La Generalitat excluye culturalmente al 55 % de los catalanes, cuya lengua materna es el español, dice SCC
Fernando Sánchez Costa, presidente de Societat Civil Catalana, flanqueado por Elena Díaz Almeda y por Francisco López, durante la presentación del Primer Informe de Convivencia Lingüística. Foto: SCC.

La Generalitat excluye culturalmente al 55 % de los catalanes, cuya lengua materna es el español, dice SCC

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15/8/2020 06:41
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Actualizado: 17/8/2020 08:38
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Hasta ahora podía ser una intuición. Ahora es ya una realidad demostrada. El Primer Informe de Convivencia Lingüística que ha llevado a cabo Societat Civil Catalana muestra con detalle el extrañamiento y la exclusión habitual que sufre el español en las políticas culturales y lingüísticas en Cataluña.

Así, sólo un 5% de las iniciativas de promoción lingüística de la Generalitat tenían base bilingüe.

Por el contrario, todas las impulsadas por las Administraciones del Estado en Cataluña se realizaron en los dos idiomas españoles, el castellano y el catalán.

El informe de SCC lo dice con toda claridad: “existe una desigualdad de trato por parte de las administraciones públicas catalanas a los ciudadanos en función de su lengua”.

Dicho de otro modo, la administración autonómica catalana discrimina a los ciudadanos hispanohablantes. El 55% de catalanes, que tienen el español como lengua materna, viven un proceso de exclusión cultural o aculturación injustificado.

Del estudio emerge un dato significativo. Entre los los organismos públicos catalanes, hay 9 veces más iniciativas de promoción lingüístico-cultural «per cápita» para catalanohablantes que para hispanohablantes.

LOS HISPANOHABLANTES EXCLUIDOS DE AYUDAS Y SUBVENCIONES

Durante los últimos tres meses, los hispanohablantes han quedado totalmente excluidos de las ayudas y subvenciones a la cultura, y no se ofertó ningún recurso cultural o lingüístico en español. Se genera así una clara asimetría, pues los proyectos culturales del Ministerio sí abarcan todas las lenguas del Estado.

Estas conclusiones se desprenden del primer Informe sobre Convivencia Lingüística en Cataluña, dirigido por la historiadora y antropóloga cultural Ángela Herrero, con la colaboración de Elena Díaz Almeda, Francisco López y otros investigadores.

El trabajo es la primera iniciativa del Observatorio de Convivencia Lingüística, que SCC puso en marcha a principios de 2020 como una “herramienta para registrar las políticas e iniciativas lingüísticas tanto públicas como privadas, y analizar sus efectos en la igualdad, la libertad y la convivencia, así como para consignar las quejas y conflictos, que por razón de lengua ocurran en Cataluña”.

El informe ha cuidado particularmente el rigor metodológico y la minuciosidad en la búsqueda de informaciones. De hecho, recoge tanto las quejas que se han producido entre catalanohablantes como las reclamaciones de personas castellanohablantes, independientemente de su ideología o de la naturaleza de la demanda.

El Primer Informe de Convivencia Lingüística ha procurado recoger todas las quejas y conflictos que la problemática lingüística ha generado durante los meses del confinamiento, desde ciudadanos que pedían información médica en español hasta otros ciudadanos que lamentaban que la Guardia Civil no les atendiera en catalán, pasando por las demandas de plataformas lingüísticas de distinto signo.

ANALIZADAS 65 SITUACIONES CONFLICTIVAS

Es llamativo que la mayoría de quejas y reclamaciones se han realizado –en sentidos opuestos– sobre las administraciones públicas.

Como destaca Herrero, “son las administraciones públicas las que causan mayoritariamente las quejas, es así por lo menos para un 68 % de las quejas hispanohablantes y un 78 % de los catalanohablantes”.

Más que de un conflicto social se trata, pues, de una problemática institucional, en tanto que las instituciones y su expresión lingüística no se adapta a la realidad social.

Entre los hispanohablantes las quejas mayoritarias se refieren a la falta de bilingüismo, mientras las demandas entre catalanohablantes proceden de la no utilización de la lengua propia.

Entre los hispanohablantes la mayoría de peticiones proceden de ciudadanos de a pie, mientras que entre los catalanohablantes predominan las reivindicaciones de entidades lingüísticas y de representantes políticos.

ASIMETRÍA EN LAS POLÍTICAS LINGÜÍSTICAS EN CATALUÑA

Otra de las conclusiones del informe es la clara asimetría que existe en las políticas lingüísticas en Cataluña.

El apartado 3.1 (Iniciativas lingüísticas y culturales) retrata la exclusión del español en las iniciativas culturales de la Generalitat.

Sólo ha sido posible identificar un concurso bilingüe de la Generalitat estos últimos meses (de los FGC), que contrasta con los 68 proyectos de fomento del catalán que se aprobaron durante 2019 y con la frenética actividad de diversos entes de la Generalitat para impulsar la lengua propia durante el tiempo del confinamiento.

El Informe describe detalladamente estas iniciativas desarrolladas por la Conselleria de Cultura, la Institució de les Lletres Catalanes, la Direcció General de Política Lingüística, la Oficina de Garanties Lingüístiques, el Consorci per a la Normalització Lingüística, etc.

Si bien en el ámbito municipal tienen algo más de juego las dos lenguas habituales de los catalanes, la descompensación y el extrañamiento del español sigue siendo muy notable en el ámbito municipal y en las iniciativas de las diputaciones.

Frente a los siete concursos municipales donde se admitían textos en los dos idiomas, se han encontrado 26 concursos monolingües donde se excluía la lengua materna de la mitad de los catalanes.

El informe describe también las actividades de diversas entidades dedicadas a promocionar las lenguas en Cataluña.

En su conjunto, el 69% de los premios literarios en Cataluña se ofrecen exclusivamente a quien presenta sus textos en catalán.

Por todo ello Societat Civil Catalana reclama la inmediata normalización del español en la vida institucional y en el espacio público catalán.

Tras la “normalización lingüística” que se llevó a cabo al recuperar la democracia y el autogobierno, ha llegado la hora de una “segunda ola normalizadora” que haga normal en las instituciones lo que es normal y valioso para la inmensa mayoría de catalanes, sus dos lenguas propias. Esta segunda normalización linguística es una premisa esencial para que Cataluña recupere la armonía cívica y política y pueda mirar al futuro sin exclusiones.

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