de investigación

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20/1/2020 19:08
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Actualizado: 20/1/2020 19:08
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La magistrada del Juzgado Central de Instrucción nº 3 de la Audiencia Nacional, María Tardón, ha puesto a disposición de los familiares de víctimas del Yak-42 los restos que el pasado mes de diciembre fueron entregados por Turquía a las autoridades españolas.

La entrega de dichos restos a los familiares pondrá fin a la investigación, que quedará con esto cerrada más de 16 años después del accidente aéreo que costó la vida a 62 militares españoles cuando volvían de una misión en Afganistán.

Los 23 tarros con muestras biológicas permanecían almacenados en el Instituto Anatómico Forense de Estambul desde el siniestro aéreo y fueron utilizados para labores de identificación tras el siniestro de 2003.

Los restos fueron trasladados a Madrid hace un mes para ser puestos a disposición de la jueza de la Audiencia Nacional. Una vez en España, los expertos del Instituto Toxicológico de Madrid han comprobado que las labores de identificación realizadas en Turquía habían sido correctas y, por tanto, no han sido necesarias nuevas pruebas.

Ahora, la jueza de la Audiencia Nacional se ha puesto en contacto con los abogados de los implicados para que, si así lo desean, recojan y se hagan cargo de los restos de sus familiares.

Algunas familias ya han completado este proceso mientras que otras aún no se han puesto en contacto con el juzgado para recoger las muestras.

Pasado un periodo de tiempo, y según ha informado a los abogados, se ordenará la destrucción de los restos que no hayan sido recogidos por sus familiares.

El hallazgo en un cementerio turco que reactivó la investigación

Este proceso tuvo su inicio en mayo de 2018 cuando el Ministerio de Defensa español informó de que Turquía había comunicado el hallazgo de una extremidad de una posible víctima del Yak que había sido enterrada en el cementerio turco de la ciudad de Macka tan solo dos meses después del accidente al no haber sido identificada.

El Ministerio pidió entonces a la Audiencia Nacional que abriera un proceso de cooperación judicial con Turquía para verificar la existencia de ese resto y tratar de identificarlo.

Este proceso fue el que propició la aparición de los otros 23 frascos con muestras biológicas de víctimas que ahora serán entregados a sus familiares. Algunos familiares habían puesto además sus expectativas en los restos del fémur encontrado, que sin embargo no ha sido recuperable para su identificación.

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