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Transparencia y buena gobernanza: ¿Mienten los gobiernos con las cifras de afectados por el coronavirus?

Transparencia y buena gobernanza: ¿Mienten los gobiernos con las cifras de afectados por el coronavirus?
La Covidvisualizer.com es una aplicación que permite consultar, en tiempo real, el avance de la pandemia en tiempo real en todos los países del mundo, de acuerdo con los datos que facilitan los diferentes gobierno. Sobre lo que trata, precisamente, esta columna de Manuel Palomares.
13/4/2020 06:30
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Actualizado: 13/4/2020 14:00
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Estas semanas estamos siendo ojipláticos destinatarios de los datos oficiales que nos ofrecen los distintos Estados de la Comunidad Internacional, pero ¿coinciden con la realidad?, ¿mienten los gobiernos?, ¿publican todo lo que tienen?

La transparencia es información, primera necesidad de la población confinada.

Verdaderamente, ahora, no podemos saber si China o Rusia mienten por orgullo nacional (curioso que países comunistas infectados como Cuba o China envíen médicos a Europa cuando no tienen sanitarios ni para sus propias capitales), pero sí podemos asegurar que la falta de test rápidos hace que no se pueda averiguar el número fidedigno de infectados por el SARS-COV-2, ni siquiera en un país desarrollado como España (25º en Índice de Desarrollo Humano y 16º mundial en PIB).

El principal organismo asesor de la OMS, el «Imperial College» de Londres, estima que en España puede haber hasta 18,5 millones de contagiados y nuestras cifras dicen que son exactamente 158.273.

Lo cierto es que son verídicos los nuestros en atención a los testados, pero también los del «Imperial College» en base a la matemática de afectación, es decir, en atención a la metodología de recolección de datos.

En los países europeos hay una tremenda heterogeneidad en la forma de recabar y contabilizar los datos de recuperados, infectados y fallecidos que por suerte son datos tan elevados como sinceros en base a lo que arroja su método.

Así, nadie se cree que a 12 de abril solo haya 7.257 infectados en Ecuador con la crisis funeraria que sufren en Guayaquil, ni los 1.545 en Marruecos, ni los 9 fallecidos en Venezuela en comparación con los 152.271 infectados italianos, los 522.286 estadounidenses o los 13.832 fallecidos en Francia.

Miguel Barbosa, millonario gobernador de Puebla (México), dice que “los pobres somos inmunes”, y lo triste es que en cierto sentido llevaba razón, según los datos parecen inmunes, otra cosa es la realidad.

Esa es la importancia de los datos y de la sensación de seguridad comunitaria.

Y es que aquí no hay un método común que dificulta la comparativa, y por tanto la percepción.

Unos Estados como Francia solo cuentan los fallecidos en hospital, otros todos los que habían sido previamente diagnosticados y que han usado otras distintas normas de recuento.

Las cifras marcan una diferencia, y es que los países desarrollados y comprometidos con los Derechos Humanos poseen mayor estructura estadística y en transparencia.

Tirando de esa heterogeneidad, encontramos que Alemania tiene menos mortalidad por coronavirus porque es la que más test ha hecho y se les dispara la cifra de infectados descubiertos y se distancia de la de fallecidos, en España es más alta porque se hacen menos y en Sudamérica casi no se hacen, y si allí no se sabe ni quien a fallecido por Coronavirus, menos se les puede exigir que realicen test masivamente.

Dicho de otra manera, la transparencia cuesta dinero y la inversión en transparencia la hace solo el Buen Gobierno.

Aprendamos de esto, como dice Ferrajoli y hagamos argamasa de gobierno global tras esto. Transparencia es certidumbre, es imagen de fortaleza y la reputación internacional es la mejor inversión a futuro.

Aquí, entramos en el concepto de buena gobernanza y es donde los gobiernos previsores toman la delantera o donde al menos pueden dar la batalla en el mercado internacional de suministros sanitarios.

España, aunque de forma lenta, ha podido proveerse de mascarillas, test y respiradores, en parte gracias al Estado Autonómico y al solidario tejido empresarial.

EL PORTAL DE TRANSPARENCIA NO PUBLICA NADA DE LA PANDEMIA DESDE EL 26 DE MARZO

Lo que no se entiende es que el Portal de Transparencia, aunque joven aún, no publique nada sobre la pandemia desde el 26/03/2020, y lo hizo para publicar las medidas del Real Decreto, ó sea, nada que no diga el BOE.

Y no es por falta de materia prima, porqué sí que se solicita por parte del Gobierno a las Comunidades Autónomas datos de disponibilidad diaria de camas, de las UCI, datos desglosados por centro hospitalario, de pruebas PCR realizadas o de personal que tiene cada centro hospitalario si luego no se publican en el Portal de Transparencia en una pestaña temporal que se denomine “Coronavirus”, por ejemplo.

Hay excepciones sobre lo anterior dado que algunas Comunidades Autónomas como la catalana o en la vasca publican por ejemplo los tests, pero el Gobierno de la Nación no.

Si nos referimos a otro dato primordial, como es el laboral, tenemos que el número de ERTES y trabajadores afectados solo los publica Castilla y León (PP).

Afortunadamente, la transparencia privada siempre da la talla: la prensa.

La inmensa totalidad de datos que llegan al ciudadano español viene de radio, viene de TV y viene de prensa digital.

Y todo a pesar del inicial filtrado de preguntas en las ruedas de prensa de Moncloa, a pesar de las censuras de columnistas como Ussía y a pesar de los bulos que «infoxifican» vía redes sociales.

Después de la pandemia en España habrá mucha tela que cortar: datos que reporteros no han podido cubrir como número de ancianos que hayan fallecido en sus casas en soledad como consecuencia del coronavirus, o datos ocultos porque el Gobierno se escude en el artículo 105 b) de la Constitución: “El acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, salvo en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de los delitos y la intimidad de las personas”.

Termino con el último grito en transparencia, el ¿por qué no se dice nada sobre la necesidad de mascarillas?

Siempre digo que la mejor transparencia es responder cuando se te pregunta.

Claro que son necesarias, debía decirse y no ocultarse paternalistamente temiendo reacciones.

Debe reconocerse ya que son necesarias, pero no obligatorias, porque un Estado de Derecho no puede exigir conductas imposibles.

En este caso por la falta de previsión del Gobierno no puede exigirse un deber que no puede ser cumplido por ausencia de oferta de mascarillas para que el pueblo acceda.

Esos datos de desabastecimiento de mascarillas existen.

Y es que sería una quimera que el Gobierno nos obligase a tener mascarillas de la misma manera que no podría obligarnos a bucear por Real Decreto, si previamente no nos ha enseñado a nadar.

 

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