Susana Gisbert, fiscal: «No todos los hombres son maltratadores pero todas las mujeres podemos ser víctimas de maltrato»
La fiscal Susana Gisbert con su nueva novela 'No me obligues'

Susana Gisbert, fiscal: «No todos los hombres son maltratadores pero todas las mujeres podemos ser víctimas de maltrato»

Acaba de publicar su nueva novela 'No me obligues', una historia sobre la violencia de género contada desde el punto de vista del maltratador
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07/3/2020 01:30
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Actualizado: 07/3/2020 01:45
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Susana Gisbert, fiscal delegada de delitos de odio en la Fiscalía Provincial de Valencia, acaba de publicar su segunda novela ‘No me obligues’, con la editorial Talón de Aquiles.

Narra una historia de violencia de género desde el punto de vista del maltratador.

Confiesa que fue un «reto» planteado por su editor después de presentar su anterior novela, ‘Descontando hasta cinco’, una historia contada por la víctima.

«Me costó un poco ponerme en su piel, pero creo que al final lo asumí y me sentía cómoda con el personaje», confiesa.

La que fuera fiscal de la Sección de Violencia sobre la Mujer y portavoz de la Fiscalía de Valencia, ha publicado varios libros de relatos y una novela juvenil.

Es, además, una reconocida «influencer» en redes sociales. En su cuenta de ‘Twitter’ @gisb_sus tiene 20.000 seguidores  y cultiva de forma regular su blog ‘Con mi toga y mis tacones‘.

Lo que dice, tiene su importancia. No pasa desapercibido ni cae en saco roto.

El protagonista de esta última novela se llama Víctor. Participa en un programa de reeducación para maltratadores y, como muchos de sus compañeros, pero «no tiene interiorizado el concepto de maltrato ni la reprochabilidad del mismo».

Esto es «muy cómun» porque «muchos tienen asumido que esos comportamientos son normales, que los insultos son normales o que las humillaciones son normales, piensan que el maltrato solo es un ojo morado o un asesinato», explica.

En este sentido, Susana cree que «hay todo un ideario construido alrededor de la violencia de género» que, al fin y al cabo, subraya, busca «justificar al maltratador».

Esto «es más fácil que hacer un examen de conciencia y pensar que puedo haber cometido un hecho delictivo«.

Algo parecido, apunta, sucede en el entorno del maltratador. «Es más fácil para una madre, por ejemplo, pensar que su hijo ha sido víctima de una denuncia falsa, que pensar que su hijo es un maltratador».

En una nota al inicio del libro, Gisbert recuerda que tanto la Fiscalía General del Estado como el Consejo General del Poder Judicial recogen en sus estadísticas que las denuncias falsas en el ámbito de la violencia de género no superan el 0,01%.

«Muchas menos, por cierto, que lo que ocurre respecto a otros delitos como los robos, en los cuales no se cuestiona nada», apunta.

Susana Gisbert durante la presentación del libro.

Por ello, insiste en que hay que «desmontar con argumentos» todas las «leyendas» que hay en torno a la violencia de género.

«Es fundamental», recalca, porque «no es un problema de las víctimas ni de determinado perfil de personas».

Gisbert remarca que no hay perfiles de maltratadores ni de víctimas.

«Es una de las ideas que pretendía transmitir con la novela. Conseguir diferentes perfiles, también con diferentes maneras de reaccionar, con diferentes posibilidades», indica.

Todo ello, continua, con el objetivo de «que la gente no pensara que el maltratador es un demonio con cuernos, que lo va a reconocer enseguida, que a veces es una persona encantadora que tenemos al lado y no nos damos cuenta».

«No todos los hombres son maltratadores, por supuesto que no. Además, son muchos menos los que son maltratadores que el resto, pero todas las mujeres podemos ser víctimas de maltrato», defiende.

Tras sus años de experiencia en los juzgados de violencia sobre la mujer, explica que algo que diferencia la violencia de género de otros tipos de violencia es que en la mujer «hay una especie de asunción de que ella tiene la culpa, porque algo habrá hecho mal o trata de minimizarlo».

«La identificación con el agresor o la anulación de la voluntad es algo característico de la violencia de género que lo diferencia de otras violencias domésticas».

Pese a que, como recuerda en el prólogo la periodista del diario Valencia Plaza, Loreto Ochando, la violencia de género ha causado ya más muertes que el terrorismo de ETA, la autora cree que «todavía no hay el mismo nivel de rechazo que tuvo en su día el terrorismo».

Es más, añade, «hay determinados sectores que están incluso negando la existencia de violencia de género». Algo que considera un «problema» porque «había una unanimidad en la lucha contra la violencia de género, que se reflejó en la aprobación por unanimidad de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, y ahora no existe o, al menos, en el parlamento».

Anteproyecto de ley de libertad sexual

Sobre el anteproyecto de ley de libertad sexual, aprobado esta semana por el Consejo de Ministros, que, entre otras medidas, lleva el «solo sí es sí» al Código Penal, Susana cree que es positivo porque «por fin» se «intenta acoplar la legislación española a lo que ya dice el Convenio de Estambul«, el convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica.

Así y todo, se muestra prudente porque, como recuerda, el anteproyecto todavía tiene una trayectoria legislativa, en la que el proyecto puede sufrir modificaciones.

En este sentido, reconoce que «hay cosas que se echan de menos«.

En el caso de los delitos sexuales, cuestiona que «la denuncia sigue siendo un requisito de procedibilidad».

«A mí que una mujer sea violada y que sea ella quien deba decidir si denuncia o no y si no denuncia que esa persona se vaya a la calle y pueda violar a otra mujer… es una cosa que todavía me causa mucho estupor», afirma.

Esto, continua, «es propio de otra época cuando los delitos contra la libertad sexual se entendían como una cosa privada, se hablaba de delitos contra la honestidad y parece que hay una parte de ahí que no hemos superado».

Sin embargo, «estoy segura de que con el tiempo, ese melón, como otros, se irá abriendo».

Gisbert dedica su novela a todas las víctimas de la violencia de género.

Más de 1.000 en España desde 2003.

Por ellas, y por muchas de las cosas que cuenta en el libro, acudirá este domingo a la manifestación por el Día de la Mujer.

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