Red de Abogados y Abogadas reclama que se equipare a los mutualistas con los autónomos en las ayudas
José Muelas, uno de los líderes de Red de Abogados y Abogadas, autor de las declaraciones de este artículo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Red de Abogados y Abogadas reclama que se equipare a los mutualistas con los autónomos en las ayudas

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03/4/2020 02:00
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Actualizado: 03/4/2020 09:09
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La verdad es que la batalla a la que se van a enfrentar las 1.000 huestes de Red de Abogados y Abogadas, y los 10.000 simpatizantes con los que cuentan por todo el país, tiene mucho de épico. Porque se juegan el futuro de la abogacía de a pie, según José Muelas, uno de sus principales líderes y exdecano del Colegio de Abogados de Cartagena.

«Vamos a estar dos meses sin cobrar y dos meses pagando los gastos, ¿cómo se espera que vivamos?», se pregunta en voz alta. 

La gesta hacia la que se encaminan se asemeja a la del ejército unido de la Khaleesi, la madre de dragones, y de Jon Stark, frente al Rey de la Noche y sus huestes de caminantes blancos –zombies, para que nos entendamos– en la batalla de Invernalia, de la conocida serie de Juego de Tronos.

El Rey de la Noche y el ejército de caminantes blancos es el olvido en el que, desde el punto de vista de Muelas, han caído no solo los abogados sino también los procuradores y muchos profesionales, por el Real Decreto-ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19.

«Los artículos 17.1 y 2 de ese Real Decreto-ley dice que se darán ayudas a los autónomos pero no mencionan a los mutualistas. Hay que equiparar a los autónomos con los mutualistas. La mayor parte de los abogados y de los procuradores somos mutualistas. La Ley reconoce a estas mutualidades como mutualidades de previsión social alternativas al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos o RETA», explica Muelas.

«El Estado nos obliga, a los abogados y a los procuradores, a elegir entre la Mutualidad o el RETA. Y cuando llega el momento de ayudar, solo ayuda al RETA y no a los mutualistas. Esto manda a la ruina a la gran mayoría de abogados y procuradores, que son mutualistas. Pero no solo nos afecta a nosotros. Afecta también a aparejadores técnicos, a arquitectos… En España hay en torno a medio millón de mutualistas«, añade.

La Red de Abogados y Abogadas, nacida el pasado 30 de noviembre en Córdoba, de las semillas y las experiencias dejadas por la Brigada Tuitera, va a librar esta batalla en cuatro frentes: el legislativo, el colegial, el mutualista y la acción internacional. Desde las redes sociales en acciones que combinarán con políticas de «lobby» clásico. 

Hasta ahora ya han lanzado dos cargas en redes, que han conseguido ser número dos del «trending topic» bajo hastags como #abogacíaabandonada.

La frialdad del olvido del gobierno mostrada hacia los mutualistas tiene la misma temperatura corporal que la del Rey de la Noche. 

«Pero la cosa ya se está moviendo», afirma con confianza Muelas, que no cuenta ningún dragón para apoyarle desde el cielo, pero que dispone de la adhesión y determinación de unas «tropas» convencidas en la justicia de su demanda.

«Durante nuestra guerra por acabar con las tasas no tuvimos procuradores. Ahora contamos con 300», señala.

El pasado 1 de abril, la senadora del Grupo Popular María Teresa Ruiz-Sillero, presentó una moción ante la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones solicitando que se extiendan las medidas de protección a los profesionales mutualistas.

Y que se inste a las Mutualidades a que se posibilite la suspensión de las aportaciones a los mutualistas que hayan cesado en la actividad o hayan visto reducida su actividad económica durante los meses que dure el estado de alarma.

Y no solo con el PP. Otras formaciones políticas también están acogiendo las propuestas de las huestes que lidera Muelas.

Muelas en una foto tomada el pasado 30 de noviembre, día en que se fundó Red de Abogados y Abogadas, en Córdoba. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

LOS COLEGIOS DE ABOGADOS HAN PERDIDO EL NORTE DE SU FUNCIÓN

Sobre la conducta de los colegios de abogados, Muelas es particularmente crítico. 

«Los colegios se crearon como sistemas de auxilio, de ayuda recíproca. Eso ha fallado por completo. Existe un enfado grande y generalizado con la conducta de los colegios. Porque el dinero que tienen ahorrado los colegios es de los colegiados. Los colegios no son entidades bancarias, que acumulen dinero. Los colegios tendrían que haber hecho ERTE. Si están cerrados y con muchísimo menos trabajo y servicios a sus colegiados, ¿entonces?», se pregunta.

«El dinero que hubieran ahorrado en esos ERTE es dinero que podrían haber destinado a sus colegiados. ¿Por qué mantener a toda la plantilla cuando teóricamente ya no estás atendiendo a ningún abogado y solo funcionas con servicios mínimos? No es de recibo que solo 20 de los 83 colegios existentes hayan acordado algún tipo de ayuda a sus colegiados. ¡Un 24 por ciento de los 83! Han perdido el norte de su función. Tenían que haber suspendido el pago de cuotas colegiales, de la misma forma que el Gobierno ha suspendido el pago de las cuotas de autónomos, sin duda alguna», señala Muelas.

UNA REFUNDACIÓN DEL CGAE Y DE LOS COLEGIOS 

El «mariscal» Muelas, como lo llamaban algunos compañeros de la Brigada Tuitera, es también muy crítico con el Consejo General de la Abogacía Española.

«Cuando alguien dirige algo tiene que saber de qué lado está. Es absolutamente sencillo. O se está con unos o se está con otros. Lo que no se puede estar, como ocurre con la Abogacía Española, con que si hay un concurso de relatos, que si van a dejar a CGAE que forme parte de la Comisión que va a poner en marcha de nuevo la Justicia. Tenemos que plantearnos una refundación de todo esto. Tanto del CGAE como de los colegios. Hay que tratar de entender por qué ha fallado todo«, asevera.

La asociación Red de Abogados y Abogadas, en esta ocasión, y a diferencia del pasado, con la Brigada Tuitera, va a tener una dimensión internacional, tanto iberoamericana como europea.

«Aquí nos jugamos mucho. Nos jugamos, nada más y nada menos, que nuestra existencia. Y solo contemplamos un desenlace. Porque no puede haber otro», concluye.

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